Por: Juan David Escobar Cubides
Al país lo han gobernado durante más de 50 años los dirigentes tradicionales de siempre. Y no se ha presentado un cambio efectivo por consecuencia de dicha realidad.A los políticos les quedó duro reinventarse, y aunque muchos han tratado de reencaucharse, la tarea no les ha sido fácil.
La cosa es sencilla: «quien es, no deja de ser». Es así como comprendemos que, en esta coyuntura, los ciudadanos -cada vez más- están manifestando su animadversión e incredulidad frente a la clase política colombiana. A los politiqueros ya no les creen mucho y sus pretensiones día a día van cuesta abajo. Se les está acabando el reinado corrupto en el que se han enquistado, empero, ahora presenciamos a millones de colombianos altivos e indignados, diciéndoles a los de siempre: ¡No los queremos más!
Para nuestro beneplácito, todas las generaciones, bien sean los jóvenes, los de segunda y los de tercera edad reclaman un nuevo aire en la política, es decir, nuevas caras, nuevas ideas, así como propuestas sanas y refrescantes que logren satisfacer sus necesidades. Ahora sí es verdad que el constituyente primario se está encargando de implementar el anhelado cambio. Y en efecto, ello es lo que está ocurriendo con las elecciones regionales que se avecinan en este 2019.
Independiente del poder oscuro de las maquinarias y del dinero sucio que continúa comprando conciencias en las elecciones, encontramos a una gran proporción de jóvenes postulando sus nombres para aspirar a alcaldías, concejos municipales y asambleas departamentales, lo cual nos alegra sobremanera porque allí está reflejada la legítima intención de arrebatarles el poder a quienes lo han mal- utilizado para su propio beneficio. ¡El panorama es alentador!
Por esto consideramos un menester patriótico apoyar a esas juventudes decentes que están desproveídas de la influencia de las grandes maquinarias y de las mega estructuras para hacerse al poder. Debemos valorar el sano ejercicio democrático de las nuevas caras, como, por ejemplo, emprender un proyecto político a una gobernación, alcaldía, asamblea o concejo invirtiendo recursos mínimos, dado que se han propuesto derrotar el paradigma ordinario según el cual “para hacer política se debe contar con una fuerte chequera”. ¡Deplorable falacia!
Como bien decía el doctor Álvaro Gómez Hurtado: “Debemos volver a lo fundamental”. Tal cual, lo fundamental debe ser emprender un proyecto político sin tener que comprar voluntades y coaccionar a los electores. La competencia debe ser sobre lo superior y para ello es vital apoyar a quienes quieren cambiar los hilos de la patria, puesto que cuentan con la determinación para hacerlo.
¡Ha llegado la hora de las nuevas generaciones y de sus liderazgos!
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