Francisco, el Papa Latinoamericano, llega a Colombia, en un buen momento. Su visita es de aquellas, que llegan a casa para dar oxígeno al pensamiento, para ayudar a comprender nuestra existencia desde otra mirada. Los colombianos necesitamos escuchar otros discursos, otras formas de leer nuestro presente, necesitamos otras figuras que inspiren nuestra vida. Por eso, creo que su visita trae nuevos aires que oxigenarán nuestro espíritu, por lo cual se requiere una especial apertura del oído y la necesidad de escuchar, simplemente escuchar.
Los discursos, producto de la polarización política, que cobran más fuerza en un año preelectoral, la desesperanza y creciente desconfianza que genera la sistemática corrupción en lo público, la falta de credibilidad frente al proceso de paz por parte de algunos sectores políticos, la tensión frente a la orfandad de los recursos naturales, nos hacen girar sobre una percepción negativa de lo que somos.
No obstante, lo anterior no son problemas imaginarios, son reales, más la percepción derrotista que tengamos sobre los mismos, no nos pone en actitud de cambio sino de desesperanza, y la desesperanza de un pueblo, es el arma más poderosa para quienes buscan sacar ventaja.
De ahí que, hoy más que nunca, los colombianos, necesitamos gestos, palabras, presencias que nos ayuden a renovar nuestro espíritu, a salir del anquilosamiento mental. Necesitamos reactivar nuestra fe en nosotros mismos, en nuestra comunidad, necesitamos acrecentar nuestro amor al enemigo, trabajar más por la reconciliación y el respeto a las diferencias.
La visita del Pontífice tiene un objetivo espiritual, y lo espiritual integra la vida social, cultural, política y ambiental de un pueblo. Por eso, su visita debe trascender la vida política del país, esto no quiere decir la vida de los políticos de turno, ojalá lo lograra; sino la vida de los ciudadanos, de quienes decidimos el destino del país que queremos tener.
La visita del Papa Francisco, con seguridad va a tocar la dimensión espiritual del proceso de paz y le dará un impulso importante, pues uno de los mayores componentes de estos procesos es la fe de las víctimas frente la no repetición, pero también la fe de los desmovilizados de cambiar su forma de vida y encontrar en el seno de la sociedad colombiana y de sus instituciones, una oportunidad para rehacer sus vidas, en especial para quienes crecieron y nacieron en un contexto de guerra.
La visita de Francisco nos ayudará a entender el espíritu auténtico de reconciliación presente en este contexto de paz duradera y justa. Porque como humanos entendemos que lo más difícil es perdonar, pero también sabemos que perdonar es sanar, es darnos y darle a la sociedad colombiana una segunda oportunidad.
Esta presencia nos ayudará a crecer frente a la reconciliación y valoración de los recursos naturales, nuestro ecosistema, a crecer en mayor conciencia sobre lo que debe ser defendible y lo que se debe proteger a toda costa, de cara a nuestra propia subsistencia.
Esperemos que esta visita que oxigena, nos ayude a enfrentar con coraje, la historia que escribimos cada día.
Sin duda, la presencia del Papa Francisco, pondrá a Colombia en los ojos del mundo, esto nos llena de orgullo y grandeza, pero también nos exige respuestas contundentes de cara al compromiso que tenemos con la humanidad y como ejemplo para muchas otras naciones. ¡Bienvenido Papa Francisco!
Como Católico esperaba con fé la visita del papa. Creía que Colombia la necesitaba…pero si viene a impulsar un proceso de paz espúreo contra el cual voté y a decirle a las víctimas que aquí no ha pasado nada…que los que mandan son los narcoterroristas…, que les agachemos la cabeza…que no necesitan devolver a los menores…que no era necesario entregar todas las armas…que no necesitan pagar nada ni pedir perdón, entonces me dejaste, columnista, como el pollo cuando le quiebran la nuca…
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Necesitamos ver la vida desde otro punto de vista que no sea religioso, las religiones tienen su discurso agotado, estan en el pasado con sus dogmas inventados y sus respuestas siempreconfusas, vagas y circulares para nuestras preguntas existenciales y de otras clases. Una educacion racional, intensa, honesta, decente y respetuosa, tiene mejores soluciones y mejores respuestas
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