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Por: Diego Hernan Calderón Urrego 

Al escuchar “El Guavio”, la comunidad de inmediato lo asocia al proyecto hidroeléctrico y lo recuerda como uno de los casos más grandes de corrupción del país debido a los excesivos costos e irregularidades en su construcción, no obstante, el Guavio es una provincia compuesta por los municipios de Gachalá, Gama, Gacheta, Junín y Ubalá. Es una tierra que posee riquezas de yacimientos como el cobre, plomo, esmeraldas, hierro, yeso, petróleo, productos de gran atractivo para las grandes multinacionales que desean explotarlos y generar beneficios económicos.

La construcción del proyecto hidroeléctrico tuvo, entre otros aspectos, la necesidad adquirir varios predios a los habitantes de la región llegando inclusive a sumergir bajo las aguas la vía principal que conectaba a los municipios de Gachalá y Ubalá, perjudicando la conexión directa entre ellos, para lo cual y con el objeto de generar una compensación social, se acordaron varios compromisos entre la administración pública, el sector privado y la comunidad; sin que a la fecha hayan sido cubiertos. Esto generó una deuda social histórica para la región, en donde escasea la electrificación rural, donde las escuelas se caen de a poco, pero, sobre todo, donde las vías de acceso parecen caminos de herradura vistos solo en las épocas de la colonización española y no vías secundarias o terciarias del siglo XXI; que permitan a los campesinos competir y comercializar sus productos con el resto del país.

Estas razones y muchas otras fueron suficientes para que la comunidad de los centros poblados de Mámbita, San Pedro de Jagua, Soya del municipio de Ubalá, igualmente del municipio de Medina Cundinamarca y Santa María perteneciente al Departamento de Boyacá, tomaran la iniciativa de una manifestación pacífica de bloqueos de vías para impedir el acceso de los ingenieros de la empresa Enel Colombia a la Caverna de Máquinas de la Central Hidroeléctrica, a realizar los respectivos mantenimientos preventivos que garantizan la operación de las turbinas para la generación de energía que alimenta el sistema interconectado del país. Estas manifestaciones duraron aproximadamente 28 días, llamando la atención de los diferentes medios de comunicación escritos, radiales y televisivos, quienes le recordaron al país y a sus gobernantes la existencia de una pequeña porción de tierra llamada REGIÓN DEL GUAVIO.

Con el concurso del Gobierno Nacional a través del Ministerio del Interior y de Minas y Energía, las Gobernaciones de Cundinamarca y Boyacá, el sector privado y la comunidad, se lograron acuerdos concretos para mejorar la malla vial del área de influencia del proyecto hidroeléctrico. Estas incluyen la intervención inmediata de puntos críticos, el establecimiento de maquinaria permanente para atender emergencias, la elaboración de estudios y diseños para la pavimentación, la construcción de placas huellas veredales, entre otros.

Queda aún pendiente la intervención de la vía que conecta a los municipios Gachalá y Gama, propiedad de la empresa generadora de electricidad, y sobre la cual pesa una acción popular fallada en primera instancia a favor de la comunidad, bastará con esperar un poco más para que se falle en derecho y se le devuelva la dignidad social, ambiental y económica a la Región del Guavio.

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