Con preocupación algunos sectores políticos del país han reaccionado frente a lo que han tildado como la amenaza rusa. Analistas insisten en que Colombia se encuentra en el centro de un juego geopolítico en el que grandes potencias tienen intereses vitales. La semana anterior el partido conservador, expresó su inquietud al tenor de estas palabras en las que manifestaba : «su profunda preocupación por la actitud del Gobierno soviético (sic) de violar el espacio aéreo colombiano» (El Colombiano, noviembre 16 de 2013 Congreso insiste en fuerte respuesta a Rusia).
Pues bien, la declaración del conservatismo lo dice todo. Aún subsisten sectores de la política nacional que olvidan que la Unión Soviética desapareció y con ello su proyecto de expansión del llamado socialismo real. Se desconoce que Rusia aunque tiene intereses en América Latina, no le interesa exportar su modelo político. En la época soviética, sucedía por el carácter universal que se le atribuía al comunismo, pero en la actualidad, nada de eso tiene vigencia. Las declaraciones de Vladimir Ruban y Keksey Osyannika desataron una serie de imprecisiones por parte de los medios, que desnudan torpezas inexcusables para referirse a la política exterior y a la política global. La Revista Semana aseguró : «Buques de guerra rusos apoyaría a Nicaragua», en Caracol.com aparecía el titular «Buques de guerra rusos apoyarán a Nicaragua si hay conflicto con Colombia», y El Espectador anunció, «Rusia anuncia apoyo bélico a Nicaragua en caso de un enfrentamiento con Colombia». Y María Isabel Rueda en El Tiempo sugirió «¿Que un barco de guerra ruso esté navegando en el Caribe para evitar que le lleguen drogas a los EE. UU. no es tan exótico como que un barco brasileño navegara en aguas del mar de la China para evitar que le llegue contrabando a Rusia?».
Se trata de medios y de analistas de la mayor credibilidad nacional, y que a pesar de ello, no se preocuparon por analizar la noticias más allá de la coyuntura. ¿Sabrán el Partido Conservador, estos medios y María Isabel Rueda que Rusia gana muy poco (por no decir nada) interviniendo en América Latina? Ni siquiera anunció apoyo bélico a Siria mientras estuvo a punto de ser intervenida por Estados Unidos, aún cuando se trata de una amistad cultivada desde la década de los setenta. Estas desafortunadas declaraciones y análisis ligeros y anacrónicos omiten principios elementales del funcionamiento del sistema internacional. De haber una nueva Guerra Fría o juego geopolítico entre las grandes potencias, esto no sucedería en América Latina. Es de recordar, que la tan anunciada guerra del agua en este continente aún está lejos de tener lugar. En cambio, en regiones como el Medio Oriente, Asia Central, el Subcontinente Indio o el Noreste Asiático sí se centran los intereses vitales de las grandes potencias.
Claro está, no se trata de afirmar que América Latina está condenada a la intrascendencia, sino de simplemente observar el devenir mundial en su justa proporción. Causa indignación que mientras Vladimir Putin y Barack Obama, se acercan cada vez más en temas como Irán (para aliviar sanciones), Corea del Norte (para destrabar el proceso en el esquema de Diálogo a Seis Bandas) o Siria (para el desmantelamiento parcial o total de las armas químicas), en Colombia pretendan equiparar las diferencias entre Bogotá y Managua con esos temas. En esa extraña proyección de nuestros analistas, se esconden prejuicios que hablan muy mal de nuestra cultura internacional y de la precariedad de la información sobre lo que ocurre en el mundo y en nuestro vecindario.
Hizo bien el gobierno, valga anotar, en no responder precipitadamente a pesar de la infundada presión de los medios y de sectores políticos sesgados por su ambición que se agota en lo electoral. La mejor muestra de ello es la desatinada respuesta del Partido Conservador.
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