‘Quitar un arma y entregar un instrumento’, Ultrabeatman

Por: Daniela Niño

Dentro de los momentos tensos que vive Colombia, la música y las buenas energías siempre serán un rescate. Es por ello que Ultrabeatman, desde su música, manda el mensaje de quitar un arma y entregar un instrumento, dejar la violencia de lado y compartir lo que es verdaderamente importante.

“A mí no me gusta mucho meterme en cuestiones políticas, pero siento que desde la música se puede transmitir mucho. Yo considero que todos deberíamos ser más sensatos, la violencia no trae soluciones a nada, siempre genera más violencia y más crisis. Pero la música nos une, da energías y teletransporta, hay que utilizarla en estos momentos”.

Siendo los ‘Reyes de la Guaracha’, Ultrabeatman tiene el propósito de hacer música generando consciencia, de transmitir a su público la energía que transforma la música, que cambia emociones y que es capaz de convertir el peor de los días en un excelente momento.

Detrás de su personaje se encuentra un artista, productor y pionero del tropical tribal, siendo una fusión de la electrónica, un género internacional, y la salsa. De esta manera logran un sonido muy colombiano, pero que se puede compartir en el mundo. Así nació Guaracha Monumental.

En este estreno se integran diferentes instrumentos típicos del género, como lo son el piano, bongó, conga, timbales, bajo, sintetizadores, trombones y trompetas, un sonido que promete cautivar a todos. Todo con el objetivo de levantar el ánimo, de motivar a las personas a continuar, a llenarse de energía y de vibración. Esto no solo lo demuestra la canción, sino también su videoclip.

En la producción audiovisual se muestra a un grupo de personas que se ven tristes, pero a medida que transcurre el tiempo sus cuerpos se empiezan a mover al compás de los sonidos, pues los invade la alegría de la fiesta. Una imagen muy juvenil, moderna, cargada de luces y glamour que invita a bailar.

Recomendación musical:  El Diablo en Cueros de David Chebair: 

Mas allá de la tusa que representa la canción El Diablo en Cueros, este sencillo del artista David Chebair intenta expresar el dolor profundo que cualquier persona puede sentir en cualquier situación. Si lo trasladamos a la situación actual que vivimos en el mundo, la pandemia nos ha hecho ver el diablo en cueros en varios niveles, eso sin mencionar lo que ocurre actualmente en nuestro país. Colombia es un país lleno de tesoros que se desvanecen entre tantos escándalos de corrupción, tanta insensibilidad por parte de nuestros gobiernos y la misma indiferencia que como sociedad hemos tenido durante años, hasta ahora parece que estuviéramos despertando de un letargo que viene desde hace décadas. Ya hemos visto a ese diablo lo suficiente y ya no queremos verlo más.

«Cada uno de nosotros tiene un granito de arena en la solución de algunas partes, somos una cadena en la que cada individuo puede aportar desde su arte, su profesión, su personalidad, actuando con ética, dejando a un lado el individualismo, erradicando esa cultura de ‘ser abeja’, de pasar por encima del otro. Estoy convencido del concepto de que ‘el poder de uno es hacer algo’, y si queremos construir un mejor país, un mundo mejor, debemos comenzar desde adentro de cada uno y enfrentar esos demonios que no nos dejan construir un futuro mejor», expresa David.

Además, este sencillo refleja que la felicidad está en cada uno de nosotros, es interna; está en el amor propio, hay que ser felices en nuestro interior y, en la medida en la que logramos estar en paz con nosotros mismos, disfrutarnos, conocernos y dedicarnos tiempo para crecer, así mismo podremos compartir esa felicidad con los demás y multiplicarla. Es decir, en lugar de absorber la felicidad de una única fuente externa y efímera podemos tener la oportunidad de irradiarla.

En opinión de David, el apego es aferrarse a algo y no querer soltarlo, poseerlo. Siento que si entendemos que estamos en un viaje que se llama ‘vida’ y que todo lo que nos rodea es pasajero, comprenderemos que las personas que nos rodean son nuestros compañeros de viaje, no las poseemos y no somos sus dueños. Cada persona tiene unos aprendizajes distintos en caminos que se unen y se bifurcan a medida que ese viaje avanza.

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