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Otros prefirieron decir que no era posible, que ni siquiera un profesional era capaz de realizar esta etapa en un solo día, y es que no era solo la extensión del recorrido, a lo largo de los 250 kilómetros que nos esperaban también había otros ingredientes que le ponían el grado más alto de dificultad a la ruta. Más de 6000 metros de desnivel positivo acumulado, más de 100 kilómetros de montaña, terminar en el puerto de montaña más largo del mundo con 83 kilómetros de longitud y pasar por temperaturas de 4 a 36 grados centígrados eran algunos de los componentes del reto.
Llegó el gran día
Finalmente eran las 4:25 a.m. del 24 de noviembre y ya estábamos listos. Las bicis esperaban por sus pilotos, los carros acompañantes iban cargados de comida, agua, hidratantes y lo más importante: gente que no dudaba en que podríamos llegar al Alto de Letras ese mismo día. Siberia fue el punto de partida y la luna llena también llegó para presenciar la salida de los 4 ciclistas que partíamos con diferentes pero increíbles motivaciones.
Los kilómetros iban pasando, el sol empezó a acompañarnos y en un momento de la ruta se convirtió en nuestro principal rival. Hacia las 12:00 M la temperatura era inclemente y a esa altura recorríamos el tramo entre Honda y Mariquita ya en el departamento del Tolima, las goteras de Letras se hacían muy difíciles, con más de 165 kilómetros en las encima y 36 grados que dinamitaban las piernas.
Sobre las 2:30 p.m. arribamos a Fresno, allí habíamos planeado almorzar y descansar un poco, el cuerpo lo pedía a gritos. Sin duda este fue uno de los grandes momentos del reto, porque así nos negáramos a asumirlo, todos en este punto nos sentíamos frágiles, cansados y pensativos. Pero este fue el punto preciso para encontrarnos con nosotros mismos, para saber que éramos todos para uno y uno para todos y que, como un equipo, lograríamos coronar los 60 kilómetros de escalada que a esa altura nos faltaban, así que recargamos baterías, llenamos las caramañolas de líquido y el corazón y la mente de ganas de culminar con éxito.
¿Lo lograremos?
Empezamos a ver la punta de la montaña en la profunda oscuridad de la vía y Andrés, que conocía la carretera, sabía que estábamos cerca y pronunciaba frases de ánimo para el señor Jorge (un valiente que decidió acompañarnos en bici y terminar el recorrido) y para mí . Ya se sentía la emoción, estábamos a poco de completar el reto. La tenue luz que acompaña el CAI del Alto de Letras se empezaba a divisar, ya no eran kilómetros, eran metros, ¡lo habíamos conseguido!
Abrazos, relatos, agradecimientos y lágrimas se apoderaban de nosotros, la luna y la noche como en la salida, también estaban en la llegada. Nuestra propia hazaña, nuestra propia proeza eran realidad. El #RetoBogotáLetras había sido completado con éxito.
En ese mismo momento, al coronar, sabíamos que algo había cambiado, que luego de esto tendríamos que pensar en ¿y ahora qué haremos?, pero ninguno lo decía allí. En el alto solo sentíamos que debíamos descansar. Era en lo único que pensábamos.
Este reto nos unió como equipo, como grupo, como familia y aunque todos tenemos diferentes objetivos por cumplir el año que viene, sabemos que habrá otra ruta para asumir de la misma manera. ¿Cuál será? Aún no lo sabemos, tal vez ustedes que están leyendo este post quieran recomendarnos alguna.
Si quieren conocer más detalles de este reto y los que vendrán los esperamos en #RetoBogotáLetras @retobogotaletras en Instagram.
Por: Jairo Salazar Morales
Unos tesos … Felicidades … muy pronto lo intentare yo . .. .
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