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10365984_10152452502781675_2700019967608349020_n (1)A sus 82 años, tras las complicaciones propias de la neumonía, falleció don Rubén Aguirre Fuentes, mejor conocido como el ‘Profesor Jirafales’ en la popular serie mexicana ‘El chavo del 8’. Latinoamérica una vez más llora la muerte de uno de sus comediantes más recordados.

Un 15 de junio, por allá en 1934, Saltillo vería llegar al mundo a Rubén Aguirre Fuentes, quien en el futuro estudiaría Ingeniería Agrónoma en Ciudad Juárez. Su cercanía al campo la supo materializar en un fanatismo por los animales, sobre todo por los toros, los cuales se convirtieron en su pasión. Era tanto su conocimiento en la materia que una emisora local le pidió que hiciera crónicas taurinas. Lo que no esperaban era encontrar a un hombre de casi dos metros de estatura, con voz gruesa y profunda, algo que complementaría su reputación de grandeza.

Grandeza, pero jamás orgullo. Don Rubén tiene el mérito de haber sido el primer locutor mexicano que transmitió, vía satélite, una corrida de toros desde la monumental plaza de las Ventas en Madrid, pero pocos conocen dicho dato. Y fue por su voz, por su porte, que el productor cubano radicado en México, Sergio Peña, le ayudó a trasladarse a Ciudad de México, donde en el Canal 8, protagonizaría ‘El club de Shory’, en alusión al apodo con que lo bautizó la esposa de Sergio, la actriz Kippy Casado. Allí, trabajó con dos jóvenes actores: Carlos Villagrán, un muchacho que sabía inflar los cachetes para recrear a un muñeco llamado ‘Pirolo’, y la joven que prestó su voz para doblar a la hija de ‘Los Monster’, María Antonieta de las Nieves.

Y fue por Sergio Peña que don Rubén conoció a un escritor que había trabajado con Viruta y Capulina, y ahora tenía una serie corta donde requería a un actor alto que contrastara con él, de 1,60 cm de estatura: Roberto Gómez Bolaños, mejor conocido como ‘Chespirito’. Ambos trabajaron en “El ciudadano Gómez”, “Chespirotadas” y el programa que les empezó a cambiar la vida a ambos: “Los supergenios de la mesa cuadrada”, por allá en 1968.

Este ‘show’ es el que se lleva el mérito, porque fue allí donde don Rubén recibió de parte de ‘Chespirito’ el personaje con que el mundo entero lo recordaría: el ‘profesor Inocencio Jirafales’ (sí, ese es su nombre completo). Rubén le dio vida trayendo recuerdos de su infancia, de cuando estudiaba en la escuela secundaria Venustiano Carranza, en Torreón. Allí aprendió del maestro Wenceslao Rodríguez, a quien llamaban Chelayo, recordado en la escuela porque cuando se ponía de mal genio, gritaba ¡TA-TA-TA-TA-TA-TA! De alguna manera, el naciente ‘Inocencio Jirafales’, con apellido de gigante creado por el mismo ‘Chespirito’, es un homenaje al maestro de don Rubén.

Aguirre integró el elenco cómico más importante de la historia de la televisión latinoamericana, donde le dio vida a ‘Lucas Tañeda’, al ‘Sargento Refugio’, al ‘Chori’ y a múltiples personajes secundarios, pero ninguno como el ‘Maistro Longaniza’, el mismo que visitaba la vecindad como buscando boda con Doña Florinda, que trataba de enseñarle a unos torpes niños a llevar el compás musical, y que retomaba sus clases con aquella recordada frase: “Decía yo que la aritmética…”

Don Rubén, quien como muchos del elenco terminó su carrera presentándose en su propio circo, se retiró de los escenarios en el 2012, año en el cual Televisa realizó el homenaje ‘América celebra a Chespirito’, donde se le vio por última vez junto al libretista, quien murió en 2014. Pero la relación siguió tanto con Édgar Vivar como con Florinda Meza, de hecho ella lo visitó en marzo de 2016 en Puerto Vallarta, la ciudad donde también falleció, y con una serenata de mariachis, ambos interpretaron la canción que sus personajes cantaban: ‘Somos cursis’.

Sobre las polémicas del programa, Aguirre siempre estuvo del lado de ‘Chespirito’, afirmando que el éxito del programa nunca fue ningún personaje, sino el libreto escrito por Roberto Gómez Bolaños, el cual pretendía darle comicidad a todos los personajes sin excepciones. Contó que aunque hubo pleitos, como pasa hasta en las mejores familias, siempre la reconciliación visitaba aquellos foros 2 y 5, donde trabajaron por más de 20 años.

Y eran tantas las historias detrás de los programas de ‘Chespirito’ que don Rubén se inspiró a escribirlas. Por eso publicó su libro de memorias ‘Después de usted’, en el cual calificó de “canallada” el hecho de que Villagrán y De las Nieves hayan registrado los nombres de ‘Quico’ y ‘la Chilindrina’ como propios. La publicación le costó la amistad de María Antonieta, con quien las cosas no terminaron muy bien que digamos.

Don Rubén publicó su libro donde, sin querer queriendo, se fue despidiendo de a pocos de los miles de fanáticos en todo el mundo, buscando ser recordado como ese elegante maestro de sombrero, corbata y tabaco, el mismo que se gastó jardines completos de flores en una mujer que, aunque lo amaba, solo le ofreció tacitas de café. Sí, el ‘profesor Jirafales’ fue el maestro de la ‘friendzone’. Hoy lo recordamos como el mismo lo pidió: “Yo espero que el día que me muera me recuerden como una persona amable, una persona buena…”.

LUIS CARLOS ÁVILA
Bloguero de EL TIEMPO
@benditoavila

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