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Estamos a pocos días del arranque de una nueva ilusión, de un  nuevo camino en el que tenemos tantas posibilidades de disfrutar y acumular alegrías, como de sufrir y soportar decepciones.  Como dijo hace ya muchos algún dirigente de fútbol: «En febrero todos los equipos pueden ser campeones». Y nada más cierto, pues el torneo arranca de ceros. Se podrá decir ahora que aquel equipo se armó mejor, que aquel otro contrató más jugadores, que este otro no contrató lo que debía contratar.

A mi modo de ver, aunque la esencia del fútbol son los jugadores, no siempre por  contratar muchos jugadores con algún nombre o recorrido se garantiza que el proyecto deportivo vaya a ser exitoso.

En lo que respecta al tema Millonarios, que es lo que realmente nos interesa, ha sido evidente la decepción generalizada en la hinchada originada en la no contratación de figuras de renombre y cartel «acordes con la alcurnia de nuestro equipo».

Valga recordar que hace apenas año y medio eran demasiado altas las probabilidades de que Millonarios desapareciera del panorama futbolístico del país. A estas alturas es innegable el mejoramiento de la a realidad deportiva e institucional del Club. El 2011, a riesgo que se me tilde de conformista, fue indudablemente el mejor año para Millonarios en los últimos 20 años.

Considero que tenemos razones para pensar que este año puede ser mejor: Se conservó la mayor parte de la nómina de futbolistas que el año pasado logró acceder a las dos semifinales de Liga y al título de la Copa; los jugadores que se fueron y que fueron baluartes de la campaña anterior -Toloza y Robayo- en mi humilde concepto fueron correctamente reemplazados; se le da continuidad al proceso deportivo al cual le apostó José Roberto Arango desde el mismo momento en que decidió darle las riendas del equipo a Richard Páez.

Adicionalmente, es mi sentir, que en el campo de los jugadores alternantes, se cuenta con mejor material humano del que se disponía el año pasado, cuando todos somos conscientes que el banco de suplentes nunca otorgó las respuestas que el equipo requería cuando los futbolistas titulares defeccionaron en su rendimiento.

Todos queríamos obviamente refuerzos de renombre. Nombres atractivos que sedujeran al aficionado y estimularan la compra de abonos. Desafortunadamente para unos, o acertadamente para otros, la política de la actual administración es la de manejar las finanzas con pies de plomo, estableciendo techos salariales acorde con los presupuestos de la institución y eliminando las brechas de ingresos entre los futbolistas que siempre terminan generando malestar entre los que ganan menos dinero.

De las nuevas caras que veremos este semestre, a todas luces los nombres mejor recibidos  por los hinchas son las de Johnny Ramírez y Matías Urbano.

Si Ramírez reedita el nivel mostrado con el Chicó el año pasado, indudablemente está llamado a ser el reemplazo de Rafa Robayo. Quizá sin la explosión y dinámica del bogotano, pero con mucho más orden y manejo de partido. Por su parte, de Urbano no esperemos la verticalidad y potencia que daba Toloza, pero seguramente aportará mayor efectividad en el frente de ataque.

Los centrales extranjeros son una verdadera incógnita para todos. Lo cierto del caso es que vienen a sustituir a jugadores que como Mera y Cichero eran constantemente cuestionados por su accionar dentro de la cancha, así que mejorar a los que se fueron no debe ser nada del otro mundo. Compás de espera para ellos por haberse integrado tarde al equipo. Creo que es una linda oportunidad para que Henríquez y Franco se consoliden como la pareja de centrales titular.

De Orlando Berrío, las críticas más frecuentes se deben a su origen en el verde de Medellín. Sin embargo recuerdo que cuando apareció en el panorama futbolístico mostró buenas condiciones de jugador habilidoso y olfato goleador. A favor tiene su juventud. Considero que más que Barros y Carpintero si puede llegar a ser.

Wilberto Cosme es un jugador habilidoso, regateador, con velocidad. No tiene gol y esa creo que es su mayor debilidad. Su merito más reciente fue habernos amargado la semifinal contra Equidad. Es de los nombres que menos me llenan, pero al parecer al DT le ha gustado hasta el punto de tenerlo como posible titular para el clásico del domingo.

Leonardo Castro tuvo un comienzo fulgurante en Millos. Recuerdo que en su debut le anotó de cabeza un gol al Cali en la portería sur del Campín. Periodistas radiales que lo conocían, nos vendieron la idea de que era un goleador de estirpe, condición que finalmente no logró demostrar. Alcanzó su mejor accionar con Equidad, lo tuvo actuando como volante y no como delantero. También hay que esperarlo, pero a mi modo de ver da más alternativas que la que nos ofrecía, por ejemplo, Carlos Preciado.

Humberto Osorio Botello es otro de los nombres que menos simpatía despierta en la tribuna. Lo trajeron luego de ser goleador en el Intigas de Perú. Claro que acá llegó Norman Cabrera goleador en Venezuela y Álvaro Barros goleador de la B, y no pasó nada con ellos. Ojalá en Millos la rompa, pero personalmente no espero mayor cosa de este jugador.

Harrison Otàlvaro es un jugador muy técnico, con clase, inteligente. Tiene un gran problema y es que es demasiado frio. Seguramente viene a pelear la posición con Omar Vásquez pero en mi sentir, el jugador norte santandereano ha hecho los meritos suficientes para conservar su posición en el equipo, y Otàlvaro tendrá que demostrar mucho más de lo que hasta ahora le hemos visto para pelearle la posición.

Se dice que aún están a la espera de un volante mixto o por derecha. El único nombre que se ha ventilado en los medios de comunicación es el de Jonathan Álvarez que no estoy seguro que juegue en la posición que el DT está esperando, pues me luce más como volante de creación con poca vocación de marca.

Es cierto que todos queríamos figuras de postín en la nómina del equipo, pero siento que se logró  finalmente armar una plantilla un poco mejor de la que teníamos. Por lo menos en el tema de los jugadores alternantes Páez tiene más de donde echar mano. Es mi punto de vista respetando obviamente las opiniones en contrario.

Como todos los inicios de temporada, la ilusión se renueva, el corazón palpita más acelerado, en nuestras mentes vamos haciendo la cuenta regresiva para llegar a la hora del pitazo inicial, y todos los que nos llamamos hinchas de Millonarios (los optimistas, los apáticos, os pesimistas, los opacos, etc.) queremos de corazón que el equipo esta temporada nos de muchas más alegrías que las que nos dio la temporada anterior, y que se cumpla con el objetivo propuesto por los directivos, cuerpo técnico y jugadores de mejorar la campaña de 2011, lo cual se traduce en términos prácticos en alcanzar por lo menos una final y, porqué no, la anhelada estrella 14.

Cordial y albiazul saludo.

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