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Gisela MatamorosPor: Gisela Matamoros/ Prof. Marta de la Vega.

Ante los hechos ocurridos en días recientes, a raíz del paro nacional del 21 de noviembre de 2019 y las movilizaciones que se han realizado a diario, en particular en Bogotá, es imposible no repudiar enérgicamente los actos de vandalismo, destrucción de bienes públicos que afectan a toda la ciudadanía, agresiones y violencia desatados por delincuentes infiltrados y encapuchados para esconderse de sus desmanes con rostro cubierto, en marchas que en su mayoría intentaron ser pacíficas.

Lamento profundamente que entre los extranjeros deportados ya van 60 venezolanos que fueron detectados por los servicios de inteligencia colombianos e identificados por sus actuaciones criminales para instigar desórdenes, caos y terror entre las familias colombianas. Estos malandros, que pretenden actuar con la impunidad a la que están acostumbrados en Venezuela son, sin duda, “fichas” del régimen usurpador y tiránico de Maduro y sus cómplices. Buscan desmoronar la confianza en los otros, el capital social más valioso para construir país, y así pisotean  el respeto hacia los que piensan distinto, transgreden normas y violentan la convivencia para amenazar la estabilidad de los colombianos de buena voluntad.

Amparados en el Estado forajido que es hoy Venezuela, estos desadaptados y resentidos que forman parte de colectivos al servicio del régimen ilegítimo que preside Maduro,  han sido enviados como embajadores de una nueva barbarie que pretende erigirse en paradigma, también en otros países de América Latina, para atacar la civilidad de nuestros vecinos. A Maduro y su camarilla militar civil no les basta con hundir aún más en la miseria moral y en el horror cotidiano nuestra maltrecha República martirizada, saqueada y destruida por la corrupción del régimen; también, pretenden extender a otros países, secundados por regímenes execrables de nuestra región y de otros hemisferios, todos los vicios del neopopulismo militarista, con la farsa siniestra del socialismo del siglo XXI, para acabar la democracia en los países latinoamericanos que luchan por profundizarla y consolidar sus instituciones, con progreso, bienestar social, equidad y justicia.

Hemos presenciado la expulsión de venezolanos que deshonran su país, para vergüenza de la mayoría de venezolanos decentes, que hemos llegado a Colombia y que agradecemos  haber sido acogidos con solidaridad, apoyo y una generosa intervención por parte de las instituciones del Estado y del gobierno del presidente Iván Duque, así como de diversos sectores colombianos que han abierto sus brazos y han brindado oportunidades laborales para paliar el sufrimiento y carencias graves de los que se han visto forzados, muy a pesar suyo, a emigrar por hambre, desempleo, colapso de los servicios públicos de agua, electricidad, infraestructura y del sistema de salud pública; ruina del aparato productivo y violaciones muy graves a los derechos humanos.

Expreso en nombre de Vente Colombia,  nuestro pesar por los numerosos heridos, por los muertos civiles y de la fuerza pública en estos días de disturbios y rogamos que se alcance una paz estable en Colombia, con amor, civismo y justicia, sobre todo con ley y orden. Deseamos que sean preservadas la cordura, la prudencia, la serenidad y la mesura en el ejercicio del monopolio legítimo de las armas por parte de las fuerzas de seguridad del Estado. Pedimos sinceras disculpas en nombre de los ciudadanos dignos de nuestra patria venezolana por la desazón e incertidumbre causadas por delincuentes que merecen, cualquiera que sea su nacionalidad,  ser sometidos al poder judicial con todo el peso de la ley.

Queremos poner de nuestra parte para frenar en seco la “brisita bolivariana” que azota a Colombia, y  que estos pésimos ejemplos de conducta antisocial por parte de venezolanos de malvivir no desaten una xenofobia indeseable y contraria a los principios y valores que enaltecen la democracia.

Fuerza, Colombia!!

@GiselaMatamoros

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