Se encuentra en cartelera Monos, la más reciente cinta del director Alejandro Landes, la cual nos relata la historia de un grupo de jóvenes en medio del conflicto. Una jauría, una manada, un parche.Unos ‘niños perdidos’ sin aun encontrar su Wendy. Ese símil es llevado con virtuosismo para demostrar cómo se desarrollan las relaciones adolescentes en un entorno marcado por la guerra y lo salvaje.
Un escenario donde el juego, la fiesta, lo tribal y lo onírico mezclan sus límites hasta difundirse en una ensoñación tétrica. Esto es gracias a una apuesta osada que le apuesta a la gestualidad y corporalidad, en un ejercicio actoral ejecutado con buenos resultados. No solo con los jóvenes protagonistas, quienes mantienen a una extranjera secuestrada, sino en la forma en como ella va acoplándose a esa nueva realidad.
Monos también es una historia sobre nuestra evolución y adaptación, cómo el ambiente nos doméstica o nos prepara para lo salvaje. El ser humano a partir de esas dos contradicciones. Como señala su director: “La película trasciende los guerreros para hacer una inmersión en los conflictos humanos. No denuncia, es un grito en un momento en el que todos nos estamos haciendo una pregunta. Es una película de descubrimiento, de adolescencia, de hermandad, de pertenecer”.
Sin duda es el estreno colombiano del año y llega a Colombia luego de un paso destacado por más de 15 festivales de cine, incluidos Sundance, el Festival es de Cine de Berlín y el FICCI.
Un elemento notable de esta cinta es el uso de las locaciones como elemento crucial para la elaboración de atmósferas. El Páramo de Chingaza con sus imponentes y apacibles neblinas se contrastan con la sofocante selva de las inmediaciones del rio Samaná. Acá una galería como abrebocas para que se animen este fin de semana de puente a ir a verla.
Paso. Las cintas que presentan de forma romántica o idealista a guerrilleros o bandidos no merecen mi atención.
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