A una semana de su estreno, la nueva película de Disney, Encanto, reventó las taquillas a nivel nacional y para sorpresa de todos sus críticos, -qué pereza- también a nivel internacional. A consideración personal, la película es absolutamente espectacular. Retrata distintas regiones y sin duda da un mensaje muy contundente: Colombia es la expresión de mil colores. Muchos critican la historia que enmarca, pero pocos dimensionan el impacto positivo que tiene el cine como parte del soft power o en español, poder blando y su efecto en la economía.
El cine es uno de los instrumentos de apropiación y distribución cultural más exitosos. Todos nos hemos sentido atraídos por países típicos del cine como Italia, Francia, Estados Unidos e Inglaterra, que han logrado posicionar sus culturas a nivel mundial. Sin embargo, más allá de eso, el cine es una expresión cultural que en últimas se traduce en lo que los internacionalistas llaman soft power -en español- poder blando. Joseph Nye, ex subsecretario de Defensa para Asuntos de Seguridad Internacional de Estados Unidos creó el concepto al referirse a casos en dónde medios alternativos a la fuerza, como la cultura, el modelo social y valores políticos tienen la capacidad de modificar el comportamiento de individuos.
Así como ocurrió con películas como Coco en México y Río en Brasil, para Colombia Encanto tendrá un efecto similar, que en últimas terminará dinamizando economías regionales y promoviendo el turismo y la inversión. La fiebre de Coco dio pie a una ruta turística y disparó las ventas de guitarras en el pueblo mexicano de Paracho (Michoacán) que había sido olvidado a pesar de su importante tradición artesanal. Igualmente, para el caso de Brasil, la agencia de promoción de inversión Apex Brasil, aprovechó para montar una campaña alrededor del valor turístico que ofrece su ciudad más emblemática, Rio de Janeiro.
Para el caso de Colombia, si se capitaliza esta oportunidad que nos ha puesto en bandeja Disney con la película, podría ocurrir lo mismo y las autoridades públicas ya están al tanto. El departamento del Quindío está preparando de la mano de ProColombia una estrategia de promoción turística basada en Encanto. En el marco de la Corporación Quindío Convention Bureau se anunció el programa “Quindío con Encanto”.
Igualmente, ProColombia no se queda atrás y está al frente del cañón para aprovechar el boom de la película. De la mano de distintas entidades territoriales y compañías del eje cafetero, están diseñando paquetes turísticos que muestren las referencias culturales y naturales que muestra la película. Sin embargo, la estrategia deberá estar basada en mucho más que la oferta de valor turístico -que incluso antes de la película ya es evidente-. Se deberá elaborar una estrategia para la atracción de inversión mostrando las industrias robustas que tiene el país y su capacidad de ofrecer servicios de alto valor.
Así muchos escépticos y pseudointelectuales estén enfocados en resaltar cosas negativas de Encanto, ésta representa una oportunidad imperdible para abrirnos verdaderamente al mundo pero también de apropiarnos de lo nuestro y sentirlo en la piel. Ojalá sean más los que quieren usar alpargatas, tocar acordeón y comer arepa con queso para dinamizar las economías internas a raíz de lo propio. Indudablemente, el tiempo demostrará el efecto del poder blando.
Imposible dudar del «encanto» de nuestra Colombia, sin embargo, imposible no reconocer los motivos para el «Desencanto», el primero, la requete-evidente injusticia social, que en la película tocan sutilmente, pocos ricos muy ricos y muchos pobres muy pobres. Como hacer para que el grupo de los «pocos» no se apropie de los que puede servir para los «muchos.,
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Muy buena oportunidad para mostrar nuestro Pais.Felicitaciones. Gracias.
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