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De un tiempo para acá he venido pensando en la felicidad, en qué nos hace felices de verdad. Lo he hablado largamente con varias personas, como Viviana Andrea. Y la verdad es que no hay una respuesta única, cada uno tiene una opinión diferente. Pero creo que hay un común denominador en todo esto.

Casualmente por estos días vi en Facebook una imagen del Papa Francisco diciendo qué se debe hacer para ser feliz. Y hace como dos meses me encontré un artículo de la revista semana llamado «Las claves de la felicidad según Harvard«. Como les decía, creo que hay un común denominador en todos esos consejos, no importa quién los diga: La felicidad viene de uno mismo. Y todos lo sabemos. Puede estar lloviendo, pero cuando uno era niño lo disfrutaba y se reía pisando charcos. Claro, si uno va para la oficina o a una reunión con un cliente, pasa una buseta, taxi o lo que sea y nos empapa con agua negra de un charco… morimos de la ira. Y madreamos a todo el planeta, empezando por la señora madre del chofer. Pero si lo pensamos bien, no es el fin del mundo. Es más, es una buena manera de romper el hielo con ese cliente, tener tema de conversación, y creo que nada dice más del carácter de una persona que una gran sonrisa después de que te lavaron con un charco.

Hace un tiempo salí con alguien que vivía amargada. No era que alegara todo el tiempo ni que me regañara, pero era una de esas personas pasivo-agresivas que, aunque no me peleara, vivía de mal humor. Hasta me regañaba por silbar, jajaja. Aunque ahorita me la paso tarareando y me encanta. Algo que tampoco ayudaba mucho es que no hablábamos, era muy mala para hablar de sus sentimientos y había muy poquita conversación entre los dos, así que yo no me enteraba de qué le pasaba, qué le disgustaba. Pero tras mucho indagar, finalmente supe que le aburría completamente la vida rutinaria que llevaba. Si un fin de semana no salía de rumba, se sentía el ser más perdedor y aburrido del planeta. O si era puente y no salía de viaje, sentía que la vida no valía la pena. Para mí cada fin de semana se volvía un estrés porque en lugar de pensar «qué rico, puedo descansar este fin de semana con ella«, era un «juemadre, ¿qué plan me le invento? ¿a dónde la llevo a pasear?«.

Toda esa situación me sirvió para pensar en eso, en la base de la felicidad, y sobretodo tratar de aprender qué hacer y qué no. No se puede basar todo el estado de ánimo a agentes externos. No puedo ser feliz solo cuando estoy afuera, ya sea paseando o rumbeando. Ahora, no me malinterpreten: viajar es una de las cosas más maravillosas que se pueden hacer en la vida, conocer otros lugares y culturas. La rumba también es una buena manera de liberar endorfinas, sacarse el estrés de la semana. Pero si tu felicidad no es interna, no importa cuántos días a la semana salgas de rumba: al final regresarás a tu casa sintiendo ese vacío.

¿Qué sentido tiene ser la persona más «feliz» de la tierra cuando estás de paseo si tan pronto regresas a Bogotá ya estás amargado y haciendo mala cara? En todo lado hay personas que necesitan beberse hasta el agua del florero para sentir que valió la pena la rumba. Si no se emborrachan es que la rumba no estuvo buena. Yo me pregunto ¿qué tanta felicidad trae eso si al otro día ni se acuerdan de lo que hicieron? O qué me dicen del guayabo físico y emocional que da al otro día. Y así como el alcohol están las drogas, la marihuana, y todo tipo de sustancias que disfrazan el verdadero estado anímico de alguien. Para quitarse un dolor de cabeza o para disfrutar un concierto tienen que fumar marihuana. ¿Si un día no tienen no son felices? Es diferente sentir que viajar nos haga felices y otra cosa es que para ser felices tenemos que viajar. Puedes hasta casarte con un piloto de aerolínea que te lleve a donde quieras, pero eso no te hará feliz si no eres feliz por dentro.


Para mí la verdadera felicidad está en ser capaces de disfrutar la rutina, disfrutar lo que hacemos día a día, nuestro trabajo, nuestros amigos, nuestras parejas, nuestros hijos. Lincoln decía «Casi todas las personas son tan felices como se deciden a serlo». Qué difícil nos parece eso, qué complicado nos resulta cambiar de actitud y no dejarnos llevar por el estrés del día, del trancón.

Fuente: www.happyologist.co.ukPues hoy la invitación es esa: a que hagamos un esfuerzo y pensemos en lo bonito de la vida, en lo rico de abrazar a esa persona que nos ama, y abrirse de corazón con ella. En el placer de rozarse los pies debajo de las cobijas, jugar media hora (sagrada y bien dedicada) con los hijos, sin mirar el celular o contestar la llamada «urgente» de la oficina. Recuperemos esos buenos momentos. Dicen que la felicidad está en las pequeñas cosas: un pequeño yate, una pequeña mansión. Perdónnnnn, fue un chiste pendejo, pero no lo pude evitar.

Ahora sí en serio, yo he optado por hacer varias cosas y dejo que ustedes apliquen la que les sirva:

  • Caminar al menos 20 minutos, siendo consciente de ello. No corriendo de afán. Caminando, mirando los edificios, la gente en los parques, respirando hondo. De hecho, fíjense en las expresiones de la gente y cuenten cuántos van felices y cuántos van haciendo mala cara.
  • Llamar una vez al día a un amigo, solo a preguntarle cómo está. No saben la cantidad de amistades que he recuperado en los últimos dos meses y las que he ganado por ese sencillo detalle. No es necesario que sean llamadas largas, con 5 minutos basta. Es más, lo pueden hacer mientras caminan y miran los edificios y la gente en los parques.
  • Recuérdenle a la gente que aman cuánto la aman. Y hay muchas maneras de hacerlo: la más fácil, decírselo. Con mi linda amiga Cata adquirimos sin darnos cuenta ese hábito, desde hace varios años. Siempre que nos despedimos nos decimos «te quiero», pero no como rutina o frase de cajón. Nos lo decimos sinceramente. Y lo estoy empezando a hacer con otro par de amigas (sí, Dianita, es contigo) que adoro pero que no se los decía. Con mis amigos no tanto. Con ninguno lo hago, pero si lo hiciera sería algo como «marica, gracias por ser mi amigo». ¡FUNCIONA! Aquí también aplica otro método: abracen fuerte a la gente cuando la saludan. Obvio, no necesariamente al jefe, no al cliente. No es con todo el mundo, es con esas personas que realmente quieren y con quienes sienten esa confianza.
  • Rodéense de gente positiva, y aléjense de la negativa. Eso se pega. Y la gente amargada nos amarga. ¿No les ha pasado que les da risa cuando ven a alguien más reírse? Bueno, ahí tienen.
  • Dejar de ver tanta televisión y leer un buen libro. Solo me entenderán lo beneficioso de eso cuando lo hagan. No tienen ni idea de todo lo que se están perdiendo por ver tanta televisión. Y escuchen música que los alegre. La música es un catalizador increíble.
  • Hacer algo «extra-curricular». Que no todo sea trabajo. Tomen un curso de culinaria, de coctelería, de baile, de idiomas. Pinten. Dibujen. Cocinen. Escriban (adivinen qué hago yo). Pero decídanse. Eso de querer aprender inglés y averiguar los cursos pero no tomarlos es lo mismo que nada. O hacer un curso de conducción y dejar todo tirado faltando la última clase.

Cuéntenme en los comentarios: ¿A ustedes qué los hace felices? ¿Ya han hecho algunas de estas cosas? ¿Les ha servido? Si no, háganle y también me cuentan.

@OmarGamboa


Como les decía la semana pasada, tengo un programa de radio llamado «a Trino Herido» en el que compartimos mucha música y muchas emociones. Precisamente, el próximo martes vamos a compartir música «que nos hace mover de la silla» y hablaremos de esas cosas que nos hace felices.

Por otro lado les cuento que abrí un nuevo blog sobre marca personal. Algún amigo me preguntaba qué se debía hacer para trabajar como influenciador. Esa conversación nos llevó a hablar de marca personal, de cómo construir reputación, técnicas, tácticas… y un montón de cosas más que no se pueden explicar en una sola tarde de café.  Por eso me decidí a abrir el blog en el que les contaré lo que he aprendido al respecto, compartir consejos, tips, etc. Y como otros varios me han preguntado por el blog, en la primera entrada les doy «Consejos para escribir un buen blog«. Espero que lo lean y me cuenten qué tal.

Para terminar, mi recomendado de la semana, que esta vez es música: escuchen esto, música alegre. Dura una hora. Así trabajan con una sonrisa en la boca (espero).

En la próxima entrada les hablaré de por qué hay tantos solteros ahora. Y solteras. Y del por qué la culpa de tanto soltero son las redes sociales y apps como Tinder y Happn. (Ver «¿Por qué seguimos solteros?»). Nos leemos la otra semana. ¡Chau!


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Igual les recomiendo algunas entradas anteriores: “Le pasó a un amigo: Un día Juliana llegó“, “La fórmula para escoger alcalde“, “Sal con alguien valiente“.


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