La Navidad es una época del año que brilla con un tipo de magia especial.
Y en Medellín, hay algo indescriptible en las luces que los vecinos ponen en sus ventanas, el aroma de los buñuelos y la natillada, incluso, el de la sancochada o el asadito que se vive en cada cuadra, pero lo que realmente lo hace especial es un ingrediente poderoso: el espíritu de compartir.
Pero más allá de esa magia navideña que se siente en todo el Valle de Aburrá, les vengo a contar algo muy especial…
Este año, tuve la oportunidad de experimentar la magia de la Navidad de una manera inolvidable: uniendo fuerzas desde la distancia para cumplir los deseos de 196 niños en Medellín que le escribieron una carta a Papá Noel. Fue una experiencia gratificante que no solo me dejó muchas lecciones, sino que también enriqueció a todo el gran equipo denominado Conexión Infinita que hizo posible la convocatoria, el acopio, la envoltura de regalos, la logística y, por supuesto, el momento más esperado por los niños: la entrega de regalos.
Todo comenzó con un simple deseo: hacer que la Navidad fuera especial para aquellos niños que, con sus corazones llenos de esperanza, le enviaron sus cartas a Papá Noel. Estos pequeños, llenos de sueños y anhelos, querían vivir la magia de recibir un regalo en Nochebuena. Conexión Infinita, el grupo con el que me conecté, se propuso hacer realidad esos sueños, y la respuesta de la comunidad fue asombrosa.
Cada carta era una ventana al mundo de un niño, un vistazo a sus deseos más profundos. Algunos pedían juguetes, otros ropa nueva, y unos pocos soñaban con cosas sencillas pero llenas de significado. Al leer esas cartas, me di cuenta de que tenía la oportunidad de escoger una para «apadrinar». No solo se trataba de entregar el regalo que dictaba la carta, sino también de ofrecer sonrisas y esperanza.
La primera fase de esa misión fue conseguir aliados. Amigos, familiares, colegas y hasta desconocidos se sumaron a la causa, así como yo lo hice. Cada persona aportó algo único, otros ofrecieron su tiempo para envolver regalos, desarrollar actividades y lúdicas y muchos más contribuyeron con dinero para asegurar que ningún deseo quedara sin cumplir. La generosidad y el entusiasmo fueron contagiosos.
Fotografías por Esteban García
La convocatoria para reunir regalos fue un éxito rotundo. Las donaciones llegaron de todos lados: juguetes, ropa, bicicletas, y cada regalo fue envuelto cuidadosamente con amor. Ver cómo cada persona aportaba su granito de arena, con la firme convicción de hacer felices a estos niños, fue inspirador. Lo digo así, porque fue lo que sentí al comprar el regalo de aquella carta que elegí.
Supongo que desde Conexión Infinita el proceso no fue sencillo, pero sí gratificante. Desde la logística hasta la envoltura de los regalos, cada paso estuvo lleno de dedicación y cariño.
El día de la entrega llegó y con él, la culminación de un trabajo en equipo lleno de amor y compromiso. Si me lo preguntan, ver los ojos de los niños brillar con alegría al recibir sus regalos fue una de las experiencias más emotivas de esta Navidad. No hay palabras que puedan describir completamente la felicidad y la gratitud que se sentían en el ambiente. Fue un recordatorio poderoso de lo importante que es compartir algo de nosotros para ayudar a los demás.
Fotografías por Esteban García
Quiero agradecer de corazón a todas las personas que se sumaron a esta noble causa. A cada voluntario, donante y miembro de Conexión Infinita, gracias por su generosidad y su tiempo. Gracias por demostrar que, unidos, podemos hacer grandes cosas y que, en cada acto de bondad, hay una chispa de magia que ilumina el mundo.
Esta experiencia no solo dejó una huella en los niños que recibieron los regalos, sino también en todos nosotros que fuimos parte de este maravilloso proyecto. Nos enseñó el valor de la solidaridad, el poder de la comunidad y la alegría de dar sin esperar nada a cambio.
En esta Navidad, recordaré siempre lo gratificante que es unir fuerzas para cumplir deseos y lo bueno que es compartir algo de ti para hacer el mundo un poco mejor. Celebremos esta época con gratitud y sigamos trabajando juntos para crear más momentos mágicos. ¡Feliz Navidad!
¡Qué chimba la gente que se suma a iniciativas como estas para hacer felices a muchos niños!
Dios los bendiga.
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