Se murió nuestra cortina de humo. Murió la paja en el ojo ajeno y con él, la justificación más reciente a todos nuestros problemas.
Contra quién se supone que vamos a destilar ahora ese odio que nos carcome.
Se fue, y para siempre, la explicación de nuestros males de antaño. 40 años de guerrilla, 30 de narcotráfico y no sé cómo le hicimos, pero nos la arreglamos para achacarle todo el pato a él.
Todo el tiempo pensando de nosotros mismos que somos lo peor, calificando a nuestros gobernantes como la mier… que no tapó el gato, pero para hacerle fieros al vecino ahí sí estábamos lo más de bien ¿De veras que no lo notamos? Hagamos un recorderis, «Colombia de lo peor», «Colombia la panacea» cuando de criticar, controvertir, y denigrar de las posturas y de las ideas de Chávez se trataba.
Se fue nuestro mayor referente negativo. El líder que con sus imprudencias y chabacanería nos hizo sentir los mejor gobernados. Frente a él Pastrana, Santos y Uribe eran puro Gourmet. Se murió la politiquería barata, menos mal que aquí no sabemos de eso, aquí no tragamos entero, aquí no nos manipulan, menos mal.
¿Qué vamos a hacer ahora? ¿A quién vamos a por de bajear? Si eran esas ganas incontrolables de decirle mico las que nos mantenían unidos, a quién le vamos a decir micomandante, burro, chabestia, ¿ah?
Se fue, y para siempre, el blanco de nuestras burlas y críticas más mordaces. ¿Hacia dónde, hacia quién van a desviar ahora nuestra atención los políticos cuando les destapen algún escándalo?
Rajar de él, decir que era un mal gobernante, en lo que coincidimos, en lo que siempre estuvimos de acuerdo; el odio hacia su figura, lo único que durante doce años nos mantuvo realmente unidos.
A qué país vamos a mirar ahora por encima del hombro. A quién vamos a correr a culpar ahora de nuestros males, qué pasará cuando notemos que pese a su fallecimiento el narcotráfico sigue, la guerrilla y la miseria siguen.
(Suspiro) ¡Paz en su tumba!
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