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Por PanzaVidela

Ojo al dato, el tipo (en realidad es un Señor, un caballero completo) que tenemos sentado en el banquillo de la Selección Colombia tiene un pequeñísimo e insignificante récord: lleva 7 partidos dirigidos en Mundiales sin perder.

Solamente superado por 3 o 4 entrenadores en toda la historia de los mundiales. Cuando dirigió a Argentina en Alemania 2006, en los 5 partidos que disputó no perdió ninguno en el tiempo reglamentario. Su equipo ganó 4 partidos y el quinto lo empató. Solamente en la definición por penalties quedó eliminado. En Brasil 2014 lleva 2 juegos con 2 victorias.

Tremendo récord. Sin embargo, como es conocido por todos, en el fariseo style de los que todo lo critican, Pékerman quedó en Argentina como el hombre que no puso a Messi. Marcado como verdugo para el resto de su vida. Los fariseitos no perdonan este tipo de afrentas. Aquellos que no han logrado nada en su vidas condenaron al pobre Pékerman a la crítica eterna por este caso preciso.

Ahora con la Selección Colombia está logrando lo inimaginable para una selección que siempre sobrevaloró su potencial, pero que para el mundo entero jamás ha estado en lugares de importancia. Hoy Colombia es una sorpresa en el Mundial de Brasil 2014 y aunque el equipo siga rompiendo récords con una selección eternamente perdedora, al estratega argentino aún le siguen criticando que no es un hombre que trabaje la táctica defensiva.

El especialista y gurú de nuestro fútbol, el señor Carlos Antonio Velez, uno de los precursores de la táctica defensiva en el mundo del fútbol y ganador de varios títulos mundiales, lleva los 2 años que tiene Pékerman como entrenador, criticándole el poco trabajo que el argentino le ha «metido» a la selección en materia defensiva.

Es una lástima que en el banquillo técnico tengamos un tipo que ha priorizado la estrategia ofensiva y todo lo relacionado con algo revolucionario e incluso «antiético» en nuestros días. A saber: anotar gol en el arco contrario.

Pékerman considera, en contravía de lo que pregonan los sabiondos del fútbol, que la mejor manera de ganar partidos es haciendo goles. Suena incluso apocalíptico, pero esa ha sido la estrategia de Pékerman.

Otra de las «estrategias» de Pékerman tiene que ver con su discurso. Lejos del conocido por nuestro medio «vamos a meter berraquera muchachos» o al «vamos a meterla toda hp’s», el argentino optó por algo exótico y desconocido para nuestro medio: trabajo arduo en el análisis de los rivales. Meses preparando cada uno de estos 3 partidos para que los jugadores tuvieran un plan preciso frente a sus rivales. El resultado: 2 partidos ganados en una Copa del Mundo, 5 goles a favor y uno en contra.

Impactante resultó ver a los africanos de Costa de Marfil, tras la derrota, sentados en el césped llorando e incluso llenos de furia. Jamás se esperaban que Colombia les fuera a ganar. Ellos esperaban la Colombia de los viejos tiempos: un equipo recochero, que hablaba mucho en los micrófonos y a la hora de la verdad salía con un chorrito de babas. No contaban con un pequeño detalle: en el banco esta vez teníamos a José Néstor Pékerman.

Hoy Colombia entera disfruta de una Copa del Mundo donde su selección le está dando las alegrías más grandes en su historia. Con un grupo de jugadores que están cumpliendo el sueño de lograr en «Grandes Ligas» una hazaña que recordarán por el resto de sus vidas. Y todo gracias, única y exclusivamente, a que en el banquillo técnico está un tipo que no tiene la menor idea de lo que es el fútbol. Tampoco tiene idea de lo que es hablar. El hombre solo hace su trabajo y sus equipos ganan. Tal cual.

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