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Todo lo que nos sucede es un regalo. Luego, agradece por ello.

¿Qué pasa? ¿Te pasa de todo?

Si es así, alégrate porque vienen cambios y entonces sabrás agradecer por ellos.

En la mayoría de los casos, eso que nos pasa y que no nos gusta, bien sea porque no lo esperábamos o porque llegó de otra forma, son regalos de la vida; y muchas veces sin comprender por qué nos llegan y, desconociendo quién los envió, descalificamos su presencia porque el empaque no nos gustó.

No sabemos lo que hay adentro y lo rechazamos sin detenernos a preguntar “para qué” nos llegó.

Es un regalo. Todo lo que nos sucede es un regalo.

Esa es la perspectiva desde la que te invito a ver las circunstancias que se nos presentan.

Una enfermedad es un regalo; porque a través de ella te acercas a Dios y renuevas tu fe.

Algún día se me ocurrió que Dios no nos envía las enfermedades, pero las aprovecha.

El dolor nos vuelve más fuertes, la soledad nos facilita el autoconocimiento, la crisis despierta la creatividad, la oscuridad nos obliga a encender la luz.

Viéndolo así; como son regalos, debemos agradecer por ellos.

Dar las gracias es un sentimiento de bienestar al reconocer que hemos recibido un beneficio de la vida, bien sea por una acción de alguien o porque la suerte nos ha sorprendido con dones y regalos entregados con el destino de cada uno.

“Sólo un exceso es recomendable en el mundo: El exceso de gratitud”.

Nos sentimos grandes cuando con humildad reconocemos que no somos los creadores de todo lo bueno que nos ocurre. Sino que hay una luz que ilumina las acciones y una fuerza superior que abre las puertas para nuevos y afortunados caminos. Muchas veces a través de otras personas que se cruzan en nuestro espació de vida como parte de la gran magia universal.

La gratitud es el comienzo de todo. Gracias siempre por toda circunstancia de vida, con sus consecuencias buenas o regulares y con sus resultados positivos o negativos.

Gracias, porque con cada una de ellas nos queda un aprendizaje.

Cada noche te invito a buscar un espacio íntimo de reflexión, para que antes de quejarte por lo que crees que nos falta agradezcas por los regalos que la vida te dio durante ese día.

Qué tal comenzar ahora por aprender a dar gracias por tus desgracias.

Ya sabes del poder de la gratitud, ahora hay que conocer el concepto de desgracia como un acontecimiento inesperado que genera sufrimiento y  tristeza, que causa dolor.

Es ese trago amargo que viene para darte la oportunidad de probar tus fuerzas. No te voy a pedir que te alegres cuando lleguen a tu vida, hasta que no comprendas que en cada prueba hay una enseñanza que luego podrás interpretar.

Pero sí te propongo que abras tu mente para comprender que la vida está llena de maestros vestidos a veces de circunstancias y a veces de condiciones de salud.

Ellos están en tu vida para dejarte grandes enseñanzas, no para hacerte sufrir. Esa sería tu elección.

Otra opción sería hablar con tu problema, con tu enfermedad y con tu dolor; y decirle que honras su visita; que tomas su enseñanza y le agradeces por lo que trajo. Pero también dile que a partir de ahora le sueltas, le liberas y le dejas en manos de Dios.

“Cuando aprendas a dar gracias por tus desgracias las verás convertidas en bendiciones”           

Entonces, no le temas a la noche, ni dejes que tus miedos se manifiesten en la oscuridad cuando puedes centrarte en la luz de la luna.  Mira que las plantas más frondosas crecen durante la oscuridad de la noche; y el crecimiento espiritual ocurre en la tiniebla. Y en lugar de preguntarte cuándo vas a salir de esa oscuridad, pregúntate qué debes aprender de esta tiniebla.

Ahora bien; qué bueno aprender a ver los cambios y las adversidades como pruebas que te dejarán comprobar tus fuerzas. Por lo cual agradeces.

Intenta hacerlo. Ubícate en un momento doloroso de tu vida y encuentra una razón por la que hoy puedes agradecer que haya sucedido.

Busca bien en el fondo de tu alma y con seguridad encontrarás que gracias a ese episodio doloroso descubriste un don que no sabías que tenías o conociste tu capacidad de resiliencia, de perdón o de aceptación.

Desde ese nuevo ángulo podrías, inclusive, ver ese momento de dolor y penumbra como una oportunidad para conocer las bondades de la noche, su infinita sabiduría y el poder de su silencio. Recuerda que el momento más oscuro de la noche es justo unos minutos del amanecer.

La gratitud te lleva a aceptar las experiencias difíciles como una invitación al despertar de tu conciencia y aceptar las noches de lágrimas silenciosas en momentos preciosos para comenzar tu transformación.

Luego dirás: “GRACIAS a la larga noche que cambio mi vida”.

Hakuna Matata !

Juan Manuel Correal

@juanpapuchis

 

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