Esta semana no tenía pensado escribir, no he tenido cabeza para teclear más de dos líneas vagas, que pierden sentido al volver a leer por cuestiones de salud, pero no puedo pasar por alto la fecha, pues hoy, 17 de septiembre, se celebra el día del Biólogo colombiano.
No voy a dar detalles de qué hace un biólogo o por qué esta carrera es la mejor decisión de vida que pude tomar y que en el fondo siempre supe que era la mía. No. Hoy se me hace imposible no recordar mis experiencias en el mar, en el bosque y en el laboratorio a lo largo de todo este tiempo que han forjado a la profesional, pero también a la persona que soy.
Viajes increíbles que se gozaban y se sufrían, como aquella vez que fuimos al Parque Tayrona a hacer monolitos en época seca. Debíamos tomar la decisión de utilizar la poca agua que teníamos para esos días de exploración en nuestro trabajo o ahorrarla para la exhaustiva jornada bajo los 39 grados caribeños. De eso sólo recuerdo que reí como nunca, que afiance lazos inquebrantables de amistad con Caro, Migue y Dina, y que el bosque seco tropical no hubiera sido el mismo sin las clases de Linares.
Cómo olvidar nuestra ida al Cabo de la Vela, la mejor experiencia de buceo libre que he tenido y donde pude aprender sobre Oceanografía con Martha Mogollón, quien para mí es una de las mejores Biólogas del país. Cómo olvidar en esa misma excursión nuestra visita a Bahía Concha y la demora generada por Carlos y Jaminson, mejor conocidos desde entonces como las “E-humanas” por aquel efecto retardado y propio de bebidas fermentadas de los indígenas de Valencia, Córdoba. Conocer ecosistemas increíbles y exclusivos de nuestro Caribe y hacer travesías inimaginables, como subir a la Sierra Nevada en un Jeep que por momentos dejaba una llanta a disposición del precipicio, analizar muestras, conocer la morfología de muchos organismos micro y macroscópicos, y sobretodo entender interacciones fue increíble.
Las idas a Tuis Tuis, las bañadas en El Saltillo en el Alto Sinú, las innumerables visitas a Santa Marta con Male, la alegría por un baño en El Salto del Sereno en los Montes de Maria, las varadas, risas, rumbas y hasta llantos. Las idas a Cispatá, famosa por ser “la sala cuna de peces, moluscos y cnidarios”, las risas estruendosas por “El pase del lanchero” con Eduar, Male, Carlos, Dani y Alejo, las trasnochadas colectando murciélagos, las madrugadas avistando aves, conocer de cerca la biodiversidad de este país, sus ecosistemas, y sobre todo, poder generar impacto social es lo que más disfruto de ser bióloga.
Como valor agregado, dar prioridad a la persona antes que a la profesional ha sido el regalo más grande que me ha dado mi carrera. Qué feliz he sido en todo este tiempo… y aún preguntan si yo amo mi profesión.
¡FELIZ DÍA BIÓLOGOS!
Si. Feliz día del Biólogo, profesión que nos permite valorar y admirar, nuestro patrimonio natural, con una riqueza extraordinaria de especies animales y vegetales, que interactúan con unos paisajes maravillosos, que motivan, nuestros esfuerzos para dar a conocer estos complejos ecosistemas y lograr su conservación para el disfrute de las futuras generaciones. FELIZ DIA PARA TODOS LOS BIOLOGOS.
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Felicitarte es poco mi bióloga preferida, que Dios te guíe siempre y derrame muchas bendiciones sobre ti, para que cada día tus sueños sean cumplidos con éxito Ana Lucía Pico Vargas.
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Felicitaciones a todos los Biólogos y Biólogas de mi país, en especial a ti. Que me inspiras a grandes cosas.
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