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Por: Daniel Mejía Lozano

El aguinaldo boyacense es el evento cultural más relevante de Tunja, la gestión de muchos mandatarios se ha medido desde esta tribuna, sin embargo, en el 2020 no habrá aguinaldo boyacense, se convirtió el carnaval en silencio, las prioridades cambiaron y la pandemia puso en evidencia las debilidades de muchos territorios que no tenían una mirada clara al futuro.

Mientras los índices de pobreza y hambre crecen desmedidamente en el país por el impacto económico generado por el covid-19, en medio de la incertidumbre de un virus que ha cobrado la vida de miles de colombianos, la alegría del realismo mágico se transforma en el confinamiento de la supervivencia, en un territorio que no estaba preparado para vivir esta locura.

Boyacá es un departamento que tiene profunda riqueza cultural e histórica. En los 123 municipios existen campesinos laboriosos que hoy se enfrentan a la crisis económica regalando sus productos en las vías nacionales.

El puente de Boyacá, que es uno de los mayores atractivos del departamento, este año no tendrá iluminación. Los recursos que se invertían en estos espacios serán destinados a los operadores turísticos que han sido damnificados por el aislamiento. Antes que subsidios ojalá se tecnificara este sector, porque la economía digital es una realidad de la que ningún lugar del mundo podrá escapar.

La pandemia hace evidente la carencia de oportunidades para los jóvenes en la tierra de la libertad, también la necesidad urgente de tecnificar el campo para que la utilidad de los productores no se quede en los intermediarios.

Sin duda alguna, los miles de millones invertidos en el FIC, Festival Internacional de la Cultura, y el aguinaldo boyacense, en esta ocasión, pueden tener un destino social y que realmente aporte valor en los escenarios más vulnerables de un departamento que tiene la riqueza enterrada en la tierra.

Esmeraldas, petróleo, carbón, caliza y el cobre son minerales que abundan en Boyacá, es necesario crear una generación de alquimistas para que estos se conviertan en oro y así impulsar la economía del país no solo desde el sector primario. La nueva economía exige una mirada diferente, inclusiva y real.

No me interesa el aguinaldo boyacense, ni las carrosas, mucho menos los conciertos que antes que fomentar cultura generaban desorden social. Me preocupa una generación perdida de jóvenes líderes que siguen pedaleando sin encontrar una meta clara con total ausencia de un gobierno departamental, que obedece únicamente a los intereses de un grupo de personas que buscan ser eternos en el poder en medio de la pobreza.

 @Daniel_MLozano

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