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Por: Mr. Trouper (Sebastián Díaz López)
Colombia es un país muy bello, pero está lleno de mucho estúpido. Ejemplo de esto es la situación que se dio con la señora Martha Sepúlveda, la primera persona en Colombia a la que le iban a practicar la eutanasia sin ser paciente terminal, en vista de que no aguanta más los dolores que le ocasiona la Esclerosis Lateral Ambiotrófica (ELA), que padece desde hace casi tres años y que en los últimos meses la redujo tanto que apenas puede caminar.
Una vez su historia fue publicada por Noticias Caracol, realizada por un gran periodista como Juan David Laverde, se convirtió en noticia internacional, pues Colombia es el único país en América Latina en la que la eutanasia es legal y más aún cuando la Corte Constitucional extendió este derecho a una muerte digna a quienes padezcan “un intenso sufrimiento físico o psíquico” en julio pasado. Todo un acontecimiento para un país que vive en el cretácico en temas de derechos, y claramente este no iba a ser la excepción.
Es por eso que no sorprende que la IPS Incodol les haya notificado a Martha y a su familia a escasas horas de realizarse el procedimiento que ya no cumplía con los requisitos. La misma IPS que hace dos meses avaló el procedimiento por considerar la enfermedad progresiva y terminal.
¿A qué juegan? Y ni hablar del Ministerio de Salud y de la propia Corte. La primera diciendo que no conocían la sentencia, solo el comunicado como si le costara mucho a uno de los asesores del ministro, que ganan buen billete, comunicarse con la oficina de la magistrada Diana Fajardo y solicitarle la sentencia C-233/21; y de la alta corte que se empecina en seguir publicando inicialmente comunicados de prensa cuando marca una línea jurisprudencial, sobre todo en temas tan trascendentales como este.
Pero más allá de los temas secretariales que dejan de hacer, está de fondo la decisión de Incodol de cancelar el procedimiento, un tema que deja ver claramente que todavía hay una barrera en el sistema de salud que no permite que los derechos fluyan con normalidad, como expresó el Laboratorio de Derechos Económicos, Sociales y Culturales. Eso sin contar el tema religioso, respetable pero que en estos casos no vale.
Lo digo de otra manera, desconocimiento, burocracia e inoperancia de funcionarios sin mayores títulos que siguen postrados en cargos tan importantes en un mundo que cambia constantemente. Lo que hubiera sido una gran historia, que llegó abrir importantes medios de comunicación en el mundo, como el Washington Post, -¡por fin un buen titular proveniente de Colombia!- terminó siendo lo que casi siempre sucede en el país: una vergüenza mundial por culpa de tanto estúpido.
En vinilo: Para esta ocasión les dejo a When doves cry, un clásico de Prince de su álbum Purple Rain de 1985, que lo consagró como una auténtica figura del pop mundial. Ha vendido más de 22 millones de copias y para muchos es quizás el mejor álbum de la década de los 80s, solo superado por Thriller de Michael Jackson.
Y recuerden: ¡Amen, rían y bailen!