Por: PanzaVidela
Siempre tuve el anhelo de conocer la ciudad de Rosario. Para el mundo entero Argentina es sinónimo de Buenos Aires y Buenos Aires es sinónimo de Argentina. Casi nadie habla de Rosario y son pocos los que la conocen. En 2016 tuvimos la oportunidad de visitarla. En el bus desde Buenos Aires hacia Rosario aproveché para contarle a Diana un poco de la historia del Newell’s Old Boys, el emblemático equipo rosarino. Y al hablar de Newell’s es imposible no mencionar a Marcelo Bielsa.
Mientras conocíamos la ciudad, hablando con los taxistas, aprovechamos para indagar un poco sobre todo. Política, fútbol, hasta gustos musicales. Recuerdo que en mis estadísticas personales, de 10 taxistas interrogados 5 odiaban a la expresidenta Cristina Fernández y 5 la amaban. Y respecto al fútbol, la cosa estaba igual de dividida. La mitad era hincha de Newell’s y la otra mitad de Rosario Central, el otro equipo de la ciudad. “No, el ‘otro’ equipo de la ciudad es el Newell’s”, me dijo con un tono de indignación uno de los taxistas. Del espejo retrovisor de su carro, recuerdo, colgaba un perrito diminuto vestido con una camiseta de Rosario Central.
Aquí por temas de fútbol puede uno terminar en una pelea, le dije a Diana. “Debemos andar con precaución”. De Plaza San Martín al Parque de la Independencia tuvimos la fortuna de escuchar la historia del Estadio Marcelo Bielsa. El conductor de ese taxi nos contaba cómo Marcelo Bielsa no quiso aceptar ese homenaje. “Cada que viene a la ciudad es la misma historia”. Se refería a Bielsa. “El tipo hasta interpuso una acción legal para que al estadio le cambiaran de nuevo el nombre, dice que él no merece tal reconocimiento. Pero la cosa siempre queda ahí, el estadio se llama así y no hay hincha de Newell’s que no lo idolatre a Marcelo. Lo que pasa es que el tipo se siente mal porque el estadio lleve su nombre, así de sencillo es él”.
Ese era el taxista para hablar de aquel Newell’s de la temporada 1991-1992. Un tipo experimentado, ya debía ser papá e incluso abuelo. No lo supe, porque odio indagar en temas personales. De todo lo demás hablo como lora mojada, pero en cuestiones personales nunca me meto. En fin. “Claro”, me dijo, “es el mejor Newell’s que yo he visto”. “Con Berizzo y Pochettino en la defensa, Saldaña y Ricardito Lunari en el medio campo. Y la delantera: ¡Dios, qué delantera de lujo tenía ese equipo! Estaba Julio Zamora y el paraguayo Mendoza” . “El ‘coco’ Mendoza”, le dije yo para emocionarlo. “Qué crack”, me respondió. “No me perdí ni un solo partido de ese equipo”, me dijo lleno de orgullo. La distancia entre Plaza San Martín y el Parque de la Independencia era corta, así que pronto nos despedimos.
En el parque conocimos las instalaciones del estadio. Con Diana alquilamos una bicicleta acuática y nos pusimos a recorrer el laguito. El clima en ese abril del año 2016 estaba perfecto. Alrededor de los 20 grados. No hacía frío ni calor. En esa tranquilidad, recuerdo, aprovechamos para hablar, una vez más, de todos nuestros sueños. Le dije: “un día en el futuro quiero regresar a este lugar con nuestro hijo, quiero que conozca esta ciudad y que sepa quién fue Marcelo Bielsa. Es más, le podríamos poner Marcelo”. Me respondió: “lo de volver, con toda seguridad, pero lo del nombre lo hablamos más adelante”. “Cada cosa en su tiempo”.
En Rosario estuvimos 3 días solamente. Es el tiempo ideal para conocer una ciudad pequeña y tranquila. En el último taxi que montamos recuerdo las palabras del conductor cuando le preguntamos cómo eran los rosarinos. El rosarino, nos dijo, tiene la capacidad y el talento de Lio Messi, la pasión de Marcelo Bielsa y, sobre todo, la sencillez de Fito Páez.
En la foto estamos frente a la antigua estación Don Ferro, al lado del río Paraná. La foto no la tomó un querido transeúnte (¡vaya palabra!) rosarino. Es curioso que los argentinos tengan fama de creídos, porque cualquiera que haya estado en ese país sabe que no es así. “Lo que pasa es que el argentino se vuelve soberbio cuando sale del país”, nos dijo, tal vez con algo de razón, otro de los queridos taxistas con los que hablamos.
Bonita ciudad Rosario, con personas muy cálidas y amables. También ciudad universitaria con dinámica vida cultural. Le tengo cariño y agradecimiento. No se la pierdan.
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