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Monumento a Cristóbal Colón, Bogotá, Cundinamarca, Colombia. Foto: Museo de Bogotá.

 

El 12 de octubre se celebra el Día de la Raza o Día de la Hispanidad con el fin de conmemorar el descubrimiento de América por parte del navegante Cristóbal Colón.

Dicha festividad fue acordada en el año 1913 por la Unión Iberoamericana y celebrada por primera vez en 1914. Esta fecha busca estrechar los lazos entre toda la comunidad hispana del mundo con el fin de fortalecer su unión cultural.

Y es que, en mayoría, los hispanoamericanos llevamos sangre española en nuestras venas y debemos reconocerlo y sentirnos orgullosos de ello. Por supuesto, en mayor o en menor medida, nuestra población también tiene sangre indígena y africana e, incluso, árabe y de otras partes de Europa y del resto del mundo. Sin embargo, claramente, existe un patrón español predominante en nuestras características el cual debe servir para unirnos y no para separarnos. Si se analiza bien, el llevar la misma sangre nos hace hermanos y nos convierte en un solo pueblo, un pueblo que debe aceptarse, valorarse y unirse para ser mucho más fuerte ante el mundo.

Esto no quiere decir que el vínculo sanguíneo sea el único factor determinante para identificarnos como hispanos. Tan hermanos somos de los españoles, de los indígenas y de los africanos que convivieron inicialmente en el nuevo continente, como de los árabes, los orientales y los europeos de otras latitudes que se integraron después. Asimismo, debemos valorar el amplio proceso de mestizaje que se ha generado a lo largo de estos siglos, algo que nos debe enorgullecer a todos los habitantes de estas tierras. Lo importante aquí es entender que independientemente de nuestra procedencia, los hispanoamericanos compartimos un mismo idioma, una misma cultura y una misma historia.

Obviamente debemos tener conciencia de que hubo un proceso de colonización y que en aquella época, se cometieron muchas injusticias contra la población originaria. Sin embargo, también debemos tener en cuenta que Cristóbal Colón llegó al nuevo continente en el año 1492, es decir, hace más de cinco siglos. Asimismo, que el proceso de independencia de nuestros países se efectuó hace más de doscientos años. O sea, todos estos hechos ocurrieron hace bastante tiempo. Por otro lado, no debemos ignorar que más que colonias, Hispanoamérica hizo parte de España al constituir virreinatos y que junto a Guinea Ecuatorial y Filipinas, conformamos el imperio más poderoso que ha existido sobre la faz de la tierra.

Aunque, innegablemente, la antigua monarquía cometió muchos errores propios de aquella época, no se puede desconocer que España aportó un importante desarrollo el cual heredamos hasta el día de hoy. Desde el idioma, la religión y las costumbres culturales; hasta importantes obras arquitectónicas, colegios, universidades, hospitales, bibliotecas, teatros, museos, bancos y observatorios astronómicos. El conjunto de países que hicieron parte del Imperio Español, cuentan con un importante legado el cual están obligados a preservar.

Tampoco se puede desconocer los procesos de independencia. En su tiempo, fue algo necesario para elevar la dignidad de nuestros pueblos, incluyendo la de los españoles peninsulares que vivían en lo que hoy conocemos como Hispanoamérica. Lo anterior, puesto que todos éramos considerados españoles y hacíamos parte del mismo imperio. Asimismo, las emancipaciones fueron inevitables frente a los acontecimientos de aquel entonces donde Estados Unidos se independizó de Inglaterra, Haití de Francia, Brasil de Portugal y donde Europa estaba sitiada por Napoleón Bonaparte. Hecho que fue aprovechado por los territorios americanos que pertenecían a España para emanciparse y dar lugar a nuevos Estados.

Menos aún podemos ignorar la injerencia que tuvo Inglaterra en la fragmentación del Imperio Español. Recordemos que desde tiempos inmemoriales, los ingleses fueron enemigos de los españoles y mantuvieron una guerra constante con la Madre Patria. En ese sentido, el apoyo que la corona inglesa le ofreció a las campañas libertadoras no fue gratis ya que, desde el principio, se pretendió que las riquezas que se pagaban mediante impuestos a la corona española, ahora los recibiera la corona inglesa a modo de empréstitos. Algo que efectivamente ocurrió y que ocasionó que países como Colombia, se endeudaran desde entonces hasta el día de hoy.

Prácticamente, lo ocurrido en la época de las independencias fue la verdadera Primera Guerra Mundial. Lo anterior puesto que, Europa estaba enfrentada internamente y a su vez, entró en batalla con América. No sólo fue España contra sus virreinatos sino también Inglaterra contra sus colonias. Asimismo, Francia contra Haití y Portugal contra Brasil. También se podría decir que se trató de una guerra civil al tener en cuenta que el Imperio Español, se fragmentó como consecuencia de un conflicto interno en el cual, su territorio se dividió en varios países.

Por lo anterior, no es correcto juzgar a los españoles por los acontecimientos de hace doscientos años ni por los de hace cinco siglos. Mucho menos, cuando descendemos directamente de España. Lo que sucedió en aquella época, corresponde únicamente a aquella época y no a la actual. No podemos convertir cada 12 de octubre en una serie de reclamos y resentimientos anacrónicos hacia nuestros hermanos españoles, mucho menos si contienen tintes de xenofobia. Como bien lo dijo un famoso escritor hispanoamericano: “No hay manera más baja de amar a la patria que odiando a las patrias de los otros hombres”. 

Algunas personas pretenden que en vez de celebrar el Día de la Raza o Día de la Hispanidad, celebremos el Día de la Resistencia Indígena. Sin embargo, eso equivale a cambiar una fecha de unión entre pueblos hermanos por una de confrontación. Además, ya existe una fecha conocida como el Día Internacional de los Pueblos Indígenas la cual se celebra cada 09 de agosto. Y como se explicó anteriormente, la población de lo que hoy conocemos como Hispanoamérica no solo está conformada por indígenas, también por personas llegadas de todos los rincones de la tierra, mayoritariamente de España. Una población que, además, ha pasado por un largo proceso de mestizaje. Por tanto, dicha pretensión es excluyente con la población no indígena y totalmente descalificativa hacia nuestro legado español.

Tampoco debemos estar de acuerdo en que se derriben las estatuas de Cristóbal Colón ni las de los españoles que fundaron ciudades a lo largo y ancho del continente americano. No se puede cambiar la historia ni la realidad de esa manera. Este tipo de acciones solo atentan contra el patrimonio cultural de nuestros pueblos. Si se siguen avalando dichos actos, tendremos que cambiar hasta el nombre de nuestros países, por ejemplo, el de Colombia al denominarse “la tierra de Colón”. Asimismo, este tipo de actos irracionales desconocen la historia de la emancipación hispanoamericana, ya que, el propio Simón Bolívar se casó con una mujer española en la ciudad de Madrid-España. ¿Cómo se puede odiar a lo que tanto se ama? La respuesta es que la emancipación fue de la monarquía de aquella época, más no del hermano pueblo español.

Muchas personas parecen estar ancladas en el pasado bajo preceptos vengativos y complejos de inferioridad hacia todo lo que provenga de España. Sin embargo, odiar a los españoles por el sólo hecho de serlo, es un acto de chovinismo que todos debemos rechazar. Además, es desconocer nuestro propio origen y odiarnos a nosotros mismos ya que no podemos ignorar que por nuestras venas corre sangre española, que nuestro idioma es el español y que nuestras características culturales son españolas. Lo admitamos o no, España que sería Hispano-europa, los países hispanos de América que serían Hispano-américa, Guinea Ecuatorial que sería Hispano-áfrica y Filipinas que sería Hispano-asia,  conforman en su conjunto una gran una gran civilización.

No se puede juzgar a los españoles por lo que hicieron sus antepasados en el año 1492 porque, finalmente, sus antepasados también son nuestros antepasados. Además, porque no existe el delito de sangre. Tampoco podemos culpar a los españoles de todo lo malo que sucede en Hispanoamérica, debemos responsabilizarnos de nuestros propios actos y del destino que nos hemos forjado. Si tenemos algo de sensatez, reconoceremos que desde hace dos siglos, la monarquía española no gobierna a nuestros pueblos y que el verdadero imperio dominante es la unión de ex colonias inglesas que se ubica en el norte de América. Dicho imperio junto a las élites corruptas de la región, son los verdaderos culpables de nuestras penurias.

Es falso y una total estupidez eso de que Hispanoamérica sería mejor si a estas tierras no hubieran llegado los españoles sino ciudadanos de otras partes de Europa. ¿Acaso los ingleses fueron unos angelitos, o los portugueses, o los franceses, o los holandeses en la colonización que efectuaron durante la misma época en las demás partes de América y de África? Para responder a este interrogante, hay que recordar que Inglaterra acabó sin piedad con toda la población indígena de América del Norte, también que Portugal hizo una colonización similar a la que efectuó España en lo que hoy es Brasil, que Francia explotó a Haití de la manera más cruel y que Holanda hizo lo mismo en las islas caribeñas que hoy posee.

De hecho, si a lo que hoy conocemos como Hispanoamérica, América Hispana o América Española no hubieran llegado los españoles, simplemente no existiríamos porque los hispanoamericanos somos sus descendientes directos. Obviamente se debe reiterar que existió un proceso de mestizaje no homogéneo en toda nuestra población. Asimismo, tampoco podemos ignorar que a partir del año 1492, el mestizaje también se presentó en España con las personas que han migrado desde Hispanoamérica e Hispanoáfrica. Una razón más para entender que somos un solo pueblo.

Muchas personas tienen un sesgo en su interpretación de la historia como efecto de la leyenda negra que crearon las potencias enemigas del antiguo Imperio Español y del patrioterismo barato que crearon las élites corruptas a partir de las emancipaciones. En realidad, el actuar de España no fue diferente al de otras naciones europeas que colonizaron las demás partes de América. No obstante, es de resaltar que hoy Inglaterra mantiene muy buenas relaciones con sus hermanos estadounidenses, canadienses y beliceños. Portugal con sus hermanos brasileros. Francia con sus hermanos haitianos, franco-canadienses y franco-guyaneses. Holanda con sus hermanos de las Antillas Menores, de Surinam y de la antigua Guayana Neerlandesa. Y por supuesto, España o Hispano-europa con sus hermanos hispano-americanos, hispano-africanos e hispano-asiáticos.

Debemos tener presente que entre los pueblos hispanos del mundo existen unos lazos culturales, religiosos, históricos y económicos inquebrantables que se deben preservar y potencializar por el bien de la civilización que conformamos. No se debe desconocer que España es la puerta de entrada de Hispanoamérica a Europa y viceversa. Igualmente, no debemos ignorar que Hispanoamérica representa para España un inmenso mercado y una riqueza incalculable. La una no podrá prescindir de la otra, ni Hispanoamérica sería lo que es sin España, ni España sería lo que es sin Hispanoamérica. Asimismo, debemos tener presente a nuestros hermanos de Guinea Ecuatorial, el único país hispano de África con el cual debemos integrarnos.

Los hispanos somos hermanos, lo seremos siempre y eso es lo que hay que entender. En vez de vivir en el pasado, aprendamos a vivir en el presente y a valorar más nuestra herencia y diversidad. Es hora de sentirnos orgullosos de nuestra hispanidad ya que, finalmente, es lo que somos, es lo que nos une y lo que nos identificará por siempre ante el mundo.

¡Feliz Día de la Hispanidad!

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