‘Leña y Carne’ es una canción compuesta por el cantante español Álvaro Ruiz. Es el resultado de una conexión que va más allá de lo humano, una unión de dos seres que no tienen nada que ver, pero que a la vez sí tienen algo en común: los arboles y los seres humanos.
¿Cuéntame de tu nueva canción? Fue la pregunta con la que empezamos esta conversación, como una charla entre amigos. “Leña y Carne nació en el confinamiento. Yo estaba en mi habitación y al otro lado de la ventana había un árbol de naranjo, al verlo intente hacer una conexión entre dos seres que no tienen nada que ver pero que a su vez están compartiendo algo: el árbol y el ser humano. Yo miraba el árbol con admiración, con ganas de recuperar la libertad y poder encontrarme con los míos”, respondió Álvaro.
Todo el proceso de la canción, su composición, grabación y postproducción fue hecha desde la cuarentena y cada músico desde su casa. Fue un proceso gratificante pero difícil. “La grabación fue una experiencia agradable, cada uno desde casa, cada uno con las herramientas que tenía. El reto de lo que estamos consiguiendo, pero por otro lado la frialdad de no estar con tus compañeros”, además el cantante confesó que el nombre de su canción lo atribuye a que en España cuando dos personas están muy unidas se les dice “uña y carne”, pero en este caso es ‘Leña y Carne’.
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Álvaro es un joven compositor, guitarrista y cantaor de trincheras. Sevillano de pura cepa, estuvo cuatro años afincado en la capital, dónde comenzó su carrera como guitarrista de ‘El Kanka’, un cantautor de Málaga, España. A partir de ahí empezó su rumbo, sin caminos alternos, siempre enfocado en la música y junto a la guitarra que es su compañera fiel. “La guitarra es mi otro yo, es carne de mi carne, es parte de mí. Empecé con 9 años a interprétala, fue un capricho muy grande y gracias a eso tengo clara la idea de dedicarme al escenario”.
Álvaro tiene cinco guitarras, pero solo una es su favorita: ‘Rocío’. “Rocío es una de las personas más especiales para mí, aunque ya no estamos juntos es una de mis personas favoritas en la tierra”. Ella le ayudó a escoger la guitarra, juntos recorrieron varias tiendas y cuando Álvaro se sintió confundido, ella le hizo unos ejercicios de relajación. Él cerró sus ojos, meditó y entendió que esa era la guitarra que él quería y la bautizó con el nombre de quien lo acompañó a comprarla.
La composición es un arte que le corre por las venas. “A los 10 años yo ya estaba escribiendo tonterías; pero a los 16 ya era en forma. Tengo composiciones que jamás verán la luz, era un juego que escribía en recortes y servilletas, yo quería expresarme y lo hacía. Deben de estar en la casa de mi madre.”
De Colombia ama el ajiaco y la cumbia. Conoce Bogotá, Medellin, Villavicencio y el caribe. El folclor es su debilidad, le encanta el bullerengue, el pasillo y el porro, ritmos característicos del folclor colombiano.
Lee la entrevista con Moral Distraída aquí.
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