En muchas ocasiones, durante nuestro crecimiento y, en general, en la sociedad, recibimos mensajes que nos imponen la competencia cotidiana para ser “más que los demás”, casi se nos obliga a tener que demostrar más poder, más inteligencia y más dinero que lo otros. Se nos hace creer que es necesario aparentar estar más contentos y más exitosos que nuestros semejantes. Y lo peor, esta competencia a veces se fomenta en el mismo hogar haciendo comparaciones entre los hermanos.
Y todo esto bajo la trampa de pensar que siendo “superiores” logremos ser más valorados, reconocidos, aceptados y amados. Y es una trampa, pues al final, el resultado de la competencia solo traerá resentimientos, venganzas, enemigos, desconfianzas y soledad. Muchos se dan cuenta tarde, que, en medio de todo el orgullo, la soberbia y la ambición, perdieron su vida, su salud, su juventud y hasta los seres queridos en una carrera absurda sin una verdadera recompensa al final.
Con lo anterior no se quiere afirmar que dejemos de superarnos, o que renunciemos a alcanzar altas metas o que aceptemos la mediocridad en la existencia, sino que, para triunfar y lograr una plenitud de vida, estamos invitados a asumir el verdadero reto, que es buscar cada día el ser una mejor versión de nosotros mismos. Toda esa energía desperdiciada afuera ahora podría ser utilizada en crecer internamente para dar frutos de bienestar, prosperidad y amor que se expresen en el exterior en abundancia y que sirva de ayuda e inspiración a quienes nos rodean.
La clave es que esa versión sea auténtica. Cada uno de nosotros es original e irrepetible y por eso, cada versión es única y no se compara con las demás vidas. Cada ser humano tiene su propio camino a la felicidad, tiene un ideal que lo hace verse completo, tiene una manifestación de su propia condición divina que lo hace sentirse en gozo. Por eso lo primero es preguntarse si donde estamos, con quien estamos o haciendo lo que hacemos, nos está llevando a alcanzar el sueño ideal que tenemos de nosotros mismos.
A continuación, dejo algunas recomendaciones bibliográficas que pueden ser de gran ayuda en el propósito de seguir avanzando en el trabajo de desarrollo personal:
-Rompe las barreras del no. Chris Voss
-Conversaciones cruciales. Joseph Grenny
-Dinero domina el juego. Tony Robbins.
-La magia del orden. Marie Kondo.
-Hábitos atómicos. Massimo Pigliucci
-Tu ciclo vital. Suhas G. Kshirsagar.
-El club de la cinco de la mañana. Robin Sharma.
-Titanes. Jim Ferriss
-La quietud es la clave. Ryan Holiday
-El efecto compuesto. Darren Hardy.
-El poder de los hábitos. Charles Duhigg.
-No digas si cuando quieras decir no. Herbert Fensterheim
-Tus zonas erróneas. Wayne Dyer
-Los siete hábitos de la gente altamente efectiva. Stephen Covey
Y claro está, entre las recomendaciones se encuentran anteriores entradas de este blog de diálogos espirituales.
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Fabián A. Salazar Guerrero PhD. Doctor en Teología. Asesor en Belleza Espiritual.
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