Nos quieren muertos es el título de la última novela de Javier Moro que narra el viacrucis que han padecido Leopoldo López y Lilian Tintori por ser opositores en Venezuela. Además de la prolijidad de la obra, no se me ocurre mejor momento para leerla que en esta coyuntura electoral donde existe una nueva esperanza de cambio en el vecino país. Moro, un artista de la historia novelada, narra con precisión de relojero el periplo de Leopoldo desde sus inicios en la política hasta su graduación como máximo opositor al régimen de Nicolás Maduro.
Más allá de las nefastas políticas económicas y sociales del modelo de Maduro, la obra nos aproxima a la mano de hierro con la que se oprime en Venezuela a la oposición. La crueldad con la que se anulan a toda serie de activistas y simpatizantes contrarios al gobierno y la sevicia con la que actúan quienes ostentan los más altos cargos del régimen como es el caso de Diosdado Cabello.
Con una narración sublime, Moro nos hace sentir en carne propia los 3 años y 5 meses que sometieron a Leopoldo López al mas crudo confinamiento en la cárcel de Ramo Verde sin justificación alguna, los tratos denigrantes y atropellos a su familia que retratan la peor cara del gobierno venezolano. Nos adentra en el intríngulis de un sistema donde las ramas del poder público incluyendo a la justicia están cooptadas y no hay tales cosas como la libertad de expresión ni los derechos humanos. Ese es el tamaño del monstruo al que se están enfrentando la valiente Maria Corina Machado, el candidato presidencial Edmundo González y cientos de presos políticos en la presente contienda electoral.
Como en todas las novelas de este autor, la dimensión personal de sus protagonistas juega un rol protagónico. La magia del narrador nos pasea por pasajes fantásticos del cortejo de Leopoldo a Lilian y nos describe con tino el complexo contexto en el que han tenido que criar a sus hijos. Nos presenta impactantes escenas como los encuentros cara a cara con el gobierno, la acuciosa vigilancia a las que la familia es sometida y el tortuoso juicio que deben atravesar.
Pero muy por encima de un manifiesto político, la obra es una elegía a la grandeza humana. De la lucha de un hombre, que pudo superar las más duras adversidades a fuerza de su espíritu y sin ceder un ápice en sus convicciones. A la lucha de Lilian, que con abnegación abraza con la misma fuerza la causa de la libertad de Venezuela y mueve cielo y tierra por la liberación de su esposo. A la potencia oculta que se desencadena cuando hay unión familiar. En fin, una verdadera apología al poder inconmensurable del amor. Por eso, sin más spoilers, Nos quieren muertos es mi lectura recomendada para lo que resta del verano.
Foto: Tomada por Marianna Schlegel
X: @alfredocarbonell
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