La importancia de las políticas públicas nació cuando estas se convierten en una herramienta fundamental para la materialización de las demandas sociales de la población. El Estado como orientador de la acción colectiva interactúa con múltiples actores tanto políticos y sociales para dar solución a una condición de interés colectiva, y es en esta situación donde las políticas públicas se vuelven una herramienta importante para dar solución a esta condición de interés.
Para que las políticas públicas sean eficientes y exitosas en su aplicación, deben contar con factores que ayuden a su correcta implementación dentro de la condición de interés que intente resolverse. Es aquí donde la gestión pública se vuelve un factor esencial para que el aparato estatal (entiéndase como instituciones, entidades y corporaciones adscritas al Estado) articule y coordine competencias entre los diferentes niveles del estado (nacional, departamental o local), con el fin de resolver la problemática pública.
Las diferentes fallas de gobierno presentes en la gestión pública generan que en muchas ocasiones se entorpezca la implementación de las políticas públicas a través de un resultado no satisfactorio para los beneficiarios de dicha intervención. Fallas como la falta de coordinación entre las diferentes dependencias territoriales dentro del proceso de formulación, implementación y ejecución de las políticas públicas conduce a resultados no deseados y no coherentes frente a los resultados que se quieren lograr.
Es por tanto que la política pública debe ser el resultado de una gestión cada vez más cercana a la ciudadanía, pues para que esta pueda ser eficiente y eficaz como instrumento de gobierno, debe contar con factores externos como decisiones políticas, económicas y sociales que favorezcan su desarrollo; y también con una gestión pública transparente y eficiente que permita la coherencia entre sus objetivos y resultados y un estado capaz de orientar las necesidades sociales y satisfacer las demandas de la sociedad.
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