El país se mueve sin un rumbo fijo, sin saber exactamente cuál es nuestro norte, o cuales son los resultados que realmente quieren nuestros líderes. Podemos ver en la actualidad que el desempleo volvió a aumentar , esta vez la cifra llegó al 13 % . El presidente Duque firmó el inentendible Decreto 2365 de 2019 en el cual se busca aumentar el empleo juvenil, este dispone que los jóvenes puedan entrar sin experiencia a cargos de carrera o provisionales en el sector público.
Respecto al decreto mencionado, este cuenta con dos dificultades en su aplicación. Primero, la mayoría de cargos de carrera o de provisionalidad ya están ocupados y solo están disponibles los contratos por prestación de servicios, esos casos no los cubre el decreto. Segundo, es casi imposible enterarse de las entidades en las que se pueda aplicar para el cargo, es obligatorio tener a alguien adentro, lo cual los jóvenes siguen como la mayor “víctima” del desempleo.
Para colmo de males, es supremamente complicado crear empleo con la gran cantidad de condiciones que existen para poder contatar con formalidad, lo que resulta en que la gran mayoría de contratos sean por prestación de servicios y no por contrato laboral que es lo ideal.
Hasta hace poco entraron nuevas personas al gabinete ministerial, lo cual denota una medida del Gobierno para tener oxigeno ante la presión social. Presión social que no propone algo mejor para el país y que responde más a personas que a propuestas de Gobierno.
Un manejo de este estilo no va a traer buenos resultados al país. Al final las propuestas que se hacen nacen del populismo o de líderes que lo único que buscan es ganar votos, lavarse las manos y decir que cumplieron.
“Un político se convierte en estadista cuando piensan en las próximas generaciones y no en las próximas elecciones”, Winston Churchill. Por lo visto, en Colombia, tenemos escasez de estadistas. Me preocupa que las próximas elecciones se ganen con propuestas más populistas y el remedio sea peor que la enfermedad.
Al presidente le quedan poco más de dos años para terminar su mandato, debe retomar el rumbo, dejar de gobernar con extremo tecnicismo, no hacer política con lo popular sino con lo correcto y dar resultados, una alternativa que ayude a los colombianos a tener un mejor futuro.
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