Hace dos años, por estas fechas, se estaba resolviendo el paro que tuvo al magisterio colombiano en las calles durante tres semanas. El día de hoy, se cumple una semana de un nuevo paro en una situación que, a diferencia de paros anteriores, pareciera no tener una resolución razonable en el horizonte y que requiere una mirada más cuidadosa para entenderlo y resolverlo.
El pliego de peticiones, radicado por FECODE el 28 de febrero de este año, gira, en términos concretos, alrededor de tres puntos: La nivelación salarial, el fortalecimiento del régimen de salud y las condiciones de la carrera docente. El primer punto, es heredero directo del paro de 2015 (página 4), en el cual, tomando en cuenta la diferencia considerable entre los salarios del magisterio y los demás servidores públicos, se acordó un proceso de nivelación salarial que irá hasta el año 2019 y que representa un alza a los salarios docentes adicional al alza anual de rigor; una nivelación, que teniendo en cuenta el escalafón salarial que rige para una porción cada vez más grande del magisterio (docentes regidos por el estatuto 1278) es absolutamente necesaria. Sin embargo, al día de hoy, dicha nivelación correspondiente a este año no se ha hecho efectiva; de hecho, el alza de rigor correspondiente a este año, sigue sin llegar a los salarios del magisterio, debido a que no se ha determinado el alza de los salarios para servidores públicos, lo que impide determinar la nivelación. Dentro de los puntos del actual paro, FECODE pide una ampliación de dicha nivelación hasta los años 2020 y 21 (página 5 del pliego), frente a lo cual el gobierno responde, con razón, que no puede comprometer las finanzas de la siguiente administración, independientemente de la causa; Si bien la ministra Giha tiene razón en este punto, resulta preocupante el hecho que también diga que no hay disponibilidad de recursos para llevar a cabo dicha nivelación, lo que hace que muchos observadores nos preguntemos sobre la capacidad del gobierno para llevar a cabo las promesas que se hicieron en 2015, y que pone de manifiesto el hecho que no solo se trata de invertir dinero en educación, sino de como se invierte.
Lo relacionado con las condiciones de la profesión docente es un punto por el cual se encuentran varias discusiones de larga data. La principal de ellas tiene que ver con la constitución de un estatuto único docente el cual resuelva las diferencias entre los estatutos 2277 y 1278 que actualmente reglamentan la labor del magisterio en Colombia, y que son bastante diferentes en lo que tiene que ver con condiciones y requisitos de ingreso, remuneración salarial, y evaluación. Este diseño, que tiene bastante de pulso político, debe mantener muchos de los logros obtenidos en términos de calidad educativa, al mismo tiempo que debe convertir a la profesión docente en un destino laboral atractivo para los mejores bachilleres, de acuerdo a las metas gubernamentales. Así mismo, el gobierno debe tener en cuenta los yerros que ha habido en la implementación de la ECDF para corregirlos de manera inmediata, y lo que es más importante, replantear la manera en la que se ha venido implementando la jornada única; el MEN pareciera querer tomar atajos con el proceso e implementar una jornada única que desconoce las realidades de infraestructura del país, que impiden la implementación de la misma hasta que se construyan las aulas de clase que reciban a ocho millones de estudiantes en una jornada de 7 AM a 3 PM.
La contratación del nuevo operador de salud para el magisterio también es otro pendiente del paro de 2015. El presente año arrancó con un punto muerto en la licitación asociada, y la renuncia de Luis Grubert a la presidencia de FECODE terminó por empantanar aun más una situación que ya venía bastante empantanada. Mientras tanto, los 900 mil beneficiarios del sistema (maestros, familias y pensionados) siguen con un servicio de salud en el que, literalmente, se paga más por menos.
Desafortunadamente estos puntos han ido borrándose en la discusión asociada al paro gracias a visiones polarizantes y distorsionadas. Comentaristas como Jorge Restrepo han pedido, básicamente, el despido sumario de los docentes en paro, dando pie a una reacción de simpatía al sindicato docente que ignora puntos que no lo dejan tan bien librado, como su poca representación de la mayoría del gremio, o que siga insistiendo en puntos como los juegos nacionales del magisterio cuando hay prioridades muchísimo más urgentes.
El día de hoy, en declaraciones a RCN Radio, Carlos Rivas, presidente de FECODE, decía con mucha razón que la gran mayoría de reivindicaciones que ha obtenido el gremio docente han sido producto de movilizaciones sindicales; este hecho pone de manifiesto la enorme deuda histórica que tiene Colombia con su educación, y que no se resolverá mientras el gobierno nacional ponga la billetera donde pone el discurso (Adaptando la expresión inglesa), y mientras el gremio docente tenga una representación seria, que sepa diferenciar y poner los intereses del gremio y la educación nacional por encima de las aspiraciones políticas de los representantes.
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