Recientemente, tuve la oportunidad de leer un artículo del Foro Económico Mundial (FEM) en el que se asegura que, gracias a la tecnología, hoy existe una gran oportunidad para que las empresas “liberen” a sus empleados y les permitan ser más creativos, innovadores y soñadores, porque esta les posibilita contar con más tiempo que antes dedicaban a labores que ahora pueden desempeñar las máquinas.
Me gustó porque es una forma diferente y positiva de interpretar el avance de la tecnología, como la oportunidad de abrir múltiples opciones para trabajar de la mano con ella en lugar de verla como un competidor.
Aunque estudios recientes indican que 85 millones de puestos de trabajo se pueden acabar para 2025 desplazados por las máquinas y que otros 97 millones de nuevas oportunidades también se podrían generar, hay que preocuparse menos por las cifras y por la posibilidad de ser desplazados por las innovaciones tecnológicas, para enfocarse más en las oportunidades que estas traen tanto a las personas como a las empresas, al poder dedicar más tiempo al pensamiento y la imaginación con un impacto positivo en diferentes aspectos de la vida personal y empresarial.
La mente humana no puede ser remplazada por las máquinas. Necesitamos trabajar de la mano con la tecnología para dejarle hacer parte de nuestro trabajo de manera que dispongamos de más momentos, por breves que sean, para “desocupar nuestra mente” y permitirle que pueda “llenarse” de nuevas ideas para desarrollar. En ese sentido, Franz Kafka, el filósofo austriaco, decía que “…solo hay que aprender a estar en silencio, quieto y solitario y el mundo se te ofrecerá libremente para ser descubierto”.
Al interior de las compañías tendremos que lograr transformaciones que permitan no solo “liberar” a los colaboradores, si no también motivarles para imaginar, soñar e inspirarse. Hay que incluir en los procesos empresariales maneras ágiles para aprovechar la tecnología e impulsar su uso a partir de una política educativa integral, en los aspectos como cultura, gestión de cambio, estilos de pensamiento, trabajo en equipo con máquinas y la subjetividad, que van a ser modificados por la incorporación de los avances a la vida cotidiana y que generarán giros no predecibles aún, pero sin perder de vista las opciones paralelas que surgen para los colaboradores.
En este propósito es necesaria también la participación del sector educativo para la preparación de las nuevas generaciones y la actualización de los actuales profesionales, de manera que junto al empresariado, cada uno desde su rol, contribuyamos en la construcción de un país más competitivo y con mayores oportunidades para todos dejando de lado lo tradicional y empezando a valorar las nuevas metodologías de aprendizaje, dándole sentido al conocimiento y a la experiencia.
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