Por: Sebastián Zapata Callejas
Indudablemente una de las conocidas fantochadas criollas son los episodios de “usted no sabe quién soy”, que -por lástima- se nos han vuelto en nuestra sociedad colombiana más comunes y repetitivos de lo que debería suceder en un contexto medianamente educado. Esto lo digo por el último y bochornoso escándalo mediático del supuesto ex candidato a Cámara de Representantes Hernando Zabaleta, cuando este propinó tratos despectivos, pedantes e irrespetuosos a una patrullera de la Policía Nacional en la ciudad de Bogotá, cuando la oficial solo cumplía con su deber constitucional.
Y si, afirmó en tono irónico lo de su candidatura, porque pese al haber contado con un aval para lanzarse a la Cámara por Bogotá, el abogado del ex contralor David Turbay obtuvo una paupérrima votación al Congreso, para ser más precisos, alcanzó menos de 500 sufragios en una ciudad que tiene 5.690.937 personas habilitadas para votar. Esto puede evidenciar en parte su poco poder de convencimiento, su minúsculo “don de gentes” y la nula capacidad cognitiva.
Igualmente, resulta paradójico que nuestro último “usted no sabe quién soy” alardee, por ejemplo, en sus redes sociales con su dinero y le haya expresado a la patrullera Karen Granadas que ganaba 20 veces más que ella, pero que actualmente posea deudas públicas por 5 millones 160 mil pesos correspondientes a comparendos de tránsito. Bueno, y ni mencionar que es bien incongruente que se jacte el señor Hernando de codearse con la clase política del país, pero su único episodio relevante conocido públicamente ha sido el humillar a una funcionaria pública.
Pero el problema como tal no es solo lo que pasó con Zabaleta, porque podemos citar otros acontecimientos de “usted no sabe quién soy”. Un caso muy recordado fue el de Nicolás Gaviria, quien a las afueras de un bar tuvo una confrontación con unos bouncer y un par de policías. Allí amenazó a estos últimos diciendo que los iba a mandar al Chocó. Así mismo, en otro video protagonizado por Gaviria, el señor le expresa a otros policías que no saben quién es él, les habla de su supuesto fuero diplomático, de ser integrante de la CIA, de ser sobrino de un ex presidente y los amenaza de enviarlos también a trabajar al departamento del Chocó.
Pero no solo en Bogotá están los “usted no sabe quién soy”. Otro episodio recordado es el del ex senador Eduardo Merlano, que en una madrugada de domingo del año 2012 y en plena ciudad de Barranquilla, no accedió en medio de un retén de policía a una prueba de alcoholemia amparándose en su calidad de Congresista; de hecho, ese día les preguntaba a los policías: “¿Cómo le van a hacer a un senador de la República una prueba de alcoholemia?” y les expresaba que llamaran al coronel de la Policía o a un superior, porque lo que estaban haciendo los agentes era una falta de respeto contra él como senador.
Así mismo, en Medellín se hizo viral hace un par de años la tan famosa pero mala acción de la joven Melissa Bermúdez, quien como buena “usted no sabe quién soy” discutió y retó algunos policías, obviamente les gritó airada que no sabían quién era ella, y hasta enfrentó físicamente a un agente de tránsito de la ciudad.
Ahora bien, se podrían citar muchos más casos de estos especímenes extrovertidos que hacen parte de la familia “usted no sabe quién soy”, pero lo que verdaderamente debe importar, más allá de señalar y reprender a todos los fantoches criollos que sufren tal patología, es saber en qué estamos fallando como sociedad para que se desarrollen estos comportamientos tan reprochables y dañinos. Sabiendo entonces cómo prevenir y atacar esas penosas conductas, podremos muy probablemente formar mejores personas.
Don Sebastián: el problema es de cultura. Por la misma razón que él señor mencionado pregunta si no saben quién es él, muchos de nosotros parqueamos donde está prohibido «porque no me demoro», o nos brincamos las filas «porque estoy de afán», o nos pasamos los semáforos en rojo, o llegamos tarde a las citas o no cedemos los asientos a quién los necesita. etc. etc.
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bna nota pero yo como ciudadano tambien quiciera q hagan un llamado a las patrulleras y patrulleros q no sean tan intrancigentes con los civiles . son unos arrogantes y pedantes y a ellos no les hacen una nota de estas, vaya a saber q hizo o q dijo esa patrullera.
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Chapeau! Mejor, imposible…
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