Tengo 25 años, inicié mi vida sexual a los 13, desde entonces no he podido parar. Mi primera vez fue con Andrés Rosas. Él tenía 3 años más que yo, fue en una habitación pequeña, me acuerdo que luego de desvestirlo, tomé su cinturón con el que no solo lo amarré a la cama. Andrés era un poco mojigato no le gustaba experimentar, por eso la relación no duró mucho, pero luego de haberlo probado y disfrutado, ya no quería dejar de hacerlo.
Conocí a Samuel, era un vecinito mío su casa quedaba en mi misma cuadra. De él me enamoré y comencé a ver el sexo como un acto de amor en el cual los dos cuerpos se unen para formar uno solo. Sin embargo la relación duró más de lo que yo esperaba y con el tiempo se me tornó aburrida. Fue la primera vez que supe lo rico de ser infiel. Me escapaba en las noches con mis amigas a discotecas donde las cédulas falsas, el maquillaje y los tacones no eran necesarios. Por supuesto que Samuelito no se aguantó un novia desenfrenada y libre así que me dejó; no sé por qué pero siento que fue lo peor que pudo hacerme, fue como si despertara al león hambriento que había en mi.
Para entonces ya me había hecho fiel amiga a las pastillas con forma de heisenberg, a el techno, al drum and bass, a comerme a los próximos Samuelitos y a los próximos Andresitos (les digo así porque nunca supe como se llamaban) en una noche, sin necesidad de mediar palabra. Solo necesitaba bailar un rato con ellos, seguir la melodía que baja y sube como el cuerpo, para luego encerrarlos en el baño de una discoteca o en el carro o quizá en en alguna cama cercana.
¿Alguna vez han ido a las fiestas que organizan en el desierto? No vayan, son un pedacito del infierno aquí en la tierra (risas) . Son tres días de fiesta oscura así se este de día. Ahí conocí a Pipe y a Camila, estos dos no solo tienen un ser divino. Yo estaba bailando en medio del tumulto, había fumado weed hasta más no poder, y el tin, tin, tin, tin, tin, tun, tun, tun, tun, tun, tun de la canción que había colocado el dj me hacía sentir que flotaba en medio de la gente. Pipe se me acercó a pedirme un poco de agua, al verlo era imposible negarsela, era rubio, de labios carnosos y crespos hechos, como de jugador de argentina. Él me presentó a cami eran «amigos» de infancia. Ella sacó un paquetico con un polvo morado, le decía tussy de 2cb. Yo ya lo había escuchado, en las fiestas decían que lo hacía a uno ver demonios. Ese día lo probé a él y a ellos. La música iba y venía y sus cuerpos se llenaban de color y de escarcha, parecían ángeles que bajaban del cielo a mostrarme lo que de verdad era sentirse vivo. Camilita sabía a vino y Pipe era el queso que se disfrutaba en las reuniones y yo jugaba el papel de comensal ambos eran lo que había buscado por tanto tiempo. Corrimos a una carpa donde hicimos el amor hasta que el cuerpo nos obligó a detenernos. Era mi primera vez de nuevo, puedo decirles que fui del infierno al cielo, fue como si en medio del orgasmo mi alma se saliera y ella al percatarse del inmenso placer que había en la carpa entrase en un éxtasis interminable.
Nos volvimos a encontrar en la ciudad. Íbamos a fiestas organizadas especialmente para hacer orgías. Pero para serles sincera lo que sentí en esa carpa no volvió a suceder. Ya no bastaban los amarres o la infinidad de juguetes que se venden dizque para estimularnos. Volví a las fiestas diarias buscando a algún Samuelito que me quisiera ya que en el sexo no me encontraba. Pero entre más buscaba más me perdía. Es como un agujero negro saben? A veces sientes que no puedes salir de él, quizá solo con la muerte.
Camilita me llamó, estaba hecha trizas. Me dijo que algún tarado la había infectado y que se estaba muriendo a pedacitos. Que ya no podía salir los viernes, ni los sábados, ni los domingos. Y que mucho menos podía estar con Pipe. Que le dolía todo el cuerpo, que por las noches se despertaba con escalofríos y ataques de ansiedad, su luz se estaba apagando. No saben como me dolió el corazón. Ella era como un alma gemela. Al igual que yo se comía 4 o 6 Andresitos al día. Pensé en dejarlo todo pero ya estaba en el punto del no retorno. Por eso estoy aquí, no me quiero morir a pedazos como mi amiga Camilita…
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