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Texto de RICARDO ABDAHLLAH

(París) 

La primera vez que me crucé a Edgar Allan Poe fue en un libro de Panamericana Editorial que la habían pedido a mi hermana en el colegio; predeciblemente se llamaba «Narraciones Extraordinarias» como se llaman todas las selecciones de Poe, incluyendo la memorable de portada café/blanca y foto del autor que siempre ha valido tres mil pesos y fue uno de los regalos de cumpleaños que he hecho y no me olvido. Ese «Narraciones…» de mi hermana fue el primer libro «para grandes» (qué expresión tan idiota) que me leí completo. El «Gato Negro» nos dio miedo a los dos, la tentación de seguir era irresistible, yo no sólo no dejé de leer a Poe, sino que no deje de leer desde entonces; pero no puedo decir que sea muy original. La obra de Poe tiene el mismo atractivo irrestible que su vida y además lo inventó todo, las historias góticas en el sentido moderno de la palabra, los detectives de ficción en serio (con Dupin en la carta robada) y en broma ( con Dupin, en «Los Crimenes de la Rue Morgue«, que por cierto no existe), la ciencia Ficción con «The Balloon Hoax» y la parodia científica con «El Extraño caso del Señor Valdemar». Que no hubieran exisitido Sherlock Holmes ni Hercules Poirot sin Poe, Conan Doyle y Agatha Christie son los premieros en reconocerlo; que Julio Verne era su fan lo sabe todo mundo y que además lo leyó en la traducción de Baudelaire, nos dice mucho sobre lo mucho que el principe de los poetas admiraba al norteamericano a quien se lo tragaba eso que en esa época todavía no podía llamarse ni spleen ni Blues. Pionerísimo, Poe fue el primer autor del nuevo mundo que se ganó la vida escribiendo honestamente (por eso murió pobre) y uno de los primeros que se rebeló contra el es-ta-blish-ment literario (por eso su nombre no figura en el techo de la biblioteca de Boston, donde si aparecen un montón de desconocidos).

Sin Poe no habría buen blacl metal, porque las letras de las canciones de Cradle of Filth vienen derechito de los poemas de Poe, ni películas de Serie B porque George Romero viene de Corman y sin Poe Corman no habría tenido que contar. Que quien haya estudiado criptografía empezó por «El Escarabajo de Oro«, es evidente; que el poema EUREKA habló de que el universo comenzó una explosión de materia concentrada mucho antes de que a alguien se le ocurriera la idea del Big Bang, lo es menos; Poe fue sobre todo el primer escritor que uno supo querer y sufrir mucho más allá de su obra, el primer autor maldito en el buen sentido de la palabra. La gente podía haber sufrido con Don Quijote, Hamlet y el joven Werther; nadie había derramado una lágrima por Cervantes, Shakespeare o JWvG. La vida de Poe en cambio era como sus historias, su vaganbundeo, la muerte de su prima-esposa y su pobreza en Nueva York nos tocaban tanto como la quietud de la dama pintada en un cierto retrato oval. De ahí los homenajes, las parodias de los Simpsons y beetlejuice,la obsesión de Tim Burton, los albunes de Crimson, Marianne Faithful y Lou Reed, los montones de frases de sus poemas, las citas en «The Crow» y el homenaje constante de Cortázar y Andresito Caicedo, Uno que tradujo completico al homenajeado y otro que no salía a la calle sin uno de sus libros. Dos poetanos a muerte que uno también terminaba por querer.

Y sufrir.

Yo no exagero, cada gripa me hace pensar en «La Máscara de la Muerte Roja» (que mal que bien es la base de «La Peste» y «Ensayo Sobre la ceguera»), los cementerios grandes me obligan a imaginar cuántas personas fueron enterradas vivas ahi abajo y jamás le pondría Plutón a un gato (pero lo pensé). Una vez encontré (orinando en una esquina) lo documentos de una cierta Manon Roger, y mientras escribo esto me doy cuenta que la poderosa influencia que ese hallazgo ejerció en mí tiene que ver con la similitud fonética con la susodicha Marie Roget, que Poe había hecho morir en París; aprender «The Raven» en inglés me tomó un montón de tiempo, pero cuando lo digo sacó una voz de galán de ultratumba que, lamentablemente, jamás me funciona en otras circunstancias. Mi cuento favorito sigue siendo «Ligeia«;, el «Juro por mi alma que no puedo recordar cómo, cuándo ni siquiera dónde conocí a Ligeia. Largos años han transcurrido desde entonces y el sufrimiento ha debilitado mi memoria»; me parece que aún no ha sido superado y la decripción de los ojos de Ligeia para los que «no tenemos modelos en la remota antigüedad. Quizá fuera, también, que en los de mi amada yacía el secreto al cual alude Verulam. Eran, creo, más grandes que los ojos comunes de nuestra raza, más que los de las gacelas de la tribu del valle de Nourjahad»; más o menos iba a determinar un montón de años de mi vida.

Parte de la leyenda dice que nadie quiso recoger a Poe borracho en la calle y por eso cuando lo llevaron al Hospital de Baltimore no había nada qué hacer. Yo a su tumba llevé un ramo de flores que me había robado en alguna parte.  Yo no puedo escuchar un cuervo sin que me dé la impresión de que dice «Nevermore». Así son las cosas.


Foto

Feliz cumpleaños número 200, señor Poe, aquí lo recordamos y créame que con cariño.

RICARDO ABDALLAH 

Paris, enero 2009 

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