Escuchando una discusión de expertos del Banco Interamericano de Desarrollo, acerca del nivel de productividad y el crecimiento económico en América Latina, es claro que uno de los problemas más graves en Colombia es el enanismo empresarial.
El enanismo empresarial se refiere a una economía dominada en su mayoría por empresas medianas y pequeñas (PYME´s). Empresas que no tienen un crecimiento constante, que se quedan pequeñas por la dificultad del ambiente empresarial, financiero, de exportación o por elección propia, eventualmente les genera mayores utilidades o beneficios tributarios y salariales mantenerse como empresas pequeñas.
En el marco del enanismo empresarial colombiano, donde debería apuntarle las nuevas reformas en materia económica sería a incentivar, en mayor medida, el crecimiento empresarial que la mera generación de empresa. No obstante, la posible reforma tributaria planteada para este año tal parece que no le apunta a mitigar el problema del enanismo empresarial, sino que por el contrario podría mantenerlo o acrecentarlo.
La posible reforma tributaria que se avecina está empeñada en solucionar en el menor tiempo posible la situación en la que se encuentra el país en términos económicos, para lo cual le ha apuntado a la reducción de la evasión, modificaciones en la renta empresarial y de personas naturales y cambios en el IVA. Probablemente, la propuesta más polémica de la reforma tributaria consiste en que, en términos generales, se aumente el número de personas naturales que declararán y pagarán renta, paralelamente ofreciéndole beneficios o reducciones impositivas a las empresas. Dejando de lado que, uno de los problemas empresariales es la falta de consumo a consecuencia del incremento de impuestos a personas naturales en años pasados.
El objetivo dentro de esa lógica es aumentar el trabajo formal e incentivar la creación de empresa, una de las propuestas de campaña del presidente Iván Duque, no obstante, la cuestión radica en la potencialización y crecimiento de las empresas existentes más allá de la proliferación de nuevas y pequeñas empresas. En contraste, lo que promueve esta posible reforma es fortalecer aún más el enanismo empresarial, ya que en primer lugar la reducción de impuestos para las empresas no cuenta con un factor diferencial, es transversal para todas las empresas.
La reforma tributaria debería estipular que la reducción de impuestos para empresarios dependa del ritmo del crecimiento, a mayor ritmo de crecimiento -medido por el número de empleados, el valor de las ventas o el volumen de producción- mayor disminución impositiva. Lo cual implicaría que según el crecimiento anual con el que cuenten las empresas habrá mayores o menores beneficios tributarios, no sería un beneficio indiscriminado para todas las empresas. De tal manera que para crecer tendrán que subcontratar otras empresas más pequeñas. Dentro de esa dinámica se incentivaría la economía asociativa, el crecimiento económico del país.
Ahora, por otro lado, se ha propuesto, además de la posible reforma tributaria, una ley extraordinaria de reforma salarial, para contrarrestar en cierta medida el incremento impositivo que el gobierno propondrá hacer este año. El incremento en el salario mínimo traería como consecuencia un alza en la inflación. Para eludir esa lógica en donde inevitablemente se incrementará el costo de todas las cosas, este incremento salarial, al igual que los beneficios impositivos para las empresas, debería ser diferenciado y no transversal a todos los empleados.
En consecuencia, el incremento extraordinario del salario debería depender de la productividad de la empresa. Esta productividad estaría directamente relacionada con la productividad laboral del empleado. Los empleados estarían incentivados ser más productivos, ya que en la medida en que la empresa tenga mayor productividad, los salarios de los empleados se incrementarían. Estas posibles reformas, tributaria y salarial, podrían ser ajustadas con estos u otros condicionantes y complementadas con diferentes estrategias financieras y económicas que ayuden a fortalecer el desarrollo económico y no simplemente a solucionar los problemas de déficit fiscal.
Sin embargo, ninguno de estos condicionantes existe, supongo que como están la reforma tributaria y la ley extraordinaria de incremento de salario mínimo, planeadas hasta el momento contienen dos factores que sumados contribuirían a disminuir el poder adquisitivo de las personas, el primero corresponde al incremento de impuestos a las personas naturales, con lo cual disminuyen sus ingresos disponibles para el consumo y por otro lado la inflación creada por el incremento del salario mínimo, que en pocas palabras incrementa el costo de vida. Seguramente, la posible reforma tributaría mejorará el déficit fiscal e incentivará la creación de empresa, pero paralelamente los colombianos tendremos menos dinero entre el bolsillo y el país no mitigara el enanismo empresarial que nos aqueja hace años.
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