¡Oiga, qué año tan duro, ¿verdad?!
Para mí estuvo complejo el primer semestre, y no sé ustedes, pero estuve en un estado anímico muy bajo 😫💸.
Hablando con amigos, conocidos, emprendedores y no emprendedores, todos coincidimos en que este año ha sido complicado en todos los aspectos: dinero, energía, todo ha estado denso. Y eso me ha desmotivado muchísimo. ¡Incluso tuve una crisis emocional de esas que nunca me dan! 😱 No tanto al nivel de crisis nerviosa, nada de respiración alterada y todo eso. Pero ¡Virgensantísima! 😅
Pero bueno, parte de ese aprendizaje y de las reflexiones que he tenido últimamente es que a veces nos quedamos bloqueados, nos da miedo o mil razones nos impiden hacer las cosas.
Pero la verdad es que no deberíamos dejar que eso nos frene. Es mejor hacer algo aunque no salga perfecto que no hacerlo en absoluto. Muchas veces nos da miedo porque pensamos que nos van a corregir, nos van a criticar, que va a salir feo. Estamos acostumbrados a hacer todo con producción y que sea bonito. ¡Pero a la hora de la verdad, eso no importa!
Por ejemplo, hace un par de semanas lancé un podcast. No lo planeé mucho, solo me dediqué a reflexionar. Incluso el primer episodio habla de este mismo tema. El que lo escuche, claramente se dará cuenta de que no tengo ningún parámetro definido. Siempre hablo desde el corazón y con mi propio estilo espontáneo 😄💬.
Y a pesar de la angustia de no saber qué hacer, hay algo que agradezco a la vida, y es que, independientemente de si sé o no qué hacer, de los desánimos y de la incertidumbre que nos ha agobiado, lo que nunca me ha pasado es quedarme quieto.
¡Eso es lo que quiero transmitirles! Hoy en día, se trata de hacer las cosas. De hecho, ese podcast que podrán escuchar es algo que nunca antes había hecho.
Normalmente transmitía en vivo por Facebook para interactuar con la gente en tiempo real, o si pensaba en podcasts quería que fuera en un estudio organizado y con un audio súper profesional. Pero lo hice en el carro grabando con el celular mientras iba a visitar a mi familia, y voy hablando sobre lo que se me ocurre. Pero, obviamente, tratando de transmitirles la importancia de hacer cosas 💪🚗.
No sé si este podcast, por ejemplo, llegará muy lejos, si durará mucho o si haré muchos episodios. ¡Espero que sí! Porque hay que ser constante en el emprendimiento. Pero, independientemente de lo que pase, seguiré haciéndolo.
Los invito a que también hagan cosas, ensayen aunque les dé miedo. ¡Hazlo con miedo, pero hazlo! El peor escenario es que no pase nada, pero al menos habrán aprendido algo. Y si además lo disfrutan, ¡mucho mejor!
Hay que lanzarse, no quedarse quietos. Además, cuando uno hace algo, el movimiento trae más movimiento. Entonces, cuando nos quedamos quietos, es muy difícil empezar. Lo más difícil es empezar, pero cuando encuentren una pequeña motivación o algo que les entusiasme, ¡háganlo sin pensarlo mucho! Una cosa lleva a la otra y nunca se sabe cuántas personas se pueden beneficiarse de lo que hagan.
Una publicación, una historia que publiquen de la nada, no tienen ni idea de cuántas personas pueden encontrar valor en ello. Esa foto que tomaron de uno de sus productos, ¿quién sabe cuántas ventas puede generar? ¡Son oportunidades que no deben dejar pasar! 😃📸📈
Así que los invito a que se animen y hagan cosas, sin importar lo pequeñas o locas que parezcan. A veces es preferible hacer algo regular que no hacer nada.
¿Sabían que existe el dicho “hecho es mejor que perfecto”? Y es cierto. ¡Hay que hacerlo, aunque esté mal hecho! Y no se preocupen si no saben qué va a pasar, cuál será el siguiente episodio o cuál será el resultado. Yo solo tengo un par de ideas para los siguientes episodios, pero no por eso voy a dejar de hacerlo. En el camino lo iré descubriendo. Hay que hacerlo, hay que lanzarse.
Los invito a que escuchen el primer (y segundo) episodio. ¡Y que se suscriban! Ese podcast promete, jajajaja.
Acá está en Spotify
Y acá en otras plataformas.
Eso es todo por esta semana, un abrazo para todos.
Happy escuching.
Omar.
Lo felicito, Omar, excelente actitud. Después de la paandemia, la frase de combate en mi hogar se volvió «hagámosle, que hijuep…» pues no queremos pasar la vida pensando en si los demás aprueban lo que uno hace. Hasta los 25 años de edad, uno siempre piensa en el qué diran, de los 25 a los 50 ya no se preocupa de lo que los demás piensen, pero después de los 50, uno se da cuenta que nunca nadie pensaba en uno, y eso lo libera a uno de toda carga. Llegar con salud y no tan pelado da mucha tranquilidad.
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¡Muchas gracias John! Y sí, totalmente de acuerdo. Uno debe quitarse mucha pendejada de encima. ¡Esa es la actitud! 😀
Gracias por el comentario, un abrazo 🙂
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