«Definitivamente me gustaría conocer a Lady Di… afortunadamente ya se murió» ¿Cuántos años de evolución necesitaremos para no dejarnos arrastrar más por la sevicia y de paso entender que fue un desafortunado traspié? Una consecuencia apenas obvia de los nervios y del estrés que genera contestar una pregunta frente a más de 500 personas que le apuntan con los ojos y de no sé cuantas cámaras de televisión que ya hicieron zoom y la tienen encuadrada en un primer plano, listas para inmortalizar hasta el más mínimo tartamudeo.
¿Qué pensamientos chocan unos contra otros? Debe armar una idea, y no cualquier idea, una idea brillante, que encaje dentro del marco de mojigatería, patriotismo, positivismo y religiosidad que le impone el concurso. Redactarla, no evidenciar los nervios, excelente pronunciación y entonación, todo, sin ir a perder el garbo o ir a borrar de su rostro esa hermosa sonrisa. El tiempo corre y ya agotó el único recurso con el que contaba para no dejarse coger ventaja, decir buenas noches Colombia.
Y ese televidente, que adora las series en donde muestran culos y dan bala, pero que a la vez es el más erudito, esperando a que se enrede para agarrar a criticar.
Dando por hecho que las condiciones para filosofar estaban dadas, y que las premisas, las frases que inmortalizaron a Sócrates, Platón o Aristóteles, les surgieron de súbito, durante la noche de gala del concurso que cada año celebraban los griegos para elegir al filósofo más apuesto. «Buenas Noches Grecia. Sólo sé… que nada sé». ¡Bravo! ¡Genial! ¡Ese es! ¡Ese es!
Todo lo que brote del corazón de cada una de ellas debe estar cargado de misericordia, caridad. Y después nos desternillamos porque, arrinconada por una pregunta y en un experimento hipotético por transferir genes «inmaculados» a una nueva generación de humanos, una reina puso a tirar al Papa y a la madre Teresa de Calcuta.
¿Es consecuente este modelo social, les brinda para su desarrollo intelectual lo que posteriormente les reclama?
Que sea ante todo un ser espiritual. Y ella lo único que ha escuchado durante los últimos ocho años de su vida ha sido: Perrea mami, perrea.
Son los mismos medios de comunicación ascéticos y espirituales que esa noche la interrogan sobre filosofía China, e introspección del alma, los mismos medios frívolos que le embuten moda, chismes de farándula, realities, reggaeton y novelas. Bagazo cultural ¿Qué otra cosa más le han aportado los que ahora la juzgan?
Es esta sociedad de consumo que desde niña la obnubila y la lleva a soñar con la belleza de la barbie, el auto deportivo, la mansión, el closet, todo lo anterior propiedad de la barbie, la que luego le reprocha cualquier gesto que denote en ella apego a lo material.
«Nuestro señor Jesucristo, la Madre Teresa, los niños, mi tierra…» «Siempre responden lo mismo» Estamos de acuerdo, pero, ¿qué pasaría si una de ellas tuviera suficientemente bien definidas y sustentadas las ideologías socio-políticas que tanto les reclaman?, ¿tendría la plena libertad de expresarlas? ¿Sería el momento de la elección y coronación el más propicio para dejarse venir con una perorata política, denunciar la enorme injusticia social, o arengar al pueblo contra el gobierno? «¡Cállenla!» «, «¡Bájenla de ahí!» «¡Esta vaina es un reinado, no un debate político!» «¿Quién se creyó, la Pola?»
Cambiando de tema, ¿Conservaría intactas las posibilidades de ganar si manifiesta que es atea? Y como estamos en una sociedad que promulga el libre desarrollo de la personalidad, ¿qué tal confesarle a todo un país que, contrario a los pecadillos que cometen sus compañeritas de cuarto que son golositas, dormiloncitas, lo de ella es la lujuria? Glotonería a un alto nivel. «No existe otro pecado capital ante el cual yo haya sucumbido tantas veces».
«En un incendio en un museo, ¿usted salvaría un cuadro o al perro guardián?» «Obedeciendo a mi instinto básico de supervivencia, saldría disparada de ese lugar, sin otra preocupación distinta que salvarme a mi misma. Que se achicharren ambos, uno pendiendo del hocico del otro, cualquier vacilación en un instante de esos sería fatal». «Magnánimo» interrogante, ¿podría haberlo respondido ella o cualquier otra reina de esta forma tan intrascendente, tan egoísta, tan humana?
¿Cierto que no?
¿Cuántas veces puede un humano ser más que otro? ¿cuántas veces más fuerte, más inteligente, más alto, más rápido, más atractivo, más trabajador, más astuto, o más capaz? Mediciones objetivas permiten inferir que el número difícilmente es mayor a dos o a tres. El...
Comentarios