Es el tipo de cosa que no se nota cuando uno sale a la calle, pero Colombia lleva dos semanas metida en la crisis institucional más grave de su historia (peor que en los días de Samper) por obra y gracia de un grupo político que está cerca de hundir el proceso de paz con las FARC, así como por el hecho que una de las carteras cruciales para las políticas de la presidencia Santos, la de educación, lleva dos semanas en situación de interinidad. Dicen que lo urgente siempre le pasa por encima a lo importante, por lo que es razonable suponer que esta situación se mantenga mientras se conjura la crisis del proceso de paz (que no solo es urgente sino importante); aún así, resulta un buen ejercicio preguntarse por los retos de quien va a continuar la tarea de volver a Colombia ‘La Más Educada’.
Jornada Completa: Una jornada escolar de más de 6 horas es crucial para alcanzar estándares de calidad educativa aceptables, y es la meta que tiene más variables asociadas. En primer lugar, es importante saber donde está parado el país en lo que tiene que ver con las aulas construidas hasta el momento, y hasta donde había llegado la gestión de la ex ministra Parody. Así mismo, la implementación de dicha jornada requiere un trabajo curricular intenso que provea contenidos y actividades los cuales justifiquen esta ampliación; sería irresponsable no aprovechar la oportunidad para resolver, a través de la jornada completa, problemáticas como la de la educación media y su modalidad vocacional la cual ha sido descuidada con el paso de los años y ahora es un entresijo de iniciativas a nivel regional que no responden de manera efectiva al rol que debiera tener como formadora y proveedora de mano de obra con calificaciones técnicas para el mercado laboral.
Planta docente: Este espacio vio varias veces la discusión sobre la lentitud con la que se llevó a cabo el concurso docente anunciado en 2012 y que solo hasta el año pasado se vio completado. Así mismo, este año se lanzó otro concurso docente, poniendo de manifiesto la realidad de una planta docente que está envejeciendo progresivamente y que requiere un recambio importante. ¿Como se puede llevar a cabo este cambio respetando las normatividades del sector público pero a su vez reconociendo la urgencia de llevar esto a cabo de tal manera que la operación de las instituciones educativas no se vea afectada?
Formación docente: El informe de la Fundación Compartir de 2014 puso de manifiesto el estado preocupante de la formación docente a nivel de los programas de licenciatura, tanto a nivel de los aspirantes que recibe como de los programas mismos de formación. Las iniciativas a nivel de decretos que han sido presentadas por el ministerio, han sido recibidas con aprensión por parte de organizaciones sindicales. Sin embargo, estas iniciativas de reforma deben ser continuadas a pesar de lo impopulares que pudieran llegar a ser por cuanto están pensadas para lograr una mejora efectiva en la formación docente que pueda incidir en la calidad educativa, y no en favorecer los intereses de un sector reducido dentro del magisterio.
La diplomacia: Gina Parody se va, por mucho, como la ministra de educación más impopular de los últimos años, y quien la suceda, sin duda, tendrá que arrancar nadando con la corriente en forma a la hora de hablar con el magisterio colombiano. El antagonismo generado por los pasos en falso dados en la implementación de la ECDF, las nivelaciones salariales, y las mentadas cartillas de educación sexual, en un momento donde el diálogo con el magisterio es absolutamente necesario para implementar iniciativas como las anteriormente mencionadas requiere que la cartera sea liderada por alguien mitad diplomático y mitad hombre fuerte, que escuche las inquietudes de los docentes, pero que deje ver de forma muy clara que la marcha del gobierno en las reformas educativas no tiene freno.
Cerrar este espacio con posibles nombres sería un ejercicio vano e incluso irresponsable con los mencionados, solo queda de nuevo, recordar la necesidad de dejar de entender el ministerio de educación como parte de una piñata política o burocrática, y que requiere a una persona con un conocimiento del campo, de lo que se necesita y de lo que se tiene para lograr las metas propuestas que, si bien tienen un tinte politiquero, no las hace menos necesarias.
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