Revoquemos a Peñalosa

Giovanni Acevedo, escritor bogotano, columnista de opinión, asesor en asuntos políticos para América Latina, estratega político.

El ambiente político para Bogotá parece tornarse cada vez más oscuro. Y esto por cuenta de las disputas políticas que obligan al sistema a arrodillarse ante los caprichos de algunos poderosos. Yo no voté por Peñalosa, ni le pedí trabajo ni me quise infiltrar en su campaña, como algunos quisieron hacerlo creer. También por disputas y defensa de su territorio. Unas porque no podían creer cómo un aparecido iba a apoyar a Rafael Pardo, y al mismo tiempo asesorar la parte técnica de la recolección de firmas de un candidato que se suponía no iba a ganar y, más adelante se uniría a la campaña de Rafael Pardo. Y otros porque ese chisme, les caía como anillo al dedo para de una vez por todas, desacreditar mis intenciones políticas, sacarme del ruedo y gobernar el circo en el que se habían convertido los jóvenes, las avanzadas y las comunicaciones de Rafael Pardo.

Entiendo la revocatoria de Peñalosa, como uno de esos caprichos de media noche de las mujeres embarazadas. La diferencia es que aquí no se está discutiendo por un helado de chocolate con crema de maní, sino por el poder que ofrece la alcaldía de Bogotá. Poder que ahora está en manos de unos pocos. Poder que podría, indiscutiblemente inclinar la balanza de las elecciones presidenciales del 2018, y en esa fiesta son muchos los que quieren estar. Entiendo la rivalidad dentro de la política, pero no entiendo cómo esa rivalidad, en muchas ocasiones, gobierna la razón del buen trabajo y los beneficios colectivos, la búsqueda de logros. El objetivo general de la campaña de Pardo, claramente, era ganar. Pero el objetivo se perdía de vista cada vez que los unos les hacían zancadillas a los otros, y los otros a los unos. El objetivo para Bogotá hoy es que avance en todos los frentes, que recupere el rumbo y que se comience la transformación que necesita para ofrecerle a sus habitantes movilidad, seguridad, empleo, tranquilidad, prosperidad, y que todo esto se traduzca en calidad de vida. Pero las disputas entre los unos y los otros están comenzando a pisotear las necesidades de todos, el objetivo principal de la ciudad.

Ver vídeo sobre revocatoria (Aquí)

https://www.youtube.com/watch?v=a0St_w7BLrc

Hoy, no apoyo la revocatoria de Peñalosa. Se necesita tiempo para comenzar a mostrar trabajo, y sobre todo, se necesita mucho tiempo para que los resultados de ese trabajo se sientan en el día a día de los ciudadanos, por eso la paciencia en estos caminos es necesaria. Emprender hoy una campaña de revocatoria, a solo cinco meses del inicio del gobierno es un despropósito. Empujar a la opinión pública al desespero y al borde de la insensatez, solo por ganar una batalla política más, es un acto de irresponsabilidad con la ciudad.

Lo que sí me parece justo, y supremamente obligatorio, es ejercer control político y presión ciudadana, para que la alcaldía haga su trabajo y cumpla con lo prometido en campaña. No porque a Peñalosa le vaya bien y tenga un par de logros más para sumarle a su hoja de vida, sino para que la capital de los colombianos sea eso, una capital moderna y estable socialmente. Para que Peñalosa no haga lo que quiera, al contrario, para que haga lo que necesitamos los bogotanos que haga.

En todo esto, hay varias cosas que son importantes para resaltar, para que ustedes, los que leen, entiendan en la posición que Peñalosa se encuentra, y en la que los bogotanos nos pusimos. En el 2015 solo el 51% de los bogotanos asistieron a las urnas. ¿Se entiende esto? La mitad de la ciudad decidió por la otra mitad. 906 mil bogotanos votaron a Peñalosa, 906 mil de 5 millones y medio. Así las cosas, lo que tenemos es que 4 millones y medio no están con Peñalosa, o porque hacen parte de los que no votaron, o porque si votaron, pero por los demás candidatos. Y esto es tan absurdo como la misma revocatoria.

Giovanni Acevedo

Twitter: @acevedocol

Facebook: Giovanni Acevedo 

Ver vídeo sobre revocatoria (Aquí)