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Por PanzaVidela

Primero quiero dejar muy claro que no tengo nada personal en contra del entrenador español Juan Manuel Lillo. Sin embargo, desde que supe de su contratación para Millonarios, no estuve de acuerdo. Mis razones son simples, pero contundentes.

La nueva junta directiva de Millonarios botó a la caneca un Proceso (Con mayúsculas) iniciado por José Roberto Arango con el técnico venezolano Ríchard Páez y que tuvo una continuación maravillosa con el experto en el rentado colombiano Hernán Torres. Fue bajo la presidencia de Felipe Gaitán (de lejos, el mejor presidente que ha pasado por Millonarios en los últimos 25 años) y la dirección de Hernán Torres que Millonarios logró sus mejores resultados deportivos y administrativos de las últimas décadas.

El año 2013 Gaitán, como presidente azul, reportó ingresos brutos por 45mil millones. Perdón, lo ponemos en letras claras: cuarenta y cinco mil millones de pesos. Récord absoluto en toda la historia del embajador.  Y deportivamente, siempre van juntos los éxitos, se logró la tan anhelada estrella 14 y participaciones en Copas Libertadores y Suramericana.

Para un equipo que nunca había conocido el jugar una final desde que se crearon los torneos cortos, y que incluso estuvo en posiciones de pelear el descenso, esta etapa iniciada por José Roberto Arango y continuada con éxito por Felipe Gaitán, fue como (no quiero creerlo, pero puede ser así) un paréntesis dentro de la historia reciente de Millonarios. Y digo un paréntesis por la simple y sencilla razón que la decisión de traer a Lillo y todo lo que él representa, es una apuesta demasiado grande por algo incierto.

El proceso que se quiere iniciar con Lillo y su cuerpo técnico español significa como primera medida echar a la caneca toda la confianza ganada por el anterior PROCESO. Lo cual obviamente ya tuvo repercusión directa en los ingresos por venta de abonos y demás (camisetas, llaveritos, etc). Mientras el año pasado el embajador registró ventas de 18mil abonos para comienzo de temporada, este semestre solamente se registraron ventas de 6mil abonos. Y como dice el dicho, en el desayuno se sabe como será el almuerzo. Esta proporción nos muestra que desde el punto de vista económico la decisión de traer a Lillo comenzó con resultados negativos.

Y ahora pasemos al tan anhelado tema deportivo. El proceso que se quiere iniciar con Lillo comienza por el hecho (desde mi punto de vista de pésimo gusto) de traer un señor que desconoce completamente el medio colombiano. Y lo queramos o no, Lillo pagará sí o sí la primiparada. El torneo colombiano se caracteriza por tener técnicos expertos que saben de memoria enfrentarse los unos a los otros y la manera para jugarle a cada equipo según la plaza. Esa fue la gran virtud de Hernán Torres y a la larga una de las razones por las cuales dio resultados en tan corto tiempo.

El segundo punto pasa por el estilo de juego que quiere implementar Lillo. Es de la escuela de los «dreamers» del fútbol. Ya conocemos la historia: buen trato al balón, enamorar al hincha, fútbol ofensivo. Este tipo de «estilo» necesita tiempo para que los jugadores lo implementen y necesita el tener los jugadores idóneos en ciertas posiciones. Si la idea en determinadas ocasiones es jugar con 3 defensas, se necesita tener 3 tipos atrás que brinden todas las garantías. El Millos 2014 no los tiene. La defensa del equipo de Lillo será el gran talón de Aquiles, y desde ya, habiendo dejado a atrás el esquema seguro de Hernán Torres, el hincha azul debe prepararse para papelones de una defensa que no tiene el trabajo necesario para brindar seguridad en determinadas plazas y frente a determinadas delanteras del torneo criollo. Me tildarán de pesimista, pero quiero dejar este escrito para ser leído de nuevo en junio.

Como apuesta positiva, este equipo pinta para brindar espectáculo y el día que se junten los que saben y se logre el ideal de lo que quiere Lillo, este equipo también brindará goleadas lindas en cualquier plaza. Habrá de lo uno y de lo otro. Repito, invito a releer este escrito en junio.

Si bien es cierto que todo proceso tiene su tiempo de creación, maduración y deterioro, esta apuesta por el proceso de Lillo en 2014, estará marcada por el desequilibrio en resultados (goleadas a favor y en contra), y tendrá en la paciencia del hincha azul su mayor enemigo. Los mismos que hoy piden tiempo y cordura, serán los más drásticos en sus críticas cuando aparezcan los malos resultados.

Desde mi punto de vista, este proceso fue una decisión muy acelerada de la nueva junta directiva, que no estuvo acompañada de contrataciones de verdadero nivel (sobre todo en la defensa), dejando al Sr Lillo en una posición poco envidiable de dar resultados en corto tiempo y cumplir grandes expectativas inherentes a la fiel hinchada embajadora. Con la desventaja de no tener en el equipo al menos 3 jugadores de verdadero nivel que puedan soportar el peso del proyecto.

Me encantaría escuchar opiniones del hincha azul respecto a este proceso.

Saludo cordial,

PanzaVidela

@PanzaVidela

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