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Una de las figuras retóricas más difíciles e incomprendidas de la humanidad es el sarcasmo. Tanto así que algunos no saben que es una figura retórica. De hecho, algunos no saben qué carajos es una figura retórica. Entonces expliquemos por partes: Podríamos decir que una figura retórica o literaria es una libertad de las palabras y, como supongo que todos sabemos, las palabras se pueden decir o escribir. Por tanto, el sarcasmo está directamente relacionado con el uso de las palabras, dichas o escritas.

Ahora sí pasemos al sarcasmo propiamente dicho: Hay dos definiciones principales, una que se refiere a la burla que busca herir o insultar, y otra que habla de la crítica indirecta pero evidente. Me gusta esa última porque es irónica en sí misma; o sea, te estoy criticando en la cara pero como que no te das cuenta. Oscar Wilde decía que el sarcasmo es «la forma más baja de humor pero la más alta expresión de ingenio». Cabe aclarar que el señor Wilde medía 1.91 y así cualquiera habla de altura. Pero les decía que me gusta más la segunda definición porque es la que más uso, ya que mi intención no es insultar ni herir a nadie, sino más bien criticar. Ya si alguien se siente herido por la crítica es su problema, si el conteo neuronal no le da para entender eso, se me sale de las manos.

Como ya pudieron notar, hoy vengo a defender el sarcasmo, no tanto porque él lo necesite (le importa tres tiras), sino porque lo necesitamos nosotros, los seres humanos. Al menos los que usamos palabras. Coherentemente. Y me explico a continuación.

Lo bonito del sarcasmo es que no se puede fingir. Si alguien que no sabe serlo lo intenta, se le nota tres frases antes. Es como cuando alguien pone en su bio de cualquier red social: «Soy sarcástico», dan ganas de decirle «¿En serio? A ver, ¡haga!» La gente verdaderamente sarcástica no dice que lo es. De hecho, la gente sarcástica pocas veces habla del sarcasmo, es como «El Club de la Pelea».


Tony Stark

Por estos días está de moda Avengers, gracias a «Infinity Wars». Para quien no sepa, Avengers es un parche de súper héroes protectores de la tierra. Casualmente uno de los personajes favoritos es Tony Stark (IronMan) que -miren lo que son las cosas- es el más irónico (aunque lo de «Iron» es por el hierro, no por lo irónico). Pues el señor Stark es un tipo creidísimo, de esos que uno no se mama en un coctel porque no les importa nada más que ellos mismos, no conversan de nada que se aleje mínimamente de ellos mismos. El universo gira en torno a ellos.

Pues sí: nadie se pasa a Tony Stark en una reunión social pero todas las viejas lo aman, todas quieren con él. Los tipos no nos lo aguantamos pero quisiéramos ser Tony Stark. Por la plata, por la inteligencia, porque hace lo que se le pega la gana, o porque todas quisieran con él. O por todas las anteriores. Y como el equipo de Marmotazos INC es tan profesional, hicimos una encuesta en Twitter.

El personaje favorito de Avengers: Iron Manhttps://twitter.com/OmarGamboa/status/991468319906639872 

Otro tipo por el estilo es Dr House, que es de los personajes más sarcásticos que hay en la televisión de los últimos años. Básicamente porque a él le importaba tres tiras humillar a los demás, mientras que al resto de la humanidad nos toca disimular un poco para no perder el trabajo o los clientes. Pues así, sarcástico y todo, conozco muchas mujeres que se sienten atraídas por Gregory House. Con decirles que en la serie se levantó a Cameron (mujeronón) y a Cuddy (otro mujeronón, pero mayorcita). Aceptémoslo: Los personajes sarcásticos son atractivos para la gente; puede ser por su sinceridad -pocas personas tan frenteras como alguien sarcástico- o por su inteligencia. Como afirmó Oscar Wilde, para ser sarcástico hay que ser inteligente. Lo bueno de tener un amigo sarcástico es que sabes a qué atenerte. Si le caes mal te lo dirá en la cara.

Y ejemplos de tipos sarcásticos hay muchos: La mayoría de mis amigas se lo darían a Harvey Specter, de «Suites». Muchas aún sueñan con Sawyer de «Lost» y se despiertan sudando a las 3AM gritando su nombre (más de una de ustedes se dijo mentalmente «uuuuuy síííí» con cara lujuriosa, pillinas). Incluso hay quienes le encuentran algún atractivo a Sheldon en «The Big Bang Theory». O, sin ir más lejos, Dr Strange (Avengers), Sherlock y tantos otros más. Seguro los cinéfilos eruditos se escandalizarán porque no mencioné personajes de películas que solo ven ellos. Lo siento: en cuanto a cine soy el tipo más ordinario y común de la vida. No tuve tiempo para meterme en «La Naranja Mecánica» ni sé quién es Alex DeLarge.

Aceptémoslo: Los personajes sarcásticos son atractivos para la gente.

¿Pero saben qué tienen en común todos esos personajes aparte de ser sarcásticos? ¡Que son ficticios! A la gente le encantan las personas sarcásticas… pero de lejitos. El sarcasmo es como bebé ajeno: Muy bonito mientras no me toque cuidarlo todo el día y limpiarle el pañal. Es como tener un tío petrista: uno lo tolera y todo pero no pidan que le converse más de quince minutos.

Dr. House M.D.

Conclusión: ¡DOBLE MORAL! «Ay síííí, divino Tony Stark, ¡me encanta!», pero si uno les dice que Tony Stark jamás se fijaría en ellas entonces uno es un hp insensible. Aman a Robert Downey Jr. pero no toleran media verdad porque se sienten ofendidas. De hecho hoy en día la sociedad es así de doble moralista, gracias a (por culpa de) las redes sociales. En Twitter todos creemos poseer la verdad, pero ¡ay! de que alguien nos haga notar que no es así. Lo encendemos a madrazos. Sí, Petro, es contigo.


Hace un tiempo me dijeron en el trabajo que yo a veces hacía comentarios hirientes. ¡Y no es cierto! No me queda tiempo para eso. Lo único que pensé fue «Ya quisiera yo tener tanto tiempo para poder sentarme a conversar contigo y decirte todo lo que estás haciendo mal. Pero como lo estás haciendo mal debo hacerlo yo, ¿ves?»

«¿Me permites hacerle una crítica constructiva a la mierda esa que estás haciendo?»

Obviamente yo podría ser sarcástico, tengo todo lo que se necesita para serlo. Mejor dicho, para ser Tony Stark solo me falta que me crezca la barba. Y los millones de dólares. Y ser científico. Y playboy.

@OmarGamboa


Dejando de lado la ironía y el tono, imagínense que estaba yo en el encuentro de Alumni de Inalde, cuando me escribe una de mis estudiantes del Externado (de hace un par de semestres) a contarme que se ganaron un premio por el podcast que hicieron en mi clase, sobre el aborto. Se me aguó el ojo, literalmente. Me aguanté porque estaba en evento y la conferencia no era tan emotiva como para que combinara. Desde acá les extiendo de nuevo las felicitaciones (y el orgullo que me hicieron sentir) a Salomé Florez, Yuli Robles, Valentina Roa y Camila Cubides. Muchas gracias por hacer sentir que dictar clase vale la pena.

Para los que lo quieran escuchar, lo encuentran haciendo clic en este enlace.

También les cuento que en TrendHouse hicimos un pequeño estudio para encontrar la Selección de fútbol más influyente del Mundial de Rusia 2018. Acá les comparto el enlace, me cuentan qué tal les pareció. Aquí entre nos, a Colombia le fue bien tanto en Twitter como en Instagram 😀 La publicación la encuentran en el blog de TrendHouse.

Para terminar, les cuento que es posible que vaya a dar una conferencia sobre Marca Personal a Quito y Guayaquil la próxima semana. A Medellín la que sigue para un taller de Influencer Marketing, y luego a Cancún al IBM: Think Colombia & LCR 2018. Les estaré contando, si me encuentro con alguno de ustedes me saluda y le invito un café bien rico.


Ya saben que también podemos pelear hablar en Redes Sociales. Me encuentran en InstagramTwitterFacebook y Linkedin.

Un abrazo para todos, como siempre gracias por leer, comentar y sobretodo compartir. ¡Chau!


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Algunas entradas anteriores: «Le pasó a una amigo: La Tenista«, «¿Rato o Amanecida?«, «La falta de palabra«.

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