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Para muchos (me incluyo), las matemáticas han sido un área problemática de la vida. Bien sea en su aprendizaje o en su aplicación para la vida diaria, las matemáticas nos han sacado mas de un dolor de cabeza y no son algo particularmente apreciado. Una muestra de ello son los hallazgos presentados por el Consejo Privado de Competitividad en la edición 2015 de su informe anual. Hallazgos que plantean preguntas importantes sobre la manera en la que el sistema educativo está abordando la enseñanza de las matemáticas.

En este informe, se pone de manifiesto algo ya conocido: Los pésimos resultados del país en las pruebas PISA, pero cuando se mira con cuidado (p. 28), llama la atención que las matemáticas son el área de peor desempeño de las tres evaluadas por la prueba, y que la diferencia entre matemáticas y ciencias (la que le sigue) es bastante alta. Así mismo, llama la atención que este fenómeno se presente en otros países planteando una pregunta: ¿Que causa este desempeño tan abismal y esta diferencia tan significativa?

Haciendo la salvedad que la explicación a las razones de este fenómeno en otros países está fuera del área de influencia de este espacio, en el caso de Colombia esta es una situación particularmente problemática por varias razones. En primer lugar, si tomamos en cuenta el impulso que le quiere dar el gobierno colombiano al desarrollo en ciencias y áreas STEM (Bajo la suposición claramente errónea que eso implica cortarle el apoyo a las humanidades), un mal desempeño en matemáticas a nivel de educación media siembra dudas sobre el rango de los logros que se pueden hacer en el área si los estudiantes que ingresan a la universidad lo hacen con vacíos fundamentales en su conocimiento matemático. Pensar en una explicación que se relacione con el conocimiento disciplinar de los docentes de matemáticas en Colombia no puede estar muy fundamentada; durante décadas, autores como Darío Willis y Yu Takeuchi construyeron un legado notable en la enseñanza de las matemáticas como para creer que este no puede ser aprovechado o no está siendo aprovechado, así que la pregunta debe pasar de lo que saben de matemáticas los docentes a como enseñan lo que saben.

Un chiste común es decir que lo visto en las clases de álgebra en el bachillerato no ha servido para nada en la vida… Todos hemos visto hasta el hartazgo en chiste en Facebook que dice ‘Un día mas en el que no uso el trinomio cuadrado perfecto’, un chiste que, en el fondo, lleva la idea que el conocimiento enseñado no tiene aplicabilidad en la vida cotidiana, o mas exactamente, no es visto como relevante. Esta percepción de falta de referencia viene de la manera en la que los docentes presentan el conocimiento, mas exactamente, viene determinada que los docentes no están realizando una transformación efectiva del conocimiento disciplinar de tal manera que este sea pedagógicamente apto, una transformación que implica la aplicación de las experiencias del docente y su autorreflexión alrededor de las mismas y lo que conoce sobre sus estudiantes. Sin este proceso transformativo asociado al enfoque teórico desarrollado por Lee Shulman, hasta el docente con el conocimiento disciplinar mas completo no puede lograr los objetivos propuestos.

Se ha hablado mucho desde los estamentos sindicales sobre lo que hace a un docente. Mas exactamente, se ha sugerido que el licenciado hace algo especial y distinto a sus contrapartes no licenciadas y que en virtud de ese algo especial y distinto, los no licenciados no son aptos para la labor docente. En ese sentido, las facultades de educación deben liderar una discusión profunda sobre como están enseñándole a los docentes la diferencia entre el desarrollo del conocimiento disciplinar de sus respectivas materias y la manera en la que este conocimiento es presentado en un contexto pedagógico.

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