«En mi panza se ha dibujado lentamente una línea oscura. Linea nigra, la llaman. Dicen que es para que el bebé, que ve en alto contraste, suba por el estómago y sepa encontrar los pezones».
La última Feria Internacional del Libro de Bogotá fue un recordatorio de lo valiosas que son las recomendaciones de los libreros y editores independientes. Fui al estand de Laguna Libros por un título específico y salí con otras novedades de lujo sugeridas por el equipo de la editorial. Una de esas fue Linea nigra, de la escritora mexicana Jazmina Barrera.
Este libro es una propuesta íntima de naturaleza híbrida, con tintes diarísticos y de ensayo personal. Por medio de una narración fragmentada recorre la experiencia de la autora en su embarazo, su parto y su periodo de lactancia, sin un solo ápice de romanticismo. Todo lo contrario, la sinceridad y el asombro son la norma, a propósito de tantas transformaciones físicas y emocionales. Aunque los médicos le digan que los cambios son rutinarios, Jazmina se hace preguntas, se aterra y habla incluso de las complejidades que el tabú encierra. No solo ella se sacude, también el suelo por un terremoto que termina siendo estructural para la narración.
En las cuatro secciones que componen al libro hay búsquedas de representaciones de la maternidad, que construyen un diálogo con otras artistas y escritoras. Así, entre anécdotas, la autora ofrece referentes prehispánicos y contemporáneos, no solo literarios sino también visuales, que han retratado los mismos procesos que la atraviesan.
Además de explorar ese lado del que no se habla, inclusive cuando la maternidad es deseada y con una pareja presente, Jazmina revisa las transiciones en sus relaciones. Con la mamá y las amigas, sobre todo, el lenguaje cambia. Los comunes denominadores se realzan o desaparecen, y así se va depurando el circulo social más inmediato. El oficio de escritora también le implica nuevas formas, para las que la lactancia es determinante. Si bien el parto hace más eco en el imaginario colectivo, Jazmina muestra cómo muda la vida cuando se amamanta.
Gracias a las ediciones independientes, gracias a las escritoras que materializan lo que era imposible hace un siglo (o una década).
«La línea oscura sigue ahí pero ya es más tenue. No quiero que desaparezca. Leí que la línea existe en los cuerpos de casi todas las mujeres antes del embarazo, pero el color es muy parecido a su tono de piel. Ahí suele llamársele línea alba».
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