Por: Juan David Escobar Cubides
No obstante, el ineficiente trabajo de algunos ministros, ha sido pertinente el esfuerzo del presidente Duque para impulsar su agenda nacional sin repartir mermelada legislativa. Y es que, por excelencia, la función del Congreso de la República radica en ejercer la labor de control al ejecutivo, sin exigir dádivas, prebendas, contratos, coimas, y, canonjías para aprobar los proyectos. Pero, infortunadamente, un sector relevante de nuestros “Padres de la Patria” pareciera desconocer, o peor aún, aborrecer su función natural. ¡Están sedientos de dinero y poder!
Aunque más allá de lo antecedente, lo grave del asunto es que, queramos o no, es un hecho objetivo que varios ministros se están rajando en su labor: la inexperiencia política, el desconocimiento, la inseguridad y, la ineficacia han permeado sus medianas gestiones. Entretanto, no se han adelantado los ajustes necesarios. Los ministros de las carteras más relevantes pecan por inocentes, otros por confiados: pareciere que algunos creyeran que servirle al país es semejante a dictar cátedra en una universidad, donde los involucrados son alumnos primíparos que desconocen la disciplina que están estudiando. ¡Vaya error!
Acá la situación es diferente porque en vez de alumnos novatos, a quienes toca capotear, es a un cardumen de congresistas feroces, altamente entrenados en el juego político. Además de estar ávidos de poder. Lo que les exige a los ministros contar con un nivel de probidad y eficiencia mayúscula para sacar avante la ambiciosa agenda nacional. Para la muestra un botón: se han hundido proyectos como la anhelada reforma a la justicia, las objeciones a la JEP, la conexidad de delitos sexuales con delitos políticos, la importantísima reforma política, y las leyes anticorrupción. La mayoría por errores de comunicación política y por imperdonables salidas en falso.
Ahora bien, creemos que parte importante de los proyectos anteriormente mencionados, eran menesteres fundamentales para retomar el rumbo del país. Sin embargo, muchos de ellos se hundieron por pura carencia de liderazgo. A la ministra Gloria Borrero le quedó grande elaborar una exposición seria sobre la necesidad urgente de adelantar una reforma al aparato judicial; y a la ministra Nancy Patricia Gutiérrez, la arrastraron hasta el abismo los líderes de la oposición ungidos en diversas colectividades. Todo se lo han hundido: ¡Hasta la conciencia!
El efecto es nocivo porque la crisis de gobernabilidad crece como una bola de nieve, en tanto algunos congresistas incendiarios planean, cada vez más, varios golpes contundentes para desestabilizar la gestión del Gobierno Nacional. Lo que nos obliga a preguntarnos: ¿Hasta donde vamos a llegar? ¿Qué ocurre que no se efectúan las modificaciones requeridas en los ministerios? ¿Por qué no darle la oportunidad a otros servidores probos que pueden hacerlo mejor?
Presidente Duque: La situación es precaria, continúe firme ante la negación de mermelada, pero realice los ajustes en su gabinete. ¡A estas alturas no estamos para pañitos de agua tibia!
Al primero que deben cambiar es al Presidente, por incumplir sus promesas electorales y ese cuentico que la crisis es por no repartir mermelada no se la cree nadie, la verdad es que se están indigestando los uribistas y conservadores con la melaza que tienen
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