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Entre más profundice un estudiante en la historia de su cultura mayor fuerza y continuidad tendrá en el presente para emprender campañas contra la ignorancia. Tal es la tesis del primer libro de Germán Arciniegas, El estudiante de la mesa redonda, un pequeño ensayo novelado escrito en Londres y publicado por primera vez en la editorial Puyo, de Madrid en 1932. 


81 años después, en este 2013, El estudiante de la mesa redonda reaparece en México, en la editorial Cariátide, con prólogo de Marcos Daniel Aguilar. La semana pasada lo presentamos, junto con Gabriela Santa Arciniegas, nieta del autor, en la antigua casa-biblioteca de Alfonso Reyes, Capilla Alfonsina, en la colonia Condesa (la condechi) de Ciudad de México.

Y ha sido tan vital la lectura de El estudiante de la mesa redonda que su tesis, según la cual hay una historia de la cultura transmitida por estudiantes, lleva a un revolucionismo democratizante. Si ha sido el estudiante el renovador político y el propulsor de todo movimiento emancipador desde los tiempos en que de Salamanca salían estudiantes como Hernán Cortés o Gonzalo Jiménez de Quesada a integrar el mundo, eso quiere decir que los fundadores de nuestro cultura no son Bolívar ni el cura Hidalgo. Ellos no fundaron ninguna universidad. Rompieron la continuidad del mundo hispano. Los verdaderos fundadores de nuestras patrias, que no existían en tiempos indígenas como no fuera en crueles imperios o reinos salpicados sin suficiente unidad, son esos estudiantes renacentistas que nos integraron a la continuidad de la cultura occidental. 

He escuchado el desafío de Marcos Daniel Aguilar y sus amigos de Cariátide. Levantar en el Paseo de la Reforma una estatua a Hernán Cortes, el estudiante de Salamanca, el que después de 15 años de vivir en Cuba -y volverse caribeño, costeño- fundó el Ayuntamiento del puerto de Veracruz, la primera institución democrática en México.

El siguiente libro de Arciniegas que se proponen reeditar los amigos de la editorial Cariátide es Entre la libertad y el miedo. Otro clásico del pensar políticamente incorrecto.

Por último, digamos algo más sobre Germán Arciniegas. Nació en Bogotá en el año de 1900, cuando la capital de Colombia era «una de las ciudades más remotas y raras del mundo» por lo alejada del mar. El problema de las culturas es un acomodamiento al medio natural. Arciniegas lo comprueba tras sus exploraciones de estudiante por los cerros de Bogotá.  En 1920 le escribe una carta a Carlos Pellicer, el enviado del gobierno mexicano para extender una federación de estudiantes latinoamericana. Le comenta acerca de sus avances en la Federación de Estudiantes de Colombia. Un dato crucial sobresale allí. Ariciniegas se ha propuesto formar un grupo de boy-scouts, cuando aquella agrupación -que hoy nos parece baladí- tenía tintes de modernidad. Arciniegas quiere sacar a sus compañeros de los salones de clase. Ponerlos a explorar la naturaleza circundante. Un buen día convence a los religiosos del centro educativo, y pone en marcha su plan. «Mi proyecto en cuestión de Scouts es éste: formar un grupo de diez muchachos que conozcan palmo a palmo esta Sabana de Bogotá, así como los cerros que la rodean». 
Claro. 
El conocimiento del  paisaje pueda ser un camino para el conocimiento de la población humana que lo habita. El paisaje exterior modela la dinámica de los pueblos. En su texto «La geografía vista desde la rama de los árboles» (publicado en Revista de las Indias, Bogotá, 1941) observa cómo el amor a la naturaleza puede, de pronto, transformarse en caminos del amor social y la acción política. «No es posible explicarse la conducta de los pueblos sin hacer esta tentativa de recreación de atmósfera».
Casi de inmediato esta observación de Arcniegas merece un comentario de Alfonso Reyes. El gran ensayista mexicano le reafirma que el paisaje crea cultura y que el ser latinoamericano tendrá una presencia real y operante en cuanto reconozca la cultura en su paisaje. 

Hay, pues, que construir o reinventar permanentemente nuestra visión-nación.

Una bibliografía básica de Germán Arciniegas:
El estudiante de la mesa redonda, Cariátide, México,  2013.

La universidad colombiana. Proyecto de ley y exposición de motivos presentado a la Cámara de Representantes por Germán Arciniegas. Bogotá: Imprenta Nacional, 1932.
América tierra firme. Sociología. Santiago de Chile: Ercilla, 1937.

Los alemanes en la conquista de América. Buenos Aires: Editorial Losada, 1941.

Biografía del Caribe. Buenos Aires: Editorial Sudamericana, 1945.

Entre la libertad y el miedo. México: Editorial Cultura (Cuadernos Americanos), 1952.

Transparencias de Colombia. Bogotá: Instituto Colombiano de Cultura, 1973. 2 vols.

Sobre Arciniegas:

James Willis Robb, Variedades de ensayismo en Alfonso Reyes y Germán Arciniegas, Instituto Caro y Cuervo,  Bogotá, 1981. 

Serge I. Zeïtzeff, Correspondencia entre Carlos Pellicer y Germán Arciniegas, abarca de 1920 a 1974, y está publicada por Conaculta, México, 2002


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