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El sábado pasado la Armada nacional, en una situación verdaderamente inverosímil, permitió que tres lanchas colombianas, con armamento, sean decomisadas por el gobierno venezolano. Según un comunicado publicado por la armada, “el hecho se presentó cuando el centinela encargado de la seguridad de los botes se percata que, por efectos de la fuerte corriente, las embarcaciones son arrastradas por el río, sin tener la oportunidad de recuperarlas». Como consecuencia de esto, las fuertes corrientes fluviales hicieron que las lanchas entraran al territorio venezolano, impidiendo que miembros de la Fuerza Naval colombiana pudieran recuperarlas, y regalándole al vecino país armamento, municiones y lanchas.

Las Fuerzas Armadas de Venezuela fueron notificadas del incidente por la Fuerza Naval de nuestro país. Sin embargo, Nicolás Maduro, comandante en jefe de los militares de nuestro país vecino, entendió la oportunidad política otorgada por el gobierno y las fuerzas militares de Colombia. Este le dice a la administración del gobierno de Duque, que las lanchas están en un puerto en Venezuela y que no tiene ningún problema en devolverlas, siempre y cuando el mandatario colombiano le haga una notificación oficial. El presidente venezolano sabe que Duque no hará esta notificación, pues de hacerlo rompería su postura de que el único gobierno que reconoce en Venezuela es el de Juan Guiado.

Por consiguiente, las lanchas, el armamento y las municiones, seguirán en el vecino país, asumiendo que el gobierno de Maduro decida no utilizarlas para continuar su opresión contra sus rivales políticos. Lo que demuestra esta situación, es que es urgente el establecimiento de un canal diplomático extraoficial entre el gobierno de Colombia y Venezuela. En el artículo “La necesidad de un canal diplomático”, publicado en ‘El País’ de Cali el 9 de Febrero de este año, expuse el argumento que entre estos dos países era necesario lo que se conoce como un “back-channel” diplomático. Este canal diplomático, se caracteriza por ser utilizado entre Estados o gobiernos rivales, y busca tratar, de manera secreta, temas que son del interés nacional de las partes. Adicionalmente, este canal de comunicación es rápido, dado que busca evitar las tensiones que podría existir entre la burocracia de las partes.

Sin embargo, este tipo de diplomacia tiene también sus riesgos, pues puede afectar los canales diplomáticos oficiales, en este caso afectar la legitimidad de Guaidó y disminuir su apoyo regional. Asimismo, buscar excluir la burocracia estatal, podría hacer que estos dificulten la implementación de los acuerdos diplomáticos secretos.

En su momento, el artículo argumentaba que este “back-channel” era necesario para la posible extradición de Aida Merlano. No obstante, también menciono que, dada la naturaleza porosa de la frontera colombo-venezolana, este canal podría ser útil para tratar temas diversos. Tiempo después, el mundo fue afectado por la pandemia mundial del coronavirus, y nacieron nuevas problemáticas fronterizas, entre estas el transporte de venezolanos de vuelta a su país, a raíz de la situación de salud global.

El gobierno de Maduro ha llevado a su nación a una crisis de escases constante y a un deterioro socioeconómico absoluto, y son los ciudadanos venezolanos quienes más han sufrido las consecuencias. No obstante, con el paso del tiempo, existen múltiples necesidades o problemas fronterizos que, de no tener un canal de comunicación, permanecerán sin alguna solución que se avecine.

Es por esta razón que el gobierno de Duque necesita establecer un canal de comunicación secreto con el gobierno de Maduro, no para otorgarle legitimidad a este, sino para tratar múltiples temas de interés nacional, como traer fugitivos para comparecer ante la justicia, en el caso de Aida Merlano, o recuperar las lanchas y el armamento colombiano que la corriente se llevó a Venezuela.

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MARIO CARVAJAL CABAL

Internacionalista y Ayudante de Investigación en una Consultora Geopolítica

Twitter: @Mariocarvajal9C

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