Es cierto: los olímpicos ya son historia y se que es algo extemporáneo hablar de las justas en este momento. Pero hay un asunto que he conversado con amigos y me han dicho: ‘tienes que hacer un post sobre eso en el blog’. Así que aquí voy. No me voy a referir a lo que ya se ha contado sobre los olímpicos: al rápido Bolt o al ya legendario Pphelps o a las imágenes fascinantes de la apertura y la clausura de los que muchos ya llaman “Los mejores juegos olímpicos de la historia” .
Mi asunto podría ser aparentemente menor par algunos, pero no para los que nos preciamos de “tener oído” o ese sentido musical que nos vuelve quisquillosos y que sabemos reconocer cuando la música suena en el lugar y el momento correctos.
O cuando no lo logra, como en la inauguración de los recientes olímpicos. Las más de 200 delegaciones hicieron su ingreso a “El Nido” y la música empezó a sonar. Después del saludo de 10 delegaciones, nos dimos cuenta que la música estaba dispuesta como en un viejo cassete donde la canciones tienen siempre el mismo orden: gaitas escocesas, tradicional chino, tambores africanos y mariachi. Y después: gaitas escocesas, tradicional chino, tambores africanos y mariachi.
Y así con ese orden se lograba una chistosa y para nada coordinada presentación de delegaciones en donde la ranchera le salió entre otras a los deportistas de Israel, de Etiopía, e increíblemente a la representación anfitriona.
Buscar una música específica para cada delegación probablemente hubiera sido muy complicado y hubiera resultado en una estresante mezcla que le hubiera quitado brillo a la ceremonia. Pero, después de invertir millones de dólares en coreografía, vestuario, pirotecnia, y todo lo que vimos, ¿Por qué los chinos no invirtieron contratando un músico de sonido universal? Me refiero a uno de esos artistas contemporáneos que no tienen fronteras, ni estereotipos comerciales y que toman elementos de todos los rincones del planeta para crear.
Dice Les Luthier que la música sirve para trabajar, dormir, estudiar, hacer el amor e incluso sirve como fondo musical para escuchar otra música!
Lo cierto del caso, es que aunque no sea el elemento principal en ciertas situaciones específicas, la música tiene un valor de comunicación impresionante: refuerza conceptos visuales, crea atmósferas, reafirma estados de ánimo y reúne personas a su alrededor.
Por eso me molesta cómo algunas empresas notorias no tienen políticas claras para proteger la experiencia de su marca desde lo auditivo, como por ejemplo cuando un cliente entra a un almacén. Una vez entré a una tienda de moda a comprarle un vestido a mi mamá y tenían puesta una emisora de puro reggaeton. Hace mucho tiempo entré a un desaparecido negocio en Medellín que vendía los helados más caros del país (tiene nombre alemán) y lo que sonaba en el momento era un porro de Edmundo Arias.
No tengo nada contra el porro, pero ciertamente este hace poco por reforzar una marca que es la de mayor status en su categoría. Contaba también hace poco cómo una empleada de Juan Valdez puso a sonar al mismo tiempo la emisora establecida del lugar, con su radio de vallenatos preferida.
Ejemplos de estos errores son muchos y no es un asunto trivial como podrían pensar algunos. Pero también hay aciertos donde se demuestra como la música comunica y genera unos resultados deseados.
Vuela, Vuela.
Ha sido una norma de la industria de la de la aviación (y de algunos odontólogos también) ponerle a sus clientes “música de ascensor” supuestamente para bajar el stress.
Pero Delta Airlines ha roto ese paradigma. Se ha convertido en la primera aerolínea estadounidense en crear una mezcla de música contemporánea con el ritmo arriba, específicamente diseñada para que los pasajeros, una vez abordan, se sienten rápido y no se paren de sus sillas.
Hace dos años la empresa había empezado con esta programación en sus aviones y descubrió el efecto que causaba. Luego vinieron investigaciones más elaboradas que corroboraron el beneficio: los pasajeros se sentaban más rápido –y además tranquilos- y el avión salía a tiempo, lo cual es además un motivo para que el nivel de stress no aumente.
Cada gerente de marketing se debe preguntar ¿Cuál es el beneficio que le entregará la música a mi marca y por ende a mis clientes? no importa si es una venta de zapatos, o de pizza o una emisora. La gente, tarde o temprano, nota cuando algo suena en el lugar y en el momento correctos.
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