Mientras en los sectores de izquierda se habla de imprimir papel moneda para financiar el gasto público y buscar el pleno empleo, es decir, volver al Banco de la República la chequera del ejecutivo -un verdadero absurdo-, los gremios pusieron sus cartas sobre la mesa presentando al Gobierno su agenda para la reactivación económica. Por supuesto, con el anuncio de la reforma fiscal por parte del Ministro de Hacienda, Alberto Carrasquilla, y además con la negociación del salario mínimo ya era hora de que el empresariado agrupado apareciera con una idea concreta de cómo recuperar la economía.
La agenda gremial fue presentada por Sandra Forero, la presidenta del Consejo Gremial Nacional. El documento contiene 140 propuestas que buscan primordialmente la reactivación económica a través de la generación de empleo y de la formalización, y establece la meta de que, a 2022, el PIB debe haber crecido 2 puntos porcentuales. Además, lo más llamativo de la propuesta es que contiene 378 proyectos articulados con el Plan Nacional de Desarrollo y el Plan de reactivación económica del Gobierno Nacional. Igualmente, busca priorizar proyectos de infraestructura primaria, secundaria y terciaria -la última es muy importante para la competitividad del sector agro-, de construcción de vivienda y proyectos minero energéticos.
Es loable que los gremios -como cualquier grupo de interés- hayan agilizado la presentación de esta propuesta para demostrarle al Gobierno que no solo están interesados en los subsidios y la protección a la industria nacional -posición bastante cuestionable desde lo económico- sino también en la reconstrucción del país con base a las metas trazadas. Sin embargo, si bien existen en Colombia canales de articulación privada entre ambos actores, hay pocos mecanismos, metodologías u órganos que permitan engranar la ejecución de proyectos públicos y privados y además, le permitan al privado ejercer un rol como proveedor de bienes públicos que no necesariamente el Estado ha logrado de manera eficiente.
Con lo anterior, quiero reiterar que el Estado tiene la obligación fundamental de proveer servicios públicos imprescindibles como la seguridad, la justicia y para el caso de Colombia, la prestación del servicio a la salud que, en parte, es de los mejores del mundo gracias a la intervención estatal en ámbitos como la regulación de precios de medicamentos. Sin embargo, en materia de infraestructura, agricultura y demás no se le ha permitido al sector privado participar de manera decisiva en las decisiones y en la ejecución de política pública.
Una de las iniciativas más sugestivas fue la gestada en el gobierno de Juan Manuel Santos que se articuló con la controversial Reforma Tributaria del 2016 y se reforzó con la Ley de Financiamiento de Iván Duque. Obras por impuestos es un programa que le permite participar al sector privado en la ejecución de obras públicas y que, para la reactivación económica, será fundamental su promoción. Asimismo, será importante que el programa Vacunas por Impuestos, discutido en el Congreso, sea aprobado y regulado para que así el privado juegue un rol eficiente en la distribución de la vacuna.
Con estos programas del Gobierno Nacional y con la inclusión de la agenda del Consejo Gremial en documentos como el Plan Nacional de Desarrollo, el sector privado jugará un rol más activo y, en algunos años, podrá abrirse la discusión sobre de qué manera se obtienen mejores resultados en distintos ámbitos de ejecución de política pública. Si realmente los impuestos son el mejor mecanismo de redistribución o no, se redefinirá el rol del sector privado en lo público y posiblemente se logre una agenda más inclusiva con todos los sectores. Sin embargo, todo deberá ser monitoreado necesariamente por el Estado y deberán existir mecanismos de evaluación de todos los proyectos para concretar si verdaderamente se cumplieron los objetivos.
Como siempre, todo dependerá si el Gobierno Nacional permite y refuerza estos programas para el sector privado y asimismo trabaja de la mano con los 29 gremios del Consejo Gremial que representan el grueso del empresariado del país.
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