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El 40% población de Latinoamérica tiene entre 14 y 28 años, así mismo, la juventud representa el 28% de la población de Colombia, es decir, vivimos en un continente y en un país joven, pero al mismo tiempo esta población es la más vulnerable a sufrir flagelos tales como: pobreza, violencia intrafamiliar, tratas de personas, abuso y violencia sexual, embarazo adolescente, desnutrición, explotación laboral, desempleo, falta de educación y suicidio. Al ver estos índices y conocer cuál es el estado actual de la juventud en Latinoamérica, nos preguntamos como consecuencia ¿porque los jóvenes no están participando en política? la respuesta parece ser sencilla y evidente, pero a la vez profunda y llena de complejas variables.
Si descubrí algo en los últimos años, es que los jóvenes promedio y en general, no están participando en escenarios políticos, están aislados y hastiados de la política y de todo lo que tenga que ver con ella: partidos políticos, Gobierno, Congreso, Justicia, etc., hay una falta de credibilidad en las instituciones democráticas, se perdió la confianza en lo público y vemos un sistema político distante. En suma, estamos viviendo la mayor crisis de la historia de apatía, escepticismo, incredulidad y pasividad frente a la lucha por causas e ideales políticos.
Una lección aprendida de este contexto, se encuentra en la falta de coherencia que reflejan hoy los partidos políticos de forma abrumadora. Los postulados y doctrina de los partidos distan mucho de su realidad política, ninguno se salva, todos ellos no reflejan su ideario, perdieron su identidad, esencia e ideología. Vemos partidos que se asemejan más a fábricas de avales y empresas electorales, llenos de prebendas, dádivas y torta burocrática del Gobierno nacional; y otros van más por la línea de buscar una alternativa mesiánica o caudillista a todas las problemáticas y necesidades que demanda el país.
Otra lección, es aquella en la cual observamos una sociedad y una juventud dependiente de un estado paternalista, nos hemos acostumbrado a esperar los regalos, subsidios de la iglesia y del Gobierno sin recalcar el mérito y la meritocracia como clave para cultivar el éxito. La falta de educación cívica, en valores democráticos y formación ciudadana ya nos está pasando la cuenta de cobro en los jóvenes que piden un cambio del status quo, pero no son conscientes que ellos mismos son los depositarios de nuevas ideas, potencial, innovación, emprendimiento y el relevo generacional que necesita la sociedad colombiana.
Otra lección aprendida, es la realidad de saber que los jóvenes no están teniendo criterios, posturas y posiciones claras, firmes y sólidas frente a los temas fundamentales que atraviesa el país, están al vaivén de la coyuntura y vendiéndose al mejor postor, como olas que vienen y van. Nuestra responsabilidad es participar y servir a nuestra nación, pero con carácter, formación integral y rigurosidad siendo un verdadero referente y un ejemplo para otros jóvenes, al romper y transformar las viejas prácticas y estructuras politiqueras y clientelistas, combatiendo la política de favores que se lleva a cabo mediante la compra de votos y de conciencias, con lucha frontal contra la corrupción y las candidaturas que reflejen una dinámica de maquinaria monetaria, ansias de poder, difamación, mañas y“palancas”.
La reflexión a la que quiero llegar es que hay una brecha generacional que se abre y debemos aprovecharla, ya que al estar en una región y nación joven, se convierte en un espacio de oportunidades y de creatividad, no podemos ser indiferentes a los tiempos que estamos viviendo. Somos nosotros los llamados a ocupar los puestos decisión del país para influir en los destinos de nuestro país, el verdadero impacto vendrá de un ejército de jóvenes empoderados, con una visión y proyecciónde la sociedad a largo plazo y con liderazgo real. Estamos viviendo un momento histórico a nivel nacional, con igual o mayor peso que se vivió en 1991 con la constituyente, nos adentramos a un post-conflicto intergeneracional y por ello, la invitación es a ser solución y no parte del problema.
Estamos ante la necesidad de conformar una Red Nacional de Juventud & Democracia a la cual te invito a participar, que se convierta en un camino para abrir campo al pensamiento, al análisis y a propuestas de jóvenes formados que defiendan la democracia con valores y principios, además el llamado es articular y aunar esfuerzos porque la responsabilidad y la deuda por el desarrollo de nuestra sociedad recae ahora en nosotros, los jóvenes.