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“Sobornos son robos” Guy Debord: de izquierda a derecha, y de derecha a izquierda, se lee el palíndromo, en lo político con una mano u otra se sustraen los recursos públicos.
Así las cosas, cómo hacer la lectura de izquierda a derecha, y luego de derecha a izquierda?… De manera lenta y pausada al inicio, ya después de hacer este ejercicio de gimnasia mental varias veces, se gana en ritmo y fluidez. Entender al comienzo, que se puede robar con la mano derecha, o con la izquierda, y si se prefiere hacerlo a conveniencia con las dos simultáneamente, al parecer, es la premisa tácita del político a lo largo de la historia.
El comportamiento usual en el político, tiene rasgos semejantes al sociópata, quien distingue perfectamente entre el mal y el bien, y por lo general opta por obrar bien a beneficio propio, y mal en detrimento del bien común y la sociedad. El sociópata político, como el abogado corrupto, Malo: defiende sus intereses y el de reconocidos criminales, incluidos sus homólogos políticos, haciendo su labor al límite del marco legal, y transgrediendo reiterada y brutalmente los derechos de las mayorías, dejando secuelas de su abuso, pues conoce bien de la amnesia y alzheimer popular, y en casi nada le afectan los reproches y rótulos que otros le impongan, así lo llamen ladrón, corrupto, y le anuncien por los medios las trilladas investigaciones exhaustivas.
El robo a diestra y siniestra, es el pan de cada día en Colombia, y no solo se limita al actor político, lo hace el policía, el cura, el pastor, el soldado, el peatón, el abogado,… Las Cosas que pasan, como diría Piero en su canción, parafraseando el texto, y yo indiferente inconforme, me quedo sentado mirando pasar la historia de mi nación, siglo tras siglo sin solución.
La hemiplejía por la que abogan los seguidores de izquierda o derecha, inmoviliza al país, pensando y actuando con la mitad de sus capacidades, el cuerpo político agradece este fraccionamiento en el pensar y actuar, sabe que el país va hacia el estado vegetativo, y él se va a encargar de alimentarlo precariamente, hasta conducirlo hacia ese estado deseado, un estado de parálisis progresiva.
Es una lástima que el entretenido reggaetón, no aborde este tema para restregárselo al político en su cara, mentiras, es un comentario altisonante salido de tiempo y tono, y no se acompasa con el entretenimiento y divertimento del pueblo. Apuesto con mi moneda de dos caras, hecha a la medida, que el pueblo pierde otra vez, ya que no sabe dónde está la bolita, es un juego de manos, de prestidigitación, si no la ves al comienzo ni en la mitad, mucho menos al final, es necesario reconocer.