En una época de celebración y festividades como está, vale la pena preguntarnos cómo cambiará la economía del país en el 2017, éste no es un interrogante menor, ya que América Latina y el mundo está viviendo un tiempo de crisis. La caída de los precios del petróleo, la inestabilidad política de varios países, el daño medioambiental, la rampante corrupción y la debilidad institucional son factores que nos dejan grandes retos y desafíos que enfrentar.
Entre estos desafíos, Colombia, al querer ingresar a la OCDE y estar en el club de los países “más ricos”, debe plantearse diferentes caminos para ser más competitivo en la región, diversificar su economía y a nivel interno lograr una mayor apuesta en infraestructura creando mejores escenarios para las empresas con el fin de atraer más inversión, como lo han venido logrando otros países que conforman la Alianza del Pacífico. Una de las barreras que debemos romper para crecer económicamente se dará mediante el alivio fiscal, ya que estamos entre los 11 países del mundo con una mayor carga tributaria y fiscal para los empresarios.
Por ello hoy, muchos expertos discuten si la Reforma Tributaria que esta semana es conciliada por el Senado y la Cámara de Representantes es estructural o no, si nos beneficia o no, pero considero que es bastante prematuro hablar de los efectos que tendrá la reforma en la economía nacional, ya que el tiempo lo dirá, pero si es propicio hablar de los temas relevantes que toca, su impacto y profundidad. Más aún, cuando esta Reforma Tributaria que debió tramitarse en el primer semestre del presente año -para nutrirla de mayor discusión-, se pasa en los últimos días a la fuerza.
Es vital conocer el alcance de esta Reforma Tributaria de iniciativa gubernamental, ya que los colombianos debemos tener la certeza si vamos a necesitar en el corto plazo otra nueva reforma que nos afecte el bolsillo. El hueco fiscal que busca tapar el Gobierno tras la crisis económica no puede ser excusa para dejar a la clase trabajadora del país cada vez más “clavada” con impuestos, tal y como se diría coloquialmente. La reforma tiene algunos puntos rescatables, por ejemplo, las mujeres -sin tocar el denominado sexismo- íbamos a ser afectadas con el pago de un IVA del 19% para las toallas higiénicas, tampones y otros elementos de aseo, pero una proposición logró tumbar este punto y mantener el IVA al 5% sobre estos productos, esto es un importante beneficio para todas.
También es importante, el punto que habla sobre la evasión, la cual se castigará con prisión entre 4 a 9 años (48 a 108 meses) para quienes evadan impuestos por un monto superior a los 172 millones de pesos (250 SMLMV) y una multa del doble de la afectación producida al erario. Serán responsables también las personas naturales que omitan el cobro del IVA y que se demuestre su intensión de retener el impuesto, serán penalizados. Ello, claramente atiende a una cultura que prefiere el castigo en vez de la prevención.
Ahora, el otro lado de la moneda muestra que la Reforma Tributaria afectará la canasta familiar de los colombianos de ingresos medios. Se gravará con un 19% la tecnología, el internet, la gasolina, habrá un tributo escalonado para el tabaco y las bolsas plásticas, y se mantendrá el 4 por mil; todo ello sin olvidar que vamos a pagar una paz costosa de un Gobierno que precisamente no ha predicado la mayor austeridad en los últimos años. La invitación es que desde cada uno de nuestros ámbitos de influencia ejerzamos una efectiva veeduría fiscal para corroborar que el destino final del gasto público cumpla su objetivo inicial. Los recursos públicos son sagrados, deben ir a construir mayores y mejores vías, escuelas, hospitales, universidades; a construir una verdadera paz, no deben llegar más a manos corruptas como ha venido sucediendo. Dependerá de la voluntad ciudadana y política, que entre todos como propósito en el 2017 combatamos frontalmente la corrupción y la erradiquemos de una vez por todas.
Este pais decepciona, nuestra realidad es disonante con los ideales de una sociedad justa, pacifica, transparente y culta.
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Efectivamente vamos a pagar una paz costosa después de un desgobierno derrochador en mermelada para
obtener favorecimiento de los otros poderes, como un Congreso dispuesto a aprobarle cuanto se le antoje,
a pupitrazo limpio. Los años venideros serán dificilísimos para los colombianos.
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esta no dijo nada , de nada pero nada
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Corruptocracia le quta autoridad moral al gobierno para esta reforma
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Los Colombianos No somos Bobos! Ahora se disparara la evasion, el uso de efectivo y las compraventas sin factura y en general el contrabando y la economia informal. Aquien le importa lo que el gobierno haga con los impuestos sabiendo que se los roban, por eso se justifica no pagarlos. Ese es el mensaje que envia el gobierno a la Ciudadania, es decir Cobro Impuestos a cambio de nada porque las arcas del estado son un saco roto que saquean los corruptos.
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Interesante artículo, pero muy discutible, En primer lugar porque considero que el ingreso a la OCDE necesitauna gran reestructuración de nuestro sistema educativo, implementado la educación terciaria y no un modelo de desarrollo económico, basado en la inversión y el consumo, que dado el “mal capitalismo salvaje” enseñado por tradición económica, van en contra vía del desarrollo sostenible que necesitamos con urgencia.
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