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Si usted sueña con ir a Orlando a ver ballenas o quiere nadar con delfines y tomarse fotos con ellos, déjeme decirle que hay formas mejores de tener contacto con estos animales (y que son más baratas).

En el año 2014 viví uno de mis mejores viajes por Colombia: fui a Bahía Solano a ver ballenas jorobadas. Estuve cinco días alojada en el hotel Playa de Oro Lodge, con quienes tuve la gran fortuna de ver a más de 50 ballenas, varias de ellas con sus ballenatos.

Fotografiarlas, sentir las gotitas de agua que expulsaban aquellas que respiraban más cerca de la lancha, ver cómo le enseñaban a nadar a sus crías y aprender más sobre sus comportamientos, fueron algunas de las cosas que más me gustaron de esta experiencia.

 

Foto: Diana Traveler

Foto: Diana Traveler

 

Un par de años después de mi viaje a Bahía Solano tuve la oportunidad de ver Blackfish, el documental sobre la vida de Tilikum (la legendaria ballena orca del parque acuático Sea World), en el que se narra todos los vejámenes por los que tuvo que pasar este animal y se protesta contra las infames prácticas de este y otros acuarios. Si no lo ha visto, búsquelo en Netflix, porque le aseguro que jamás volverá a ver a estas atracciones con los mismos ojos.

Mientras veía a Tilikum no podía evitar pensar que nosotros, como colombianos, tenemos durante cuatro meses cada año la oportunidad de ver ballenas jorobadas en su hábitat natural y somos tan ignorantes que preferimos ir a Orlando, Cancún o Curazao para ver cómo un montón de animales en cautiverio hacen piruetas antinaturales. ¿No cree que es un comportamiento salvaje de nuestra parte?

 

Imagen: Documental Blackfish. Director: Gabriela Cowperthwaite. Productora: CNN Films. Distribución: Magnolia Pictures. Estudio: CNN Films/ Manny O. Productions

Imagen: Documental Blackfish. Director: Gabriela Cowperthwaite. Productora: CNN Films. Distribución: Magnolia Pictures. Estudio: CNN Films/ Manny O. Productions

 

Mire, a las ballenas orcas que usted ve “saludando”, al igual que a los delfines de los que se cuelgan los turistas para ser arrastrados por las aguas, las maltratan a diario para conseguir estos comportamientos. Además, muchas de las especies que se encuentran en estos acuarios son migratorias, razón por la cual el encierro les genera comportamientos de ansiedad, depresión y estrés.

Los animales que usted ve en Sea World y otros parques acuáticos deben realizar diferentes espectáculos a cambio de alimento, duermen en jaulas minúsculas y son forzados a participar en inseminaciones artificiales para engendrar crías que son destinadas al mismo ciclo de vida por sus captores.

Quizás usted sepa que Tilikum estuvo involucrado en la muerte de tres personas y que durante su cautiverio de 30 años presentaba otros comportamientos ajenos a su especie (como permanecer quieto durante 14 horas seguidas), lo que muchos biólogos marinos explicaron era una respuesta a los diferentes traumas que enfrentó desde que fue separado de su manada y capturado a los dos años de edad.

Mi invitación no es a que se prive de la oportunidad de ver a esos maravillosos animales, sino a que sea un turista responsable y busque los escenarios idóneos para verlos en libertad. Y si quiere ver piruetas, tranquilo, que normalmente ellas también hacen saltos espectaculares para aparearse o enseñarles a sus crías a nadar.

Recuerde que de julio a octubre llegarán las ballenas yubartas al Pacífico colombiano y que en Bahía Solano, Nuquí, Ladrilleros y Gorgona hay decenas de emprendedores esperándolo para darle la experiencia de su vida. Además no tiene que gastar en dólares, ni sacar visas, sólo tomar un avión a una de estas poblaciones, subirse a una lancha para realizar el avistamiento de ballenas y regresar en la noche a su hotel a dormir, mientras ellas tranquilamente siguen con su migración.

 

Foto: Diana Traveler

Foto: Diana Traveler

 

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