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Por PanzaVidela

Antes que nada
debemos estar de acuerdo en una máxima sencilla del fútbol: los entrenadores se
quedan o se van por sus resultados.
Ni los periodistas ni los hinchas
son quienes hacen que un entrenador se quede o se vaya de un club. Son única y exclusivamente
sus resultados. Aunque hay excepciones. Hay técnicos que logran sobrevivir a
períodos de fracaso porque son apoyados por sus respectivos directivos. Estos últimos
son técnicos que representan el riesgo que significa hacer un proceso.

Generalmente la noción
de proceso está asociada a un mal comienzo con grandes resultados
posteriormente.
Aunque existen los procesos que comienzan bien. Aquí ya hay un
tema interesante para un debate filosófico y/o futbolístico. Cada cual tendrá
su opinión.

Aterrizando el
tema a la actualidad albiazul es bastante complejo. Porque Millonarios dentro
de su transformación quiere manejar la noción de proceso y por esta razón se
trajo al técnico venezolano Richard Páez.
A él se le escogió por encima de
otros para cumplir esta tarea. Con sus pros y sus contras. Como las tendría cualquier
entrenador. A favor de Páez estaba su vasta experiencia con el seleccionado de
Venezuela, su trayectoria internacional. Y, antes que todo, su experiencia en
el proceso de formación con los jugadores juveniles. En su contra, el no tener
en su palmarés títulos, ni a nivel de selección ni a nivel de clubes. Y su
desconocimiento del fútbol colombiano. Del caprichoso y mediocre fútbol
colombiano, valga la aclaración.   

Jugados los
primeros 5 partidos de la Liga Postobón el balance de Páez es pésimo. M
ás allá
de los malos resultados está en su contra el haberse equivocado (reconocido por
él mismo) tanto en la conformación de la nómina como en los cambios. Eso,
dentro de la realidad de un técnico nuevo que apenas lleva 2 meses en nuestro
f
útbol trabajando su equipo, podría ser entendible. Y hago énfasis en el «podría»,
porque también están en su derecho quienes afirman que 2 meses de trabajo deberían
ser suficientes para conocer la nómina y los jugadores. Segundo tema de debate.

A esta altura del
partido -me parece- se presentan dos opciones claras.

La primera, dejar que los próximos 2 o 3
partidos sean los que decidan la suerte del entrenador venezolano.
La tendencia
indicaría que los resultados no van a cambiar drásticamente. Y que una nueva eliminación
tocará a la puerta muy pronto. Dentro de esta posibilidad tampoco está la garantía
que el entrenador reemplazante (por lo visto en experiencias pasadas, alguien del
estilo Nilton Bernal) cambie en un par de partidos el panorama y reviva un
nuevo sueño que se escapa. Es decir, un semestre más botado al cesto de basura
y el comienzo de una nueva historia el semestre entrante. La apuesta por un nuevo
entrenador que se espera tenga la varita mágica y transforme -desde el comienzo-
la derrota y las tristezas por triunfos y títulos.

La segunda opción
(según tengo entendido es la que se llevará a cabo por nuestro presidente Sr.
Arango -pase lo que pase-) es la apuesta por el proceso y el apoyo total e
irrestricto al Sr Richard Páez.
Aunque, como hincha necesitado de victorias
y fútbol productivo y no conforme con el balance de Páez hasta el momento, debo
reconocer que esta medida sería diferente a las realizadas en el pasado por
nuestros nefastos directivos.
Aquellos cambiaban de técnico como cambia uno de
pantalones y en los 22 años de derrotas y tristezas nunca hubo un sólo
entrenador que recibiera el respaldo y el apoyo a pesar de los malos
resultados. Se le sacaba y se apostaba por uno nuevo. Y así pasaron tantos años.
Ni t
ítulos ni proceso.

El tema -como lo
dijimos- es bastante complejo. Por un lado están los pésimos resultados que
entran en disputa directa con la cercanía al descenso. Por el otro, la apuesta por el famoso proceso que choca con nuestro presente y las necesidades apremiantes
de la institución. Y al frente de todo esto, como cabeza de la parte deportiva,
el señor Richard Páez, quien por lo mostrado en los primeros dos meses de
trabajo ya tiene a un sector de la hinchada en su contra y ve como las
adversidades se suman con el pasar de los partidos. Sin embargo, como él mismo
lo dijo, la esperanza es lo último que se pierde y como hombre de fútbol acostumbrado
a este tipo de situaciones dará lo mejor de sí para mejorar la situación e
intentar cumplir lo que ninguno de los más de 15 entrenadores de los últimos años pudo lograr.

¡Saludo Albiazul!

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